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Barcelona esconde rincones que cuentan historias de otro tiempo, y uno de los más peculiares se encuentra en el distrito de Horta-GuinardóEsta estrecha vía conserva vestigios de una antigua forma de vida, con pequeños pozos y lavaderos que recuerdan la época en la que Horta era el epicentro de la lavandería de la Barcelona acomodada.

Es la calle de Aiguafreda. Muchas de las casas mantienen en pie los pozos y lavaderos que datan de siglos atrás, cuando servían para hacer la colada de las familias burguesas de la ciudad. Estos elementos arquitectónicos son un testimonio de la “industria de las lavanderas de Horta”, una tradición que, según cuentan, comenzó en el siglo XVII.

El auge de las lavanderas en Horta

En una Barcelona aún rodeada de murallas y con graves problemas de agua y espacio, las familias acomodadas optaron por enviar su ropa a lavar a Horta, donde el agua era más abundante.

Lavanderas de Horta lavando la ropa en una imagen de archivo / SALVEM L'ILLA DE LES BUGADERES D'HORTA

Esta práctica se consolidó con el tiempo, y ya a principios del siglo XVIII se contaban cerca de ochenta pequeñas industrias de lavanderas en la zona. Los lunes, las lavanderas recogían la ropa en la ciudad y la devolvían impecable cada sábado, después de un minucioso proceso de lavado que perduró hasta los inicios del siglo XX.

Una calle de acceso público y carácter privado

Aunque Aiguafreda pueda parecer una calle privada, en realidad su acceso es público. Sin embargo, se recomienda recorrerla con respeto, teniendo en cuenta que es un espacio habitado y que los vecinos merecen la misma tranquilidad que en cualquier otro hogar.

Aiguafreda, con sus pozos y lavaderos, sigue siendo un tesoro arquitectónico que conecta al visitante con la historia de una Barcelona menos conocida, pero llena de encanto y tradición.