Cuando no gobernaban la ciudad, los actuales dirigentes del Ayuntamiento criticaban que Barcelona cerrara sus cuentas anuales con superávit. Las críticas ahora le llueven al equipo de Colau tras presentar este miércoles el balance de 2016 con 97,5 millones de euros de excedente, si bien es cierto que el grado de ejecución es del 97,6%, uno de los índices más altos de las últimas dos décadas.

Todos los partidos de la oposición han criticado este remanente y han recordado que cuando el gobierno anterior, liderado por Xavier Trias, tuvo un excedente de 18 millones de euros, fue duramente atacado por quienes hoy mandan.

El consistorio propone invertir parte del superávit a reponer el remanente de tesorería para reforzar la liquidez tras haber pagado 70,7 millones a la sentencia del 1% sobre sueldos de trabajadores municipales, posibilidad que asegura que el prevé la normativa estatal para los ayuntamientos que no superan el endeudamiento permitido.

También destinará parte de estos 97,5 millones a inversiones financieramente sostenibles de acuerdo con el Decreto Ley 2/2014 --opción que ya contempló al elaborar el Presupuesto de 2017, que preveía superar la regla de gasto con inversiones vinculadas al superávit--, destinándolas a vivienda, la red de buses, puntos verdes y la transformación digital de la ciudad, entre otros.

El Gobierno de Ada Colau ha achacado a "las limitaciones de la Ley Montoro"--la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local (LRSAL)-- y a unos mayores ingresos de los previstos por el impuesto de plusvalías --36 millones de euros más-- este superávit de 2016, año en que registró un gasto total de 2.702 millones.

CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN

La portavoz adjunta del grupo Demòcrata de Barcelona, Sonia Recasens, ha tachado el superávit de "escándalo absoluto y una indecencia" dadas las necesidades de la ciudad y los barceloneses. Además, ha recordado las críticas de Janet Sanz y Ada Colau a Xavier Trias por finalizar el ejercicio con superávit. "¿Ahora qué dirán, cuando encima hacen un superávit mucho mayor y sí que lo guardan en el cajón?", ha añadido.

En la misma línea se ha mostrado el portavoz de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Coronas, quien ha criticado que el Gobierno de Ada Colau "ha preferido dedicar el superávit a los bancos y no a la gente" y ha aseverado que, "si antes la culpa era del Gobierno municipal, ahora es de Montoro".

Para el líder del PP, Alberto Fernández, la cifra "es fruto de la parálisis del proyecto de ciudad y de la falta de sensibilidad" de la alcaldesa hacia los barrios y la vivienda. Por su parte, la líder de Cs, Carina Mejías, considera el superávit "un despropósito, con la gran cantidad de necesidades que hay en la ciudad" y ha pedido "que se abra una reflexión para ver de qué forma se puede invertir de verdad el superávit en las necesidades prioritarias de las personas, pero que no sea un simple postureo.

EXPLICACIONES DEL GOBIERNO

El remanente de tesorería por gastos generales se ha situado en 156 millones de euros, con 753 millones en caja, y el pago de proveedores se mantiene y se sitúan en menos de 30 días, en concreto en una media de 29,8.

"Nos comprometemos a ver cómo poder invertir este superávit a políticas que beneficien a los vecinos", ha asegurado el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, que ha criticado que la liquidación de 2016 demuestra que debe modificarse la Ley Monotoro, porque ahoga a los ayuntamientos con limitaciones innecesarias dada la solvencia de sus cuentas, según él.

El segundo teniente de alcalde, el socialista Jaume Collboni, ha insistido en que el superávit "se explica por la mejora de la economía y las restricciones de la Ley Monotoro, de aplicación indiscriminada", y ha recordado que el superávit se ha registrado al mismo tiempo que el Ayuntamiento ha congelado impuestos y el precio del transporte público.