Barcelona se prepara para las elecciones municipales más importantes desde la restauración de la democracia en España. Las tensiones del proceso soberanista y la mala gestión de Ada Colau han penalizado a una ciudad que precisa un cambio profundo a partir del 26 de mayo.
Los sondeos auguran un consistorio muy fragmentado. En el actual, hasta siete formaciones políticas tienen representación en el Ayuntamiento de Barcelona: Comuns, CiU, Ciutadans, ERC, PSC, PP y CUP. Las dos últimas no lo tendrán fácil para revalidar los resultados de 2015 y todo parece indicar que VOX no llegará al 5% de los votos.
Ningún partido tendrá mayoría absoluta. Y tal vez se precisen tres formaciones para sumar 21 de los 41 concejales del consistorio barcelonés. Colau ya ha dicho que quiere un gobierno de izquierdas y se deja querer por ERC y PSC. También por la CUP. Maragall, el teórico gran favorito, deberá decidir si prefiere tener a Colau de aliada o a Junts per Catalunya.
LAS NOVIAS DEL PSC
El PSC asume un papel de centralidad. No le faltan novias, ni por la izquierda ni por la derecha. Manuel Valls, por su parte, ya ha dicho que quiere un pacto constitucionalista en Barcelona para acabar con el independentismo y el populismo de Colau.
Junts per Catalunya difícilmente entrará en el juego de los pactos. Artadi ha cargado contra Maragall, pero sobre todo ha recalcado que nunca llegará a acuerdos con Colau, a quien acusa de los problemas actuales de Barcelona. Sobre todo, en materia de seguridad.
El PP no oculta sus preferencias por Valls y la CUP priorizaría un posible pacto con Colau.