La Casa de las Alturas es, desde 1989, la sede del distrito de Horta-Guinardó, pero lo cierto es que este edificio, patrimonio de interés cultural, fue concebido para otros usos. La proyectó el maestro de obras Enric Figueres en 1890 sobre unos terrenos de la Sociedad General de Aguas como residencia del director de la compañía de aguas de ese momento, el ingeniero Nicolau Recúlez, aunque se utilizó básicamente para reuniones de la empresa. Dichos terrenos fueron expropiados de Can Baró para construir un depósito destinado a distribuir agua a Barcelona, que provenía del pantano de Dosrius (cerca de Argentona).

Es sin duda uno de los ejemplos más reconocibles del estilo neomudéjar en Barcelona, tan de moda en los últimos años del siglo XIX. El portal de acceso está cubierto por una galería porticada, y, en lo alto corre otra galería, ambas de estilo arabesco y muy trabajadas. La parte posterior del edificio tiene salida a un patio. Una parte de los terrenos donde se ubicó la casa se utilizaban como jardín y otra contenía viveros de diferentes tipos de plantas y de árboles, sobre todo frutales. La vegetación y el agua de alrededor de la casa fue la causa para crear un ambiente similar a los jardines granadinos.

CAN BARÓ

Pero ¿por qué se la conoce como la Casa de las Alturas? Por la estación de bombeo que se encontraba junto al edificio y que se encargaba de propulsar el agua hacia los depósitos situados en Can Baró. Este sistema permitió abastecer de agua a la población tras el crecimiento que vivió Barcelona al consolidarse el Eixample. Durante la Guerra Civil se utilizó como casa de colonias para los hijos de los trabajadores de Aguas de Barcelona y, más tarde, como sede del Instituto de Investigación Hidrológica.



El estado de conservación de la casa y los jardines a principios de los años 70 del siglo pasado dejaba mucho que desear. Las presiones vecinales para convertirlo en parque público surtieron efecto: el Ayuntamiento adquirió los terrenos y, en 1978, abrió las puertas el Parque de las Aguas. En 1984, el Consistorio compro la Casa de las Alturas y encargó su restauración y rehabilitación al arquitecto Víctor Argentí para convertirla en la actual sede del distrito de Horta-Guinardó.

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