Albert Batlle (Barcelona, 1953) es el actual teniente de alcaldía de Seguridad y Prevención del Ayuntamiento de Barcelona. Número tres de la lista del PSC que encabezó Jaume Collboni, este veterano político es Licenciado en Derecho por la Universitat de Barcelona. Batlle ha desarrollado casi toda su carrera en el Ayuntamiento y la Generalitat. En 1983 entró en el consistorio, donde ocupó distintas concejalías, entre ellas las de Horta-Guinardó y Deportes. En 2003, ya en la Generalitat, fue nombrado secretario de Servicios Penitenciarios, Rehabilitación y Justicia Juvenil. Entre 2014 y 2017 fue director de los Mossos, un cargo del que dimitió dos meses antes del referéndum independentista del 1-O. Desde hace poco más de un año es el responsable de la seguridad en Barcelona, donde los delitos se han multiplicado en los últimos cinco años.
La oposición dice que usted comenzó con mucha fuerza pero que sus actuaciones se han diluido con el tiempo. ¿Está de acuerdo?
Tengo una hoja de ruta que estamos siguiendo. Estamos mejorando cosas muy importantes, como dimensionar correctamente la Guardia Urbana. Creo que ha sido el tema más trascendente de este mandato: el compromiso de aumentar el cuerpo de la Guardia Urbana en 1.000 agentes, que ya se ha materializado en una primera promoción de 250. El próximo fin de semana haremos los exámenes selectivos a los que acuden más de 7.000 personas. Es un tema muy importante. También, la coordinación con otros temas policiales y revertir los problemas puntuales… Ahora, la pandemia no nos permite hacer un análisis de la tendencia. Ha habido un punto de inflexión en la seguridad, sobre todo en los hurtos. También hemos solucionado algunos temas de imagen que impactaban en la vida ciudadana. Por ejemplo, la venta irregular en la vía pública se ha convertido en un fenómeno prácticamente residual. Es un asunto complejo, complicado, pero ya hay resultados y me puedo sentir moderadamente satisfecho con el trabajo realizado.
El último barómetro municipal indicaba que la inseguridad continuaba siendo el principal motivo de preocupación de los barceloneses pese a la pandemia. ¿La situación es preocupante o como dice Jordi Martí, concejal de BComú, estamos ante un cambio de tendencia?
Los cambios de tendencia tienen un recorrido, de la misma manera que la percepción de inseguridad, que estaba muy alta, va bajando. La última encuesta de victimización refleja que la inseguridad sigue siendo el principal motivo de preocupación con un 17 % de menciones, frente al 29 % de hace seis meses. Se ha registrado un descenso exponencial del 12 %. Hemos de seguir trabajando, pero está claro que hay un cambio de tendencia. Hemos vivido unas circunstancias muy excepcionales y no procedería hacer comparaciones entre la situación actual y la anterior a la pandemia. No obstante, los datos de finales de 2019 ya apuntaban un cambio, una tendencia a la baja. Influían varios factores. En la junta de seguridad de julio de 2019, por ejemplo, se anunció un incremento importante de Mossos d'Esquadra. La presencia policial es una condición necesaria, pero no suficiente, para revertir los temas de seguridad. Barcelona tenía un problema de dimensionamiento de la policía que se ha corregido. Esperemos que los frutos se vean en un futuro próximo.
De la inseguridad no se libra ni la alcaldesa Colau, con un intento de robo en un piso de su edificio.
En una ciudad viva como Barcelona, estos temas ocurren. Ocurren en cualquier edificio. Lo importante es que se ha detenido a los autores del presunto asalto al piso. No le daría más importancia, al margen de la anécdota dolorosa, sea en la casa de la alcaldesa o en cualquier otro sitio. Ha habido una respuesta rápida de los cuerpos policiales.
¿Cuáles son los principales problemas de seguridad que tiene una ciudad como Barcelona?
Los delitos, cuantitativamente más numerosos, son los hurtos y lo que, en terminología policial, llamaríamos delitos de baja intensidad. Son pequeños delitos contra la propiedad. Es uno de los problemas importantes que tiene Barcelona dentro de la actividad delictiva grave. Pero Barcelona, en los delitos contra las personas, tiene unos estándares normales, incluso mejores que los de las grandes ciudades europeas de nuestro entorno. Barcelona no tiene ningún problema especial de organizaciones criminales, de homicidios, de asesinatos, más allá de cuestiones puntuales.
El principal problema de Barcelona es la relativa impunidad respecto al delito menor
El principal problema de Barcelona es la relativa impunidad respecto al delito menor. Es un asunto que afecta a la actividad policial y que nos obliga a plantearnos si la respuesta penal a este tipo de delincuencia es la correcta o no. Tenemos que luchar contra la impunidad de las actividades delictivas. Este es el tema principal. Va ligado a percepción y a los problemas de convivencia que genera. Luego surgen otros problemas, temporalmente, que hemos visto en los últimos meses como las okupaciones de viviendas, que se está reconduciendo correctamente. Es una problemática general que afecta a Barcelona y a otras ciudades, y que ha obligado a una instrucción de la Fiscalía General del Estado. Estamos en la buena línea para reconducir situaciones puntuales de inseguridad.
En el Raval tenemos un problema que requiere la actuación integral de las administraciones
A finales del anterior mandato había muchos problemas de inseguridad y droga en el Raval. ¿Ha mejorado la situación?
Hay un conflicto que no he eludido en ningún momento. En el Raval tenemos un problema, no sé si enquistado o no, que requiere la actuación integral de las administraciones. En la última comisión de Presidencia y en el pleno del ayuntamiento se han arbitrado mecanismos de intervención. En el Raval, insisto, deben haber intervenciones integrales porque este problema de seguridad está relacionado con otros factores, como la marginación en determinados entornos. Hay problemas de vivienda, de salud pública, de políticas urbanísticas, de políticas ligadas con las carencias sociales. El diagnóstico está bien hecho y ahora hace falta un tratamiento en profundidad para erradicar parte de estos problemas que requieren una actuación integral, policial y de otros ámbitos.
En la primavera de 2023, cuando acabe el actual mandato, ¿dónde le gustaría que estuviera Barcelona en temas de seguridad?
Habrá bajado de forma importante la actividad delictiva. Influirán muchos aspectos. Uno que no es menor es el aumento de las plantillas de los cuerpos de seguridad. También hay una mejor coordinación. Este verano hemos trabajado las tres policías en el plan Tremall. Me refiero a Guardia Urbana, Mossos d’Esquadra y Policía Nacional. Esto nos ha permitido tener una mayor eficacia para combatir determinadas actividades delictivas. Esta será la línea en la que continuaremos trabajando. También se trabajará más los movimientos de cohesión social, lo que seguramente nos permitirá tener unos mejores estándares de seguridad.
¿Ha encontrado sensibilidad de los gobiernos catalán y español sobre la problemática de Barcelona?
Hemos pedido más mossos a la Generalitat. Hay una relación excelente entre la Guardia Urbana, los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional. En temas que no dependen de nosotros y que requieren modificaciones legislativas, esperemos que alguien se ponga a gobernar y a legislar de una vez por todas. Porque entre los gobiernos en situación de interinaje hay cosas que no se han abordado. Por ejemplo, la modificación del Código Penal en los delitos menores para la multirreincidencia. Es un clamor. Pedimos una reflexión sobre la impunidad que hay con algunos tipos de delitos.
Creo que la alcaldesa es consciente de que la política de seguridad es un elemento básico en la vida de Barcelona
Los comunes, tanto Colau como algunos concejales, tienen poca empatía con la policía. ¿Esto supone un problema para hacer su trabajo?
No estoy de acuerdo con su afirmación. Yo creo que la alcaldesa es consciente de que la política de seguridad es un elemento básico en la vida de Barcelona desde el punto de vista de la seguridad estricta y de la convivencia. No he tenido ningún problema en este sentido, más allá de los matices que en estos temas pueda haber entre comunes y socialistas. Pero me he sentido cómodo discutiendo con ella sobre el abordaje de las problemáticas de seguridad que tiene la ciudad.
Los sindicatos de la Guardia Urbana se han mostrado muy críticos con la gestión de Colau. ¿Cuál es la relación actual?
La Guardia Urbana atraviesa un buen momento. Hemos hecho un cambio tranquilo en la cúpula del cuerpo. Estamos finalizando un proceso de promociones internas. Hemos promocionado a intendentes, inspectores y subinspectores. Recientemente, he entregado los galones a la nueva promoción de sargentos. Esto ha permitido una renovación del cuerpo y de la estructura directiva. Estas cosas son positivas. Siempre es bueno que se airee el cuerpo. Estamos en un buen momento y lo percibo andando por las calles, visitando las comisarías y hablando con los agentes. Con las organizaciones sindicales las relaciones son buenas con algunas y no tan buenas con otras, pero hay que exponer las cosas en su término justo. El conjunto de la Guardia Urbana siente el apoyo y el aliento del gobierno municipal.
A finales del 2019 se nombró a un nuevo jefe de la Guardia Urbana, Pedro Velázquez. El CSIF, el sindicato mayoritario, presentó una denuncia ante Fiscalía por prevaricación. ¿Se cometió alguna irregularidad con su nombramiento?
No voy a entrar en este tema, que está judicializado y estoy absolutamente convencido de que esta denuncia no tiene ningún recorrido. Ya lo determinará la Justicia en su momento. No voy a entrar en polémicas con este sindicato.
Me siento apoyado por Collboni y por el conjunto del gobierno municipal
¿Se siente suficientemente respaldado por Jaume Collboni?
Por supuesto. Lo ha manifestado siempre que se le ha preguntado. Estamos en el gobierno municipal. Yo estoy integrado en el grupo que preside Collboni y me siento apoyado por él y por el conjunto del gobierno municipal.
¿Las políticas antiokupas que se han aplicado en Barcelona han fracasado?
Hay una problemática que debemos afrontar. Yo siempre lo he dicho: la okupación de un bien sin título para hacerlo es una ilegalidad. Esta ilegalidad, en ocasiones, también es una actividad delictiva. Hay mafias que entran en los pisos, extorsionan a vecinos, trafican con la inquietud y angustia de muchos ciudadanos, y hay que combatirlo. Estamos también en el buen camino. Ha aparecido esta problemática con más evidencia en los últimos meses. Las últimas comisiones de Presidencia y los últimos plenos hemos hablado de este tema. He hablado con la judicatura, de la Fiscalía. También estamos en contacto con el Colegio de Abogados de Barcelona, que no es el único que trabaja con esta problemática. Otro colegio que también se ha interesado es el de Mataró, confirmando que estamos ante una problemática generalizada. La lucha contra la delincuencia está vinculada con la okupación. También tenemos la constatación de que hay una problemática con la política de vivienda que debemos afrontar. Las administraciones tenemos que ver qué hacemos con los grandes tenedores que tienen su patrimonio inmobiliario absolutamente abandonado y después de qué manera facilitamos que pueda haber una política de construcción de vivienda pública. Realmente, todas las administraciones han fracasado.
¿Los barceloneses no agradecerían una postura más clara de su alcaldesa contra las okupaciones?
Los ciudadanos, y sobre todo quienes lo sufren, desean que este tema se solucione. Estamos en vías de encontrar soluciones a esta problemática que es muy poliédrica. No es lo mismo la okupación de un bloque de viviendas construido y abandonado por el promotor durante meses, meses y meses que la casuística de la persona que vuelve de vacaciones y se encuentra que su casa está okupada. Este es un tema menor y requiere una respuesta inmediata.
Usted asume que ha crecido la okupación. ¿Tiene cifras?
Tenemos las cifras de julio y agosto, meses en los que se registraron 356 okupaciones. Estas okupaciones también requieren un análisis riguroso sobre si se trata de una primera vivienda, de una segunda, de si eres un gran tenedor o no. Lo he dicho por activa y por pasiva: la okupación de un bien sin título es una ilegalidad. No debería ser permitido y lo vamos a combatir. Si, además, está vinculado con una actividad delictiva, con mucha más contundencia. Tenemos que luchar contra las okupaciones criminales, las que implican extorsión, un cambio de llaves. Aquí sí pedimos una actuación contundente por parte de la judicatura y la fiscalía. Otra cosa es que una familia se instale en unos bajos y el propietario decidirá si interviene o no.
¿Pero le consta que ha crecido la okupación en Barcelona?
Sí, sí. Ha habido un crecimiento de las okupaciones y hacemos frente a esta problemática. La hemos debatido en los órganos de gobierno del Ayuntamiento.
Según los datos del Gobierno español, los casos de la provincia de Barcelona casi cuadruplican los de toda la comunidad de Madrid. ¿Qué le indica este dato?
Evidentemente, tenemos un problema. Depende de muchos factores y refleja un fracaso colectivo de las políticas de vivienda.
El presidente de la CONFAVC, Jordi Giró, dice que en 1990, la tasa de basuras dejó de cobrarse de forma independiente y se incorporó en el IBi. Desde este julio, el Ayuntamiento cobra una nueva tasa de recogida de residuos. Giró dice que los barceloneses pagan una tasa duplicada. Usted estaba en el Ayuntamiento en 1990. ¿Es así?
Ya tengo bastante con lo mío. No voy a entrar técnicamente en un tema que no me corresponde. Hay responsables municipales que podrán responder.
Dice usted que la presencia de vendedores irregulares en la calle se ha reducido de forma notable. Evidentemente, hay una parte de gestión, pero ¿cuánto es debido a la no presencia de turistas?
Está claro que la ausencia de turistas ha incidido en todos los temas de la ciudad. Pero lo cierto es que la presencia de vendedores en la vía pública a finales de 2019 ya era residual por la presión continuada de Guardia Urbana y de los Mossos d’Esquadra. La ausencia de turistas ha tenido su influencia, pero a finales del año pasado casi habían desparecido.
Siempre he dicho que nadie puede jubilarse de mantero. Es una actividad que no se puede permitir
¿Sabe qué ha sido de los manteros?, ¿dónde han ido?
Todo el mundo acaba resituando su actividad. Siempre he dicho que nadie puede jubilarse de mantero. Es una actividad que no se puede permitir porque no podemos consagrar una actividad de carácter marginal que afecta sobre temas de convivencia, la ley de competencia… Supongo que cuando se corta la vía de negocio, se busca una alternativa. Las explicaciones pueden ser varias. Pueden haber vuelto a sus países o haberse desplazado a otros entornos. Basta pasear por la ciudad y ver que este fenómeno casi no existe.
Hace algo más de un año planteó el retorno a sus países de los menores no acompañados que viven en las calles. ¿Sigue pensando lo mismo?
Tuve que matizarlo mucho. Hay que hacer un acompañamiento a estos menores. El menor tiene que estar por encima de todo y aquí la responsabilidad, la tutela de los menores no acompañados, corresponde a la Generalitat de Catalunya. Es quien tiene que arbitrar la eficacia de los mecanismos de tutela. Cuando dejen de ser menores, cada administración tiene que hacer su trabajo. La tutela de los menores es de la Generalitat y es la que tiene que velar por su acompañamiento, acogimiento y por las actividades que hacen.
Recientemente se ha conocido la condena por asesinato a Rodrigo Lanza, uno de los implicados en el caso de Ciutat morta. ¿Usted cree que Colau debe pedir perdón por sus críticas y acusaciones la Guardia Urbana en aquel caso?
A mí no me consta que la alcaldesa hiciera criticas ni acusaciones. Aquel fue un episodio desgraciadísimo y una actuación muy lamentable. Siempre he expresado mi solidaridad, y lo sigo haciendo a la Guardia Urbana. He tenido también la ocasión de verme con la familia y el agente que sufrió aquella salvaje agresión. También tenemos que denunciar la explotación que algunos hicieron de este lamentable incidente para crear un clima contra la policía general y la Guardia Urbana en particular.
¿Se debe retirar el premio Ciutat de Barcelona a ‘Ciutat morta’?
No me consta que haya una petición en este sentido. Yo personalmente considero que sí.
¿Barcelona tendrá cabalgata en 2021?
Por lo que ha explicado el teniente de alcaldía responsable del tema [Joan Subirats, de Cultura] parece ser que sí, pero no sé en qué formato. A mí es un tema que me afecta por la Guardia Urbana porque repercute en la circulación y en la seguridad viaria. Si se decide hacer, la haremos en las mejores condiciones.
Esperemos que la bilbioteca de Sarrià se pueda hacer este mandato
Usted también es concejal de Sarrià-Sant Gervasi. Uno de los proyectos más demandados por los vecinos desde hace años es la biblioteca de Sarrià. ¿Ha quedado aparcado por la crisis del coronavirus?
No es que esté aparcado. Estamos haciendo una revisión de todas las políticas de inversión. El nivel de ingresos del Ayuntamiento se ha reducido de forma exponencial. En una entrevista con una revista de Sarrià utilice el símil de que éramos una familia arruinada. Si en una familia, los ingresos caen en picado tiene que reprogramar la economía familiar. Pero vamos a intentar salvar la construcción de la biblioteca. Es un equipamiento necesario que ha caído en otras ocasiones. El proyecto tiene otra connotación y es que tiene que ser la nueva sede administrativa del distrito. Ahora estamos de alquiler y pagamos 450.000 euros al año. Esperemos que se pueda reprogramar y se pueda hacer durante este mandato.
En cartera, el Ayuntamiento tiene previsto construir nuevas comisarías de la Guardia Urbana en Sant Andreu y Sarrià-Sant Gervasi. ¿Contemplan también ustedes un nuevo edificio para Ciutat Vella?
Con la crisis, todos estos proyectos van a tener que reprogramarse. Veremos de qué disponemos para hacer frente a esto.
Hace unos meses anunció que estudiaba la posibilidad de ser candidato a la Generalitat. Con el presidente Quim Torra inhabilitado y a punto de convocarse elecciones, ¿ha decidido qué hará?
De estos temas, en este despacho, no he hablado nunca y seguiré sin hacerlo. Estoy dedicado, en cuerpo y alma, a mi responsabilidad como teniente de alcaldía en un área tan sensible como la prevención y la seguridad. Si alguna vez tengo que comunicar alguna decisión, no lo haría en este ámbito.
Hay que estar preparado para mañana coger los papeles e irte tranquilamente
No quiere hablar de su posible salto a la Generalitat, ¿pero tiene intención de acabar su mandato en el Ayuntamiento?
En mi vida política y también profesional siempre he pensado que en el sitio en el que estás vas a estar toda la vida. Pero también hay que estar preparado para mañana coger los papeles e irte tranquilamente.
En el PSC dan por hecho que usted se va a quedar.
Yo estoy aquí pensando no que voy a estar este mandato sino cinco mandatos. Pero también soy consciente de que si mañana me tengo que ir dejaría las cosas ordenadas y haría la correspondiente transición. Estoy al frente de estas responsabilidades entregado de cuerpo y alma, pero por las circunstancias que sean, en un momento determinado, puedo tener que dejarlo.
¿Ha pensado en alguien que le pueda sustituir?
No. Mi preocupación actual es tirar adelante esto. Tengo un muy buen equipo, tanto policial como en la organización administrativa. Estoy encantado con los colaboradores y voy a seguir trabajando con ellos hasta el último día. Y el último día es igual que sea mañana o dentro de 10 años.