Los CDR han puesto a Manuel Valls en su diana. Este martes han intentado boicotear un acto que había convocado en El Raval para desgranar su proyecto de ciudad. Mientras Valls se explicaba ante los medios de comunicación y varios vecinos interesados en su discurso, una cincuentena de personas, con banderas independentistas, han empezado a gritar lemas por los presos políticos y otras reivindicaciones soberanistas.

Poco a poco se han ido sumando otros colectivos, en una protesta que ha parecido orquestada, aunque la mayoría de participantes se identificaba sólo como 'vecinos' del barrio. Entre los asistentes al boicot, que al final han llegado a sumar unos dos centenares de individuos, estaba también el colectivo de 'putas libertarias', reivindicando sus derechos laborales. También se han dejado ver, entre otros, Lucía Martín (congresista en Madrid) y Eulàlia Reguant, concejal de de la CUP. 

"No me sorprende lo que ocurre aquí. Es la extrema intolerancia, lo que pasa en Barcelona y Catalunya. Pero eso no me parará, porque yo quiero ser el próximo alcalde de Barcelona, quiero hablar de los barceloneses y sus problemas. Lo que queremos es respeto y no esta intolerancia ", ha dicho el alcaldable, intentando hacer oír su voz por encima del estruendo de quienes protestaban por su presencia en el barrio.

NECESIDAD DE CAMBIO

Mientras ha podido hacerse a entender, Valls también ha reivindicado que "Barcelona necesita un cambio, recuperar su espacio público, seguridad, democracia y tolerancia. Estoy seguro de que vamos a ganar porque los barceloneses quieren eso. A mí, los insultos, silbidos y las amenazas no me dan miedo", ha remarcado Valls, que en su etapa política en Francia (ministyro del Interior y Primer ministro, además de alcalde de Ivry) acumuló, sin duda, experiencia al respecto.

Valls ha tenido que ser protegido por la policía / MIKI



Al acabar su discurso, en el que ha hecho referencia al "clima de intolerancia" que se vive en Barcelona, Valls ha saludado a las personas que le increpaban, las cuales han aumentado el ruido y sus gritos, mientras el político trataba de responder a las preguntas de los medios de comunicación.

CORDÓN POLICIAL

Finalmente, Valls ha podido salir de la plaza Salvador Seguí por la calle Sant Pau en dirección a la Rambla, mientras un cordón de agentes de la Guàrdia Urbana y los Mossos d'Esquadra le escoltaban.

Al inicio del acto había un par de patrullas de la policía local de Barcelona, a los que se han ido sumando más efectivos conforme aumentaba el número de manifestantes.

Ante el agravamiento de la situación, el candidato a la alcaldía de Barcelona ha llegado hasta la Rambla y, junto a su equipo electoral, ha entrado en la estación de metro de Liceu. Ha sido desde ésta que ha acabado abandonando el barrio, entre los gritos e insultos de los entonces ya casi dos centenares de personas que se habían ido sumando a la ¿improvisada? manifestación.

Esta es la segunda vez que Manuel Valls sufre el boicot de los CDR. Anteriormente, tras presentar su libro en Navas ante un auditorio lleno, el CDR del barrio le esperaba a la puerta de la sala para criticar su presencia y tuvo que ser escoltado por la Guàrdia Urbana mientras abandonaba el lugar en taxi.

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