Albert Batlle (PSC) es el concejal más mediático del segundo gobierno de Ada Colau. El quinto teniente de alcalde de Seguridad y Prevención gana protagonismo con sus redadas al top manta en una Barcelona convulsionada por tanta inseguridad. “De momento se trata de mera gesticulación, pero con una alta carga simbólica”, recalca una persona próxima a Batlle. Sus éxitos, curiosamente, suscitan muchos recelos entre los comunes, reacios a medidas policiales contundentes.

“Batlle no ha cambiado. Su receta para combatir la inseguridad es la misma ahora que hace un año, cuando estaba más alejado de la política municipal”, insiste la misma fuente, convencida de que su política de mano dura puede generar algunas tensiones entre los comunes y los socialistas, socios de gobierno en Barcelona.

AFECTADOS POR EL TOP MANTA

Las primeras medidas de Batlle, ex director general de los Mossos y gran conocedor del funcionamiento interno del Ayuntamiento de Barcelona, han sido muy aplaudidas por amplios sectores de la sociedad. Este miércoles, la Plataforma d’Afectats pel Top Manta ha enviado una nota en la que agradece “el operativo iniciado esta semana y que ha permitido recuperar el espacio público de las zonas portuarias de la ciudad”. “Después de tres años de exigir el cumplimiento de la ley, celebramos que el Ayuntamiento de Barcelona por fin haya liderado la coordinación de las distintas administraciones responsables”, añade en su comunicado. La plataforma espera que las medidas disuasorias tengan continuidad.

Comerciantes y restauradores, muy críticos con Colau, confían en la gestión de Batlle para revertir una situación calificada de “insostenible”. En cambio, desde la izquierda radical (sobre todo la CUP) y desde el Sindicato de Manteros están muy molestos con las medidas del nuevo responsable de seguridad. Estos grupos presionan a la alcaldesa para que relaje sus medidas contra el top manta.

Los manteros protestan contra los dispositivos policiales



CINCO HOMICIDIOS EN JULIO

Según datos del Ministerio de Interior, en Barcelona se cometen más de 500 delitos diarios. En julio, la capital catalana ha vivido un mes trágico, con cinco homicidios de los 12 registrados en 2019. El malestar de los vecinos ha subido de tono en las últimas semanas y en la capital catalana se han activado varias patrullas ciudadanas, muy críticas con la gestión de Colau, para combatir el crimen. Cuentan con el apoyo de muchos vecinos, sobre todo Salvalona, y Batlle ya ha anunciado que las perseguirá porque son “inadmisibles”.

“Desde la aparición de Salvalona, el gobierno municipal se ha puesto las pilas”, argumenta Tito Álvarez, portavoz de la plataforma conocido por su liderazgo en la lucha del taxi contra los VTC. Otros, como Eliana Guerrero, se dedican a perseguir a carteristas que se disponen a actuar en el metro.

LAS PATRULLAS URBANAS

Colau y los comunes, muy preocupados por la proliferación de las patrullas urbanas, son conscientes de que su política de seguridad suscita un gran rechazo. La alcaldesa, no obstante, prefiere hablar de “problemas puntuales” y ha responsabilizado a la Generalitat por no destinar más Mossos en Barcelona. Poco ha dicho, sin embargo, del malestar de la Guàrdia Urbana.

La policía local de Barcelona, según ha podido saber Metrópoli Abierta, aplaude la elección de Batlle como nuevo responsable de seguridad.

Ada Colau y Jaume Collboni, durante la presentación del pacto de gobierno



COLAU Y LA GUARDIA URBANA

Los elogios a Batlle incomodan a Colau y uno de los suyos, David Llistar, director municipal de Cooperación, ha calificado de fake news un estudio de Pimec sobre las consecuencias de la venta ambulante en Barcelona. Los socialistas saben que la seguridad es un tema muy sensible y, privadamente, asumen que el actual gobierno municipal deberá superar muchas suspicacias. Jaume Collboni, líder del PSC en Barcelona, busca la máxima complicidad con la primera edil. “El pacto de gobierno no fue fácil. Muchas tensiones siguen abiertas y los éxitos policiales de Batlle molestan a los comunes”, remarca una persona que conoce muchas interioridades de la negociación.

Colau nunca ha sido bien vista en los Mossos ni en la Urbana por sus reticencias hacia las medidas policiales para luchar contra los delincuentes y el crimen organizado. Gala Pin, ex regidora de Ciutat Vella, asumió que su receta era errónea al final del anterior mandato y confesó: “Hemos aprendido que la policía es imprescindible en Barcelona”. Ahora, las medidas contra el top manta son celebradas por muchos barceloneses, pero los elogios a Batlle irritan a Colau.

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