De símbolo okupa a pisos de lujo. La Carbonería, el edificio que se postula como el más antiguo del Eixample barcelonés diseñado por Ildefons Cerdà, ha iniciado las obras de transformación para convertirse en una finca de alto standing. Los trabajos han empezado este mes de noviembre y acabarán en algo más de un año. La finca, de 1864, forma parte del catálogo de patrimonio de la ciudad y la constructora no puede ni derribar el inmueble ni cambiar la volumetría, explican fuentes municipales.

Las vallas metálicas de las obras ya rodean el edificio de la esquina de Comte d’Urgell con Floridablanca. En el interior ya se puede ver a grupos operarios trabajando. La Carbonería es propiedad del fondo de inversión Leasing LWP Spain SL, una filial del banco Crédit Agricole, que adquirió el edificio a principios de 2017. Metrópoli Abierta ha intentado sin éxito obtener, por parte de Leasing LWP Spain SL, los detalles de la futura promoción inmobiliaria. Ha sido el Ayuntamiento de Barcelona quien ha confirmado que la licencia concedida es para llevar a cabo una remodelación integral y destinar el edificio a pisos.

El expresidente de Sant Antoni Comerç, Vicenç Gasca, expresa el importante paso que supone la remodelación de la finca, “una de las primeras del Eixample”,  para el barrio de Sant Antoni. “La rehabilitación de los pisos es una buena señal”, añade Gasca, que también expresa el deseo de que el 30% de las nuevas viviendas se puedan destinar a un uso social, como establece la normativa aprobada por el Ayuntamiento de Barcelona para las nuevas promociones inmobiliarias.

SEIS AÑOS OKUPADO

Entre los años 2008 y 2014, esta finca funcionó como un centro okupa autogestionado. En febrero de 2014, la Carbonería fue desalojada por los Mossos d’Esquadra, que necesitaron hacer uso de una grúa para sacar a dos de los activistas que se colgaron en la fachada. La salida de los okupas acabó con una manifestación en la que tuvieron lugar cargas policiales –con dos detenidos- y la quema de 38 contenedores. Desde entonces, la finca ha estado en desuso y tapiada.

En 2014, dos activistas se colgaron de la fachada para evitar el desalojo. 



Durante los años que funcionó como centro okupado, los residentes de la casa abrieron en la Carbonería, que toma el nombre de un establecimiento que se dedicaba a la venta de carbón y que cerró en los años 50, una biblioteca y montaron talleres de todo tipo. También es de aquella época el gran mural que preside la fachada principal del edificio y que se ha convertido en un símbolo turístico y en uno de los grafitis más fotografiados de la ciudad. Gasca es de la opinión que la fachada principal actual no lo era cuando se construyó la finca. “Esta fachada miraba hacia campos. Buena parte de lo que rodeaba la casa eran terrenos sin construir. La fachada trasera actual debía ser la importante porque miraba hacia la ciudad y la Catedral”, sostiene.

NO SE PUEDE DERRIBAR

El 22 de julio de 2016, más de 150 años después de su construcción, el Ayuntamiento de Barcelona incluyó a la Carbonería dentro del catálogo de patrimonio de la ciudad. El acuerdo del pleno municipal otorga al edificio un nivel de protección C, lo que impide derribarlo y aumentar la volumetría. La propiedad puede intervenir en el interior del inmueble, pero tampoco puede tocar los elementos exteriores protegidos. La reforma debería restaurar las cuatro fachadas y recuperar los elementos originales. La Carbonería data de 1864 y la construcción fue dirigida por el maestro de obras Antoni Valls i Galí.

Muy probablemente, con las obras de remodelación, la pintura desaparecerá. Parece poco probable que un fondo de inversión inmobiliario conserve un mural del movimiento okupa. La protección del edificio por parte del consistorio no dice nada “específicamente” del gran grafiti. Pero cuando se aprobó, el gobierno de Ada Colau expresó su voluntad de que no se retirara “porque forma parte de la memoria social del edificio”. Ahora, el Ayuntamiento remite a este medio a las palabras expresadas hace tres años.

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