Empieza la cuenta atrás. Quedan 37 días para saber si el tranvía de la Diagonal, el que tiene que unir las lineas del Trambaix y del Trambesòs, se queda en papel mojado o si empiezan la colocarse los primeros raíles antes de que finalice el mandato de Ada Colau. El próximo 23 de marzo, el pleno municipal del Ayuntamiento de Barcelona tendrá que refrendar o rechazar la propuesta que eleve el equipo de gobierno de Barcelona en Comú (BeC). A poco más de un mes vista, no parece que la alcaldesa atesore los apoyos políticos necesarios como para que el proyecto prospere. Así que le va a tocar pisar a fondo el acelerador de la negociación si quiere alcanzar, con este agónico spring final, la meta de un consenso que no ha acuñado en casi tres años al frente del consistorio.
La comisión municipal extraordinaria de estudio para la conectividad del transporte público en la diagonal (o comisión del tranvía, para los amigos) ha concluido, valga la paradoja, sin conclusiones. Atrás queda un largo periplo con hasta 18 comparecencias de expertos de todos los colores y de informes técnicos contradictorios entre sí que ha conducido de regreso al punto de partida. “La conclusión de la comisión es que no hay conclusiones”, ha ironizado la concejal del Grupo Municipal Demòcrata (PDeCAT), Francina Vila.
En realidad sí que habrá un informe final del debate, que se adjuntará a los propuesta que BeC defienda en el pleno de marzo, pero este documento de cierre no pasará de ser “el sumatorio de las conclusiones de todos los grupos”, ha explicado el presidente de la comisión y concejal no adscrito, Gerard Ardanuy. O lo que es lo mismo, toda acabará en un compendio de argumentos a favor y en contra del tranvía del que no será posible sacar, objetivamente, nada en claro.
UN DECÁLOGO CONTRA EL TRANVÍA
Todo deberá jugarse a cara o cruz en la partida del plenario. El PDeCAT ya ha dejado claro que no está por la labor de ponerle una alfombra roja al tranvía. El grupo demócrata ha elaborado un auténtico decálogo de motivos por los que el tranvía no es la solución: porque no es rentable económica ni socialmente, porque no hay consenso técnico, porque es una inversión muy costosa que no tendrá retorno, porque se desconoce la demanda real del servicio, porque empeorará el tráfico en el Eixample, porque aumentará en números absolutos la contaminación durante 50 años o porque perjudica a la empresa pública TMB, por citar algunos. “Todas las mejoras que pueden atribuírsele al tranvía no son específicas, valdrían para cualquier tipo de transporte público que se priorizara”, ha constatado Vila.
El Grupo Municipal de Ciutadans (Cs) no ha desvelado cuál podría ser su la dirección de su voto en el plenario de marzo porque el proyecto les presenta serias dudas, como la respuesta de la Diagonal a la reducción de carriles, la financiación, la gestión, la recuperación de la concesión del Trambaix y del Trambesòs, si es en verdad prioritario... Pero pinta a que no habrá voto a favor ya que “el proyecto debe contar con un consenso político y social que no se ha alcanzado”, ha incidido el concejal de Cs, Koldo Blanco.
Las cábalas de Colau para que prospere el tranvía de la Diagonal pasan por seducir a ERC. Toda una proeza porque el grupo municipal republicano no parece estar por la labor. “El tranvía es una apuesta arriesgada”, ha reconocido el portavoz del ERC, Jordi Coronas. El portavoz ha criticado que lo que realmente busca la alcaldesa es “hacerse la foto del tranvía”.
Y del pleno de marzo, tampodo se fian. “Las votaciones simbólicas solo sirven para hacer titulares”, ha lamentado el edil republicano, quien además ha lamentado que todo el galimatías de las comisiones no ha sido más que “postureo para poner nerviosa a ERC. Pero el tranvía no se hará durante este mandato por la incompetencia del gobierno (de Colau) no por la posición de ERC”. Coronas ha advertido que su formación solo votará cuando conozca “el convenio con la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM,) el proyecto constructivo y una propuesta de modelo de gestión que no favorezca a un operador privado”. Casi nada.
UNA COMISIÓN QUE DESCARRILA
Más resolutivo aún ha sido el portavoz del PP, Javier Mulleras, cuando ha pregonado que “la comisión del tranvía ha descarrilado, no hay consenso político ni técnico”. Mulleras ha calificado de “falta de respeto” que el gobierno de Colau haya auspiciado una comisión “cuando la decisión ya está tomada y solo se buscaba el voto de determinadas formaciones para sacar adelante el proyecto”. El posicionamiento de los populares en el pleno será previsiblemente en contra, pues consideran que la unión de los tranvías “no es indispensable para pacificar la Diagonal, ni para reducir la contaminación ni para mejorar transporte público y puede provocar problemas de tráfico”.
En las antípodas políticas, el grupo municipal de la CUP también ha dado calabazas al tranvía. “No podemos admitir que el gobierno municipal haga inversiones a ciegas y que la gestión no sea 100% pública. No entendemos las prisas ni que se siga enriqueciendo a empresas privadas”, ha subrayado la líder cupaire, María José Lecha.
Pese al ambiente hostil, los comuns no tiran la toalla. “Ahora llega el momento de la política, de escuchar y de llegar a pactos”, ha señalado la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz (BeC). Porque tiene clarísimo que no hay más alternativa que el tranvía de la Diagonal. “Se trata de decidir cómo lo tiramos para adelante, porque hay voluntad de hacerlo posible”, ha subrayado Sanz justo antes de encomendarse al clavo ardiente que sea: “Tenemos 37 días para hacer posible una propuesta concreta”. Ya se ha consumido el primero.