Si mañana fuesen las elecciones municipales, Ada Colau volvería a ganar los comicios con toda probabilidad. La conclusión se extrae del último barómetro municipal que elabora el Ayuntamiento de Barcelona, en el que se pregunta por la intención directa de voto de los ciudadanos (ergo, sin datos cocinados). Sin embargo, la mejora electoral que conseguirían los comuns (+0,5%), no les da margen a la tranquilidad. El acelerón que ha dado ERC puede hacerles sudar tinta en los próximos dos años. Después de engullir al PDeCAT, los republicanos van a por todas.
COLAU VS BOSCH, TRIAS K.O.
El respaldo de la ciudadanía al ejecutivo de Colau no tiene parangón alguno en los últimos años. Más de la mitad de los ciudadanos considera que la economía de la ciudad y la gestión que han hecho los comuns al frente del Ayuntamiento es buena o muy buena. Además, el 63% de los barceloneses aprueba a la alcaldesa (mientras que a medio mandato lo hacía el 54% con Trias).
De todas maneras, la mejora de la perspectiva electoral de los comuns no da lugar a la relajación. Bosch continúa siendo el líder municipal mejor valorado con un 5,3 (una décima más que Colau) y la intención directa de voto de los republicanos en la Casa Gran es la mejor de las últimas décadas. Si bien en 2015 el 6,6% de las papeletas llevaban sus siglas, ahora podrían ser el 14,5%. Un incremento que solo se entiende si se tiene en cuenta el desangre el PDeCAT. El equipo del ex-alcalde Xavier Trias solo recibiría el apoyo del 5,9% de los barceloneses.
EL PSC SALE REFORZADO; LOS PACTOS ALTERNATIVOS SE COMPLICAN
A los socialistas no les pasa factura restar en la sombra del Gobierno municipal. Todo lo contrario. Respecto a las pasadas elecciones, los de Jaume Collboni aumentaría un 0,2% la intención directa de voto y harían el sorpasso al PDeCAT y Ciutadans. Un incremento que resulta más relevante de lo que puede parecer, ya que el PSC se convertiría en la tercera fuerza política del consistorio. Eso sí, seguramente con el mismo número de regidores que las dos formaciones citadas anteriormente.
Ante un escenario donde los socialistas se muestran “satisfechos” con los resultados del barómetro, resulta más difícil de imaginar el tripartito que proponía Xavier Trias. Si ya de por si la coalición que sugería el exalcalde entre el PDeCAT, ERC y el PSC era complicada de llevar a cabo por sus evidentes diferencias ideológicas, los socialistas seguramente preferirán consolidar su relación con los comuns, antes de aventurarse con el equipo de Bosch y su estelada por bandera.
El barómetro avala la política de desgaste de los republicanos sobre el ejecutivo de Colau. Su discurso cada vez cala más entre los ciudadanos, aunque por ahora solo parece ahondar en el nicho de mercado que ocupaba la antigua CiU. El mensaje soberanista más duro y su discurso más transversal (o dicho de otro modo, menos ancorado a la izquierda), les sirve para empezar a coger el rebufo de Colau y restar al acecho de cualquier polémica que pueda envolver al ejecutivo.
EL PDECAT Y CIUTADANS, EN LA ENFERMERÍA
Los resultados del barómetro confirman el varapalo que se podría llevar el partido que gobernó la ciudad dos años atrás. Tal vez por falta de un líder claro; igual por la fagocitación que ha hecho ERC de su electorado más nacionalista. Xavier Trias como tal, todavía recibe el aprobado de los barceloneses y empata con un 5,2 con Ada Colau. Sin embargo, la maquinaria del partido parece restar averiada en boxes y solo un cambio de tendencia inmediato podría salvarles los muebles.
Ahora bien, quien no sale del atolladero es Ciutadans. Si bien en 2015 fueron tercera fuerza, ahora serían quintos (5,9%). Su líder municipal, Carina Mejías, es la penúltima en valoración con un 3,4, solo por delante del líder del PP Alberto Fernández Díaz (este obtiene un 3). De hecho, solo un tercio de los barceloneses sabe quién es Carina Mejías, aunque ella misma sitúa a su formación como el “único partido constitucionalista que es una alternativa real al gobierno de Colau”. Bajo su punto de vista, los datos demuestran la “consolidación” de su partido en el Ayuntamiento.
LA CUP Y EL PP SE DISPUTAN LA ÚLTIMA PLAZA
Antisistemas y conservadores tienen muy difícil continuar en la Casa Gran de cumplirse el estudio municipal. La CUP-Capgirem Barcelona no consigue sacar rédito electoral al azote permanente que lleva a cabo contra el ejecutivo de Colau y solo el 2,4% de los barceloneses les confiaría su voto. Y en el caso del PP... bien; todo el mundo sabe que el votante popular es propenso a esconderse en los sondeos. Sin cocina, la formación conservadora solo conseguiría el 1,2% de los votos (lejos del 5,3% que logró en los comicios de 2015).