El candidato de ERC, Ernest Maragall, ha irrumpido en la política municipal como un elefante en una cacharrería. Pero que nadie se alarme: no es por su torpeza, sino por las reacciones que provoca en sus adversarios y que, en ocasiones, carecen de base lógica. Pero hay una cosa que no se puede poner en duda: es el candidato que ha logrado enfadar a más gente de todos los que compiten: a los de ERC, a los de BeC, a los del PSC y a los del PDeCAT. Casi nada.
En las filas de Esquerra hay un sordo movimiento de base que apuesta incluso por boicotear la campaña de Ernest Maragall. Es cierto que en algunos sectores del partido le consideran un recién llegado (con el agravante de que hasta hace poco militaba en el PSC), aunque eso podría ser un pecado menor. Lo que más ha dolido a los militantes republicanos es que no contase con algunos de ellos para formar parte de las listas electorales.
“Es cierto que hay, por ejemplo, una dirigente que quería postularse, pero le hemos aconsejado que no lo haga, porque no tiene nada que hacer. Ernest tiene su propio equipo y sus propias preferencias y pasa de nosotros”, se queja un veterano militante de ERC a Metrópoli Abierta. En las bases ha sentado mal, por ejemplo, que el candidato eligiese a Elisenda Alamany, hasta hace poco en las filas de Catalunya En Comú Podem (CatECP), como su segunda en la lista. “¿Y los que nos hemos partido los cuernos durante años en ERC? ¡Es que no nos quiere ni escuchar!”, critican al candidato.
ENOJO DE LOS COMUNES
El enojo de las bases de ERC es sólo comparable al de los comunes por haber pescado en territorio de ellos. Porque a la fuga de Alamany se suma el hecho de que Joan Josep Nuet, también diputado de CatECP, concurrirá a las elecciones generales de abril como número 4 por la lista de ERC de Barcelona. Ello da pie a los comunes para arremeter contra los republicanos y acusarlos de “traidores” y de abonar el transfuguismo.
Un duro comunicado, los comunes reclamaron a Nuet que dejase el acta de diputado y acusó a “partidos como ERC o Ciudadanos, que están promoviendo el transfuguismo”. La líder de CatECP, Jessica Albiach, señalaba que “la política son principios, son valores, es ética y ellos, con esta práctica inmoral que habríamos de desterrar de la política, la única cosa que generan es desafección y rechazo”.
Desde Esquerra se defienden afirmando que “Alamany es ahora una diputada no adscrita, que no pertenece a ningún grupo parlamentario, y si tienen algún problema con ella, nosotros no tenemos la culpa. Y Nuet es el líder de un partido con el que hemos llegado a un acuerdo. Fue un pacto entre organizaciones”.
DARDOS DE SOCIALISTAS Y PDeCAT
Maragall, no obstante, también ha tenido la gran destreza de molestar a sus antiguos compañeros socialistas. Su hermano Pasqual fue siempre el cerebro, un gran genio político capaz de reinventar la realidad. Pero Ernest fue el gran genio económico al que la sombra política de su hermano mantuvo en la penumbra. Nadie conoce como Ernest las interioridades de la Administración. Pero ese bagaje la obtuvo cuando picaba piedra dentro del PSC.
Y la declarada intención de rechazar un pacto postelectoral de antemano con los socialistas ha sentado a cuerno quemado en las filas de su antigua formación. “Sabemos que ha hablado ya con Colau y tienen un pacto para gobernar juntos si suman”, afirma una fuente socialista a este diario.
Pero eso no está tan claro: comunes y republicanos se disputan a cara de perro ciertos nichos del electorado y ninguno está dispuesto a que el otro le tome la iniciativa. Desde las filas de ERC niegan ese extremo y apuntan a que Ernest Maragall sólo está dispuesto a formar un frente identitario con otros partidos independentistas o, al menos, que estén “a favor del derecho a la autodeterminación”. Pero deja en la cuneta al PSC “porque apoya el juicio y es uno de los integrantes del pacto del 155”.
A pesar de esas disculpas, desde las filas del PDeCAT no se lo acaban de creer y por eso son otros de los más enfadados con el republicano. “Maragall está diseñando un nuevo Tripartito en el Ayuntamiento. Si le llega con Colau, gobernarán los dos juntos, aunque con la anuencia del PSC en muchos aspectos. Y si no, será un gobierno a tres entre ERC, PSC y comunes”, señala una fuente posconvergente.
Acusan desde esta formación al candidato rival de decir una cosa en privado y otra en público. “Rechazó una candidatura común que nos podría haber beneficiado a ambos porque su intención es crear un frente de izquierdas”, acusan desde el PDeCAT. Pero desde Esquerra lo desmienten tajantemente. “Ya veremos cómo quedan las correlaciones de fuerzas el día después de las elecciones. De momento, ERC ha apostado por su estrategia de siempre: por separado obtenemos muchos más votos que yendo juntos y por eso hemos rechazado listas comunes. Que cada cual cuide su casa y ya nos encontraremos en el camino”. Pero eso no quita que también sus colegas indepes estén sumamente cabreados con el candidato a la alcaldía.