La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha roto a llorar nada más terminar el pleno municipal en el que ha visto desmoronarse dos de los grandes símbolos de su mandato -la multiconsulta y el tranvía de la Diagonal- por falta de apoyos de los grupos de la oposición. Colau ha mantenido las formas durante el plenario (aunque ha estado más brusca que de costumbre) pero no ha podido evitar derramar unas lágrimas cuando ha atendido a los miembros de las entidades que defendían las dos preguntas ciudadanas de la multiconsulta: la remunicipalización del agua y el cambio de nombre de la plaza de Antonio López por el de Idrissa Diallo, un guineano que falleció en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Barcelona.
Las lágrimas de Colau han durado poco porque solo unos segundos después ha comparecido ante los medios de comunicación, prácticamente recuperada. Pero pese al varapalo recibido y la tristeza, la alcaldesa ha dicho que no se rinde: “No damos por acabada la multiconsulta”. Las palabras han sido muy bien recibidas por las entidades que promovían las preguntas y que han soportado estoicamente todo el plenario.
Ada Colau ha insistido en que la multiconsulta "ha de ser una realidad en la ciudad de Barcelona" y que por ello su ella y su gobierno seguirán "defendiéndola y trabajando en ella, porque el reglamento de participación sigue vigente”. Pero la alcaldesa no ha sido capaz de precisar cómo piensa hacer que el proceso participativo se reactive. Simplemente se ha encomendado a la confianza que tiene depositada “en los servicios jurídicos municipales” del Ayuntamiento de Barcelona.