Los concejales del Ayuntamiento de Barcelona han votado este viernes una propuesta de la CUP en la que pedía declarar persona non grata al rey Felipe VI y al resto de miembros de la Casa Real. El voto en contra de Barcelona en Comú ha evitado que prosperase la moción.

La votación se ha producido en la Comisión de Presidencia, Derechos de Ciudadanía y Seguridad y Prevención del Ayuntamiento de Barcelona. Los partidos independentistas, ERC, CUP y Demòcrates han votado a favor de la moción, mientras que el resto de partidos han votado en contra, entre ellos BCN en Comú, al que pertenece la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau.

Colau y el resto de sus compañeros de partido han votado en contra de la propuesta junto a los ediles del PSC, PP y C's. La CUP ha abandonado la Comisión tras la votación, en señal de protesta por la entrada en prisión de los presidentes de ANC y de Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.

REPUBLICANOS, PERO... 

El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, ha excusado la votación de su partido asegurando que BComú es "claramente republicana" pero, si apela a aflojar la tensión, deben evitar una propuesta que puede ir contra la voluntad de diálogo; y Carmen Andrés (PSC) ha asegurado que sería un paso más en la declaración unilateral de independencia (DUI).

La concejal de la CUP Maria Rovira ha asegurado que la monarquía es antidemocrática porque su raíz es aristocrática y porque es heredera del franquismo: "Está marcada por la cultura de la imposición", y ha reclamado la libertad de Sànchez y Cuixart.

Jaume Ciurana (Demòcrata) ha dicho que buena parte de la sociedad catalana ya no confía en la monarquía como árbitro y moderador, y la edil de ERC Trini Capdevila ha asegurado que Felipe VI es heredero del régimen franquista, mientras que Ardanuy ha dicho que falló a sus súbditos.

Para Carina Mejías (Cs), la monarquía no es una institución antidemocrática y ha defendido que los países "más avanzados de Europa" son monarquías parlamentarias; y Ángeles Esteller (PP) ha criticado que la proposición de la CUP tiene una visión ideológica y sectaria de la Casa Real.

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