El desalojo del antiguo instituto B9 no ha supuesto el final de la problemática que durante años se concentró en este edificio municipal abandonado de Badalona.
Aunque desde el entorno municipal se rechaza que hayan surgido “nuevos focos” de okupación, lo cierto es que, tras la intervención policial del pasado miércoles, 17 de diciembre, la situación se ha fragmentado en varios escenarios que siguen afectando al día a día de barrios como El Remei, Sant Roc y ahora también Sant Crist y Montigalà.
Vecinos de la zona aseguran a Metrópoli que, más allá del debate terminológico, la percepción de inseguridad y tensión continúa, especialmente por la presencia de un elevado número de personas en espacios próximos al antiguo B9.
SIMSA: una ocupación previa que gana visibilidad
Uno de esos escenarios es la antigua fábrica SIMSA, situada en el entorno del B9. Según fuentes vecinales y conocedoras de la zona, la presencia de personas en este inmueble no es nueva, ya que se trataría de una okupación que ya existía antes del desalojo del instituto.
Desalojo del B9 en Badalona
Sin embargo, tras la expulsión del B9, la actividad en la nave ha ganado visibilidad y volumen, lo que ha incrementado la inquietud entre los residentes de los barrios colindantes.
Se trata de un espacio industrial abandonado --una antigua compañía eléctrica--, sin condiciones de seguridad ni de habitabilidad, cuya ocupación sigue generando preocupación.
Bajo la C-31: asentamiento a la intemperie
Otro de los puntos sensibles es el asentamiento improvisado bajo el puente de la C-31. En este caso, fuentes consultadas subrayan que no se trata de una okupación de un inmueble como tal, ya que no hay un techo ni una estructura cerrada, sino de un grupo de personas que duerme a la intemperie, en tiendas de campaña y refugios precarios.
Personas desalojadas del antiguo Instituto B9 de Badalona acampan debajo de la salida 210 de la C-31, en el barrio de Sant Roc de Badalona.
Desde el entorno residencial se admite que se está dando cierto margen de actuación debido a las bajas temperaturas y las lluvias de los últimos días, una situación excepcional que ha frenado intervenciones más contundentes.
Aun así, vecinos de El Remei y Sant Roc alertan de que la concentración de personas en esta zona mantiene viva la sensación de inseguridad.
Can Bofí Vell, un refugio temporal
El foco que sí se ha considerado nuevo estos últimos días es la okupación de la masía de Can Bofí Vell, donde más de una decena de personas se instalaron hace semanas.
El edificio había funcionado hasta abril de 2024 como albergue para personas sintecho, pero cerró tras dejar de financiarse su gestión.
Una okupación "orquestada"
En el entorno vecinal se apunta que esta okupación no habría sido espontánea. Según estas mismas fuentes, colectivos y entidades vinculadas al ámbito de la vivienda habrían tenido un papel activo, informando a los ocupantes de que la masía se encontraba vacía y promoviendo su uso como alternativa tras el desalojo del B9.
El hecho de que Can Bofí Vell esté alejada del antiguo instituto refuerza la idea de que muchos de los ocupantes no conocían previamente el espacio.
Tensión vecinal y margen temporal
La ocupación de Can Bofí Vell ha sido, además, el detonante de una reacción vecinal más visible, con protestas y episodios de tensión en los últimos días entre vecinos de la zona que rechazaban el nuevo asentamiento y los defensores de los migrantes.
Desalojo del B9 en Badalona
Sin embargo, la etapa del albergue ha parecido cerrarse, ya que la mañana de este martes, 23 de diciembre, las decenas de okupas que se mantenían en su interior han abandonado el recinto. Lo han hecho en un microbús proporcionado tras los acuerdos entre Generalitat y Ayuntamiento.
El Ventura Gassol, objetivo de okupas
Parecía que todo se iba acomodando, pero al mismo tiempo que se ponía el foco en el abandono de Can Bofí Vell, el Sindicat de Llogateres okupaba el antiguo instituto Ventura Gassol, en la avenida Mónaco de Montigalà.
Lo hacía en pro de los desalojados del B9, armando un gran revuelo en la zona que ha terminado con el éxito del dispositivo policial liderado por Guardia Urbana, que ha impedido la okupación.
La acción busca responder a la falta de alternativas habitacionales inmediatas, pero también ha encendido nuevas alarmas entre los vecinos.
Un pulso
Parece que la cuestión humana, por lo tanto, está quedando relegada ante esta especie de pulsos entre los que quieren hacerse con diferentes inmuebles vacíos de la ciudad y el gobierno municipal de Xavier García Albiol, que enarbola desde hace años la bandera contra cualquier tipo de okupación.
Mientras tanto, la presencia de personas en SIMSA y bajo la autopista sigue condicionando la convivencia en los barrios cercanos.
Negociaciones
Desde el Ayuntamiento se insiste en que la prioridad es no normalizar nuevas okupaciones y se intenta lanzar un mensaje de tranquilidad a los afectados. Las negociaciones con la conselleria de Drets Socials de la Generalitat continúan.
Los vecinos, por su parte, reclaman soluciones rápidas y advierten de que el problema del B9 no se ha resuelto, sino que se ha redistribuido.
Reubicaciones
Por el momento, este martes se ha iniciado un dispositivo de reubicación para las personas que acampan bajo el puente de la C-31.
Según fuentes del gobierno y de entidades sociales de Badalona, hay disponibles entre 60 y 80 plazas en diferentes recursos y equipamientos, y se espera que la operación se extienda durante las próximas horas y dure aproximadamente dos meses.
Personas desalojadas del antiguo Instituto B9 de Badalona acampan debajo de la salida 210 de la C-31, en el barrio de Sant Roc, a 20 de diciembre de 2025, en Badalona
Paralelamente, se ha decidido suspender definitivamente el dispositivo de acogida en la parroquia de la Mare de Déu de Montserrat, debido a la presión de vecinos del barrio y para evitar conflictos con la comunidad parroquial.
Una crisis desplazada, no cerrada
En definitiva, la realidad sobre el terreno muestra un escenario complejo: ocupaciones previas que persisten, asentamientos precarios tolerados de forma temporal y varios nuevos focos que ha encendido la protesta vecinal.
Para los barrios de El Remei y Sant Roc, el desalojo del B9 no ha traído la calma esperada. La crisis, simplemente, ha cambiado de forma y de ubicación.
