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Día histórico para el Atlètic Sant Just. El modesto club del Baix Llobregat vive este miércoles, 29 de octubre, una jornada que quedará grabada para siempre en su corta pero intensa historia.

El club, que milita en la Lliga Elit Catalana —cinco categorías por debajo de Primera División—, se mide al Mallorca en la primera ronda de la Copa del Rey (20:00 CET). Un duelo entre "David contra Goliat", como repite su presidente y cofundador, Pep Palacios. "Los que juegan para divertirse contra unos profesionales", añade. 

El encuentro se disputará en el Municipal de L’Hospitalet, ya que el campo del Sant Just no cumple con los requisitos de la Federación Española.

Una circunstancia que el presidente lamenta: “Somos los pajaritos de la competición. Estamos muy orgullosos. Lo vivimos con toda la intensidad posible. Lo habríamos vivido con más si fuera en nuestro campo”. El club ha dado fiesta a los jugadores de los equipos inferiores para que puedan vivir esta cita histórica. 

Los jugadores del Atlètic Sant Just durante un partido FCF

3.000 espectadores

Aun así, nada empaña la ilusión. En Sant Just Desvern se respira ambiente de fiesta pese a las previsiones del tiempo.  "No nos ayudarán", apunta el presidente del club.

Eso sí, desde el club aspiran a reunir la mayor cantidad de personas. "Tenemos un campo donde hemos llegado a tener 1.000 personas. Hoy seremos unos 3.000. Nunca habríamos imaginado poder reunir a tanta gente para venir a vernos”, explica Palacios. 

Un partido histórico

El técnico del equipo, Conrad García, tiene claro el mensaje para sus jugadores: “Tenemos que ser valientes y agresivos, y eso no solo sin balón, sino también cuando lo tenemos. Es un principio y una determinación que tenemos como equipo”. 

El preparador reconoce que el Mallorca parte con ventaja —no solo por la diferencia de nivel, sino también por las dimensiones del campo de L’Hospitalet—, pero confía en la motivación de los suyos: “Es el partido más fácil de preparar porque correr lo harán seguro, dejarse la vida en el campo lo harán seguro, porque el nivel de motivación es altísimo". 

Un jugador del Atlètic Sant Just en una imagen de archivo FCF

El Sant Just afronta la cita con humildad, pero también con una determinación que resume su presidente: “A pesar de todas las sorpresas, debemos ser conscientes de que nosotros ya hemos ganado. Tenemos la obligación de disfrutar. El fútbol es imprevisible. Somos una escuela que ha educado con la competición. El objetivo es competir la máxima cantidad de minutos”. 

Un club nacido de familias

El Atlètic Sant Just nació hace quince años de una idea tan sencilla como poderosa. Un grupo de padres del municipio quiso crear un club donde el fútbol fuese también una herramienta educativa. “Es nuestro modelo de club, formativo, que crearon unas quince familias. Nuestros hijos nos han traído hasta aquí”, recuerda Palacios.

En su voz hay tanto orgullo como emoción. Lo que comenzó como un proyecto de barrio para formar a niños y niñas a través del deporte se ha convertido en un club referente en el fútbol base catalán, y ahora también en protagonista de una de las historias más bonitas de esta edición copera.

Sin fichajes mediáticos ni presupuestos grandes, los jugadores del Sant Just son amateurs, la mayoría con trabajos o estudios. La clave ha sido el trabajo constante: “No teníamos ningún objetivo, excepto trabajar bien. Ir temporada a temporada, picando piedra desde Cuarta Catalana. El verano pasado rozamos la Tercera RFEF”, explica su presidente.

El equipo durante el anterior partido de Copa del Rey FCF

Esa filosofía ha permitido al club ascender hasta la Lliga Elit, la máxima categoría del fútbol territorial catalán, y ahora medirse a un rival que juega en los grandes estadios del país.

Orgullo de pueblo

En Sant Just, la expectación es total. El municipio entero se prepara para vivir una jornada irrepetible. El capitán, Álex Palacios, hijo del presidente y testigo del proyecto desde el primer día, lo vive con emoción: “Es inevitable pensar en todos los jugadores, directivos y familias que han sostenido al club desde sus inicios. Ver al equipo llegar a jugar contra un Primera División es un orgullo.”

Para su padre, el reto va más allá del resultado: “Nuestra liga de verdad es otra. La resaca de esto no se puede contener. Disfrutar hoy, y mañana, pase lo que pase, tendremos que pensar en el Manlleu, nuestro próximo rival”.

La historia del Atlètic Sant Just no se mide solo en goles o ascensos, sino en personas, valores y comunidad. “Me da la sensación de que cada año encuentro la motivación. Empecé por mis hijos. No me planteo a corto plazo ningún cambio. Estoy muy orgulloso y me siento muy privilegiado de haber llegado juntos hasta hoy”, confiesa Palacios, con la emoción contenida.