Los carriles bici que proyecta el gobierno de Ada Colau se harán sí o si. Le gusten o no a los vecinos, a los comerciantes o al resto de grupos municipales. La concejal de Mobilitat, Mercedes Vidal (Barcelona en comú), lo ha dejado bien claro en la Comisión de Ecología, Urbanismo y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona: “No podemos votar a favor de parar”, como le han pedido de forma unánime y reiterada todos los partidos de la oposición presentes en la sesión.
Pero ni con esas, Vidal, que lo ha negado todo, ha conseguido impedir que prosperara una proposición del Grupo Municipal Demócrata (PDeCAT) que reclama echar el freno temporalmente a las vías segregadas para ciclistas que están generado rechazo, para alcanzar consensos. Pero de poco (o de nada) va a valer. Es de dominio público que el equipo de Colau rara vez respeta los acuerdos de las comisiones, amparándose en el reglamento municipal.
La nueva victoria (solo moral) de la oposición en bloque ha sido técnicamente inocua, pero ha dejado patente que Colau y sus comuns no es que estén solos al frente del ayuntamiento, es quieren seguir estándolo por los siglos de los siglos. Porque es evidente que piensan dar su brazo a torcer en ningún asunto del que hayan hecho bandera. Es lo que va a ocurrir con los carriles bici que están en marcha en la ciudad . Van a seguir ejecutándose, pese a quien pese porque en la campaña electoral prometieron construir 300 kilómetros.
PARAR MÁQUINAS PARA HACERLO MEJOR
El concejal demócrata, Jordi Martí, ha advertido a Vidal de que se está empecinanado en “priorizar los criterios cuantitativos por encima de los cualitativos”, aunque con ello despierte una animadversión generalizada. “Tienen que parar máquinas y hacerlo mejor, buscar consensos”, ha reclamado sin suerte Martí. El edil del PDeCAT ha puesto sobre la mesa que el gobierno de Colau ha cometido “errores” por no evaluar el impacto de sus proyectos, como la tala de árboles injustificada en el Turó Park que destapó Metrópoli Abierta.
Quien más claramente ha reprochado su actitud a Mercedes Vidal ha sido el concejal del Grupo Municipal de Ciutadans (Cs), Koldo Blanco. “Lamento que no rectifique”, le ha dicho Blanco. “Están actuando (el gobierno de Colau) con irresponsabilidad, imponiendo los carriles bicis en lugar de convenciendo a los vecinos”, le ha restregado el edil de Cs. Los carriles bici “se tienen que hacer bien, con cabeza”, ha insistido Blanco, y más cuando existe “cierta alarma social por la precipitación” con la que se están implementando.
El portavoz del grupo municipal de ERC, Jordi Coronas, ha incidido en que en la ejecución de los carriles bici “hay errores y carencias. Ha faltado la participación vecinal. No puede ser que los vecinos se encuentren un día con un carril bici en la puerta de su casa sin saber nada”, ha alertado el edil republicano. ERC ha transaccionado la proposición con el PDeCAT, introduciendo en el texto final el matiz de que “un carril bici, si es seguro, ha de implantarse aunque no tenga uso”, ha defendido Coronas.
NI CON VERSOS DE ANTONIO MACHADO
La edil socialista, Montse Ballarín, ha advertido al gobierno de Colau, que hacer los carriles bici “deprisa y corriendo y de espaldas a los vecinos afecta a la seguridad de los peatones y de los ciclistas” “El éxito de los carriles bici no se mide por los kilómetros construidos sino por su uso”. “Es el momento de pararse a pensar si se está actuando de forma correcta”, ha sugerido Ballarín. Pero su sugerencia ha caído en saco roto, pese a que la edil del PSC ha citado unos versos de Antonio Machado en su intervención (aquellos del “despacito y buena letra"), un poeta que es del agrado de Mercedes Vidal, y de la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz (BeC).
Pero la guinda más ácida la ha puesto el concejal del PP, Javier Mulleras, que ha acusado sin tapujos a Colau y a Vidal de promover “la cochefobia” con sus campañas de asedio al transporte privado, para el que “no ofrecen alternativas”. Mulleras se ha despachado agusto denunciando la existencia de “carriles bici fantasma, que no usan las bicicletas, que entorpecen el tráfico y que acaban generando 'bicifobia' entre los vecinos”. El concejal no adscrito, Gerard Ardanuy también se ha sumado al frente anti-Colau porque “un proceso coparticipado con los vecinos siempre mejora su aceptación”.
La proposición aprobada no se ha limitado a pedír que se detuviera la implantación de los carriles bici. También ha exigido al gobierno municipal que elabore un informe que analice el impacto negativo que la proliferación de viales para ciclistas está provocando en la red de transporte público, en concreto en los autobuses. El estudio técnico debería estar listo en tres meses. Otra cosa es que se elabore.