Algo huele a podrido en el Ayuntamiento: más de 1,5 millones de euros gastará del erario municipal la alcaldesa, Ada Colau, para gestionar varios centros sociales en el distrito de Nou Barris. Este gasto se ha canalizado a través de dos concursos, que curiosamente los ganó la misma empresa. El 24 de octubre, el Ayuntamiento adjudicó un primer contrato por un monto total de 907.945 euros para la gestión del Centre Cívic Zona Nord, el Casal de Barri Torre Baró y el Casal de Barri Vallbona.

Pocos días después, el 31 de octubre, Coalu adjudica otro contrato de casi 680.000 euros para los servicios de promoción cultural y de ocio en el Espai Jove Les Bases, de la zona del Guinardó, una de los barrios donde más apoyos cosechan los comunes. El concurso se adjudicó el pasado 31 de octubre, es decir, hace menos de una semana, porque desde el consistorio se consideró que el contrato “es necesario para el desarrollo de la actividad y las competencias municipales que tiene el distrito de Nou Barris hacia la cultura y la participación”. Ambos contratos fueron adjudicados a la compañía Transit Projectes.

RELACIONES POLÍTICAS

Esta empresa fue creada en 1990 y tiene como administrador único a Ángel Mestres. También está vinculado a la misma Xavier Puig Santularia, director del Centre d’Estudis i Projectes Socials y actual vicepresidente del Consejo General de Colegios de Educadoras y Educadores Sociales, que es también presidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales del Tercer Sector Social de Atención a las Personas y de la Asociación Empresarial de la Iniciativa Social de Cataluña. Asimismo, es miembro del Consejo Asesor de Políticas Sociales y Familiares de la Presidencia de la Generalitat.

Mestres, no obstante, es un antiguo cargo del área de Cultura del Ayuntamiento. En éste coincidió con Jordi Martí, exlíder del PSC luego pasado a las filas de los comunes. Martí fue precisamente gerente municipal hasta el pasado mes de junio… y el jefe directo de Mestres en el consistorio. Las concomitancias políticas son inevitables en esta extraña operación de adjudicaciones millonarias a empresas de licitación única y con extrañas cláusulas excluyentes.

LAS EXTRAÑAS CLÁUSULAS

Porque llama la atención, no obstante, los filtros puestos por el Ayuntamiento a la hora de plantear el concurso público. Para empezar, respecto al primer contrato, el volumen de negocio de la empresa adjudicataria había de ser de, como mínimo, un millón y medio de euros en cualquiera de los tres ejercicios anteriores al del contrato actual. En el segundo contrato, esta cifra queda reducida a un millón.

No es la única condición: el adjudicatario había de demostrar también que en los últimos tres años ha ejecutado trabajos similares al del concurso (es decir, haber llevado programas socioculturales dirigidos a jóvenes en administraciones locales) por un mínimo de 920.000 euros en lo que respecta al primer contrato. Esta cifra se reduce a 695.000 euros en el segundo. En realidad, esta cláusula restrictiva va destinada directamente a excluir a todas aquellas empresas nuevas que quieran licitar en este terreno, garantizándose el Ayuntamiento un perfil determinado de la empresa a la que finalmente se adjudica el concurso. Y, para rematar, exige determinada titulación y experiencias de trabajo de 3 años a los técnicos que participen en el objeto del contrato, condición de ambos contratos.

UNA ÚNICA CONCURSANTE

Con estas draconianas condiciones, sólo pasó el filtro una empresa: Transit Projectes, que se llevó el gato al agua. El primer contrato, fue adjudicado por 907.945,40 euros, cuando el tope máximo estaba en 921.058,10 euros. El segundo contrato se lo llevó con una cifra de 679.399,17 euros, cuando el techo de licitación estaba en 694.011,61 euros. En otras palabras, resultaron ser unas ofertas muy ajustadas al precio máximo que había puesto la Administración. A pesar de ello, y para quedar bien, en el acta de adjudicación, los responsables municipales hicieron constar que se adjudicaba el contrato a Transit Projectes “al ser considerada la oferta más ventajosa por el precio”. Lógico. Ninguna otra había competido para llevarse los concursos.

¿Qué deberá hacer la empresa para llevarse tanto dinero? En el pliego de prescripciones técnicas del concurso de los casales de barrio, se especifica que estos centros son un “punto de referencia de los programas municipales de servicios a las personas y un canal de acceso a programas culturales y socioculturales, así como a iniciativas para el fomento de la vida asociativa y la participación ciudadana”.

El objetivo es, pues, desarrollar actuaciones que fomenten la práctica sociocultural del conjunto de la población, hacer de la cultura un instrumento para promover la organización colectiva y la integración y ofrecer espacios que colaboren en la articulación y cohesión social del territorio. También ha de “desarrollar acciones que fomenten la práctica sociocultural del colectivo joven de la Zona Norte, posibilitar el acceso y estimular el consumo de bienes sociales y artísticos de este colectivo, así como desarrollar proyectos de apoyo a la creación cultural”.

UN ESPACIO PARA JÓVENES

En el informe de necesidad redactado por los técnicos municipales para el Espai Jove Les Bases, se explica que “este espacio tiene como misión ser un servicio sociocultural con actividades de apoyo a las iniciativas de formación e inserción ocupacional para jóvenes, actividades para el tiempo libre y el ocio creativo, promoción del asociacionismo juvenil y la promoción cultural abierta al resto de públicos en el territorio”.

Ada Colau sonr´ie en un míting de los comunes



En el pliego de prescripciones técnicas se especifica también que el contrato servirá para ofertar espacios e instalaciones que permitan que el equipamiento juvenil se convierta en referencia tanto territorial como ciudadana para las actividades de promoción cultural, social y juvenil de iniciativa municipal, así como ofrecer infraestructuras, servicios y apoyo técnico a iniciativas de formación ocupacional, potenciar la existencia de espacios de relación, encuentro y ocio para posibilitar la integración social, posibilitar el acceso y estimular el consumo de bienes sociales y artísticos, desarrollar proyectos de apoyo a la creación cultural y colaborar en la articulación y cohesión social del territorio.

En ese centro, los jóvenes de Nou Barris (y especialmente los del Turó de la Peira, Vilapicina y Can Peguera) podrán tener no sólo una sala de actos o espacio polivalente que puede convertirse en una sala de música, sino dos espacios equipados con aparatos informáticos donde poder realizar talleres, cursos o recibir formación teórica. También dispondrán de una pequeña sala de encuentro y una terraza exterior de 360 metros cuadrados como espacio complementario.