El barrio del Gorg, en Badalona, vive una transformación acelerada. Lo que durante décadas fue una zona industrial junto al puerto se ha convertido en uno de los enclaves urbanísticos más ambiciosos de la ciudad.
Nuevas promociones residenciales, la apertura del canal que conecta el puerto con el centro y la llegada de servicios de alto nivel --como gimnasios boutique o guarderías privadas de precio elevado-- han cambiado por completo la fisonomía del barrio.
La mitad de vecinos, extranjeros
Ha sido el alcalde Xavier García Albiol el que ha asegurado en declaraciones a la prensa que “el 50% o incluso más de los vecinos del Gorg son extranjeros”.
Según los registros de compraventa de vivienda, alrededor del 10% de las operaciones realizadas en el Gorg durante el último año correspondieron a compradores extranjeros. Dentro de ese porcentaje, el 16 % son de nacionalidad rusa, mientras que el resto procede de distintos países europeos y de fuera de la Unión Europea.
Pisos de alto 'standing' en el Canal del Gorg de Barcelona
Compradores o residentes
Una posible explicación a la elevada estimación de la que hablaba el alcalde es que se refiera únicamente a las nuevas promociones de lujo, donde sí es posible que haya una mayor presencia de compradores extranjeros o de fuera de Badalona.
También cabe que muchos de esos propietarios no residan de forma permanente en el barrio, sino que sean inversores o usen los pisos como segundas residencias.
Del pasado industrial al canal del futuro
El canal del Gorg, todavía en fase de desarrollo, se ha convertido en el eje vertebrador de la transformación del barrio. Su apertura conectará la ciudad con el mar y el puerto deportivo, y las promociones que lo rodean se anuncian con un perfil de “residencial premium”.
Los precios de los pisos nuevos rondan los 320.000 euros en los casos más modestos, y superan con facilidad los 600.000 en los áticos o viviendas con vistas al canal. Son cifras por encima de la media de Badalona y similares a las de algunos barrios costeros de Barcelona.
A su alrededor se han instalado gimnasios de alto nivel, centros de estética, guarderías privadas y negocios orientados a un público de mayor poder adquisitivo.
Pisos de alto 'standing' en el Canal del Gorg de Barcelona
Un desarrollo lento
El canal del Gorg es uno de los proyectos urbanísticos más ambiciosos de Badalona en las últimas décadas. Concebido a principios de los 2000, el plan busca prolongar el trazado del puerto deportivo hacia el interior de la ciudad y generar un eje de vivienda y ocio frente al mar.
Sin embargo, el desarrollo ha sido lento y ha sufrido varios retrasos por cuestiones administrativas, cambios de gobierno y falta de inversión privada. La primera fase de urbanización se inició en 2019, y aún quedan tramos pendientes de finalizar.
Controversia
El proyecto forma parte del Plan de Transformación del Frente Marítimo, que abarca desde el puerto hasta el barrio de la Mora, y prevé combinar vivienda privada, espacios públicos y zonas verdes. Aunque el canal se ha presentado como un elemento de modernización, también ha generado controversia entre los vecinos, que critican la falta de equipamientos básicos y la escasez de vivienda asequible.
Asociaciones vecinales del Gorg y del entorno de la Salut han reclamado en varias ocasiones más transparencia sobre las promociones y una mejor integración del barrio antiguo con las nuevas construcciones.
Pisos de alto 'standing' en el Canal del Gorg de Barcelona
Entre la inversión y la gentrificación
La evolución del Gorg refleja una dinámica de revalorización urbana que combina inversión privada, regeneración del espacio público y cierta presión inmobiliaria. Expertos en urbanismo han apuntado en más de una ocasión que este tipo de procesos suele venir acompañado de una sustitución progresiva del vecindario tradicional por nuevos residentes con mayor poder adquisitivo --sean o no extranjeros--.
Lo que está claro es que el Gorg se ha convertido en un laboratorio de transformación urbana: del barrio obrero y portuario de hace apenas una década al enclave residencial que hoy se perfila como símbolo de la nueva Badalona.
