Los vecinos del Guinardó están de enhorabuena: el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido modernizar los dos ascensores inclinados que conectan la calle Bruselas con Serbia y Doctor Cadevall. Es una vieja reivindicación vecinal para evitar a los conciudadanos dar un rodeo enorme para soslayar la abrupta orografía del terreno. Los actuales ascensores tienen un elevado número de incidencias y una baja fiabilidad y disponibilidad, ya que a menudo se averían y quedan inactivos.

Un informe realizado hace unos años por el consistorio ya subrayaba la necesidad de unos ascensores inclinados “dado que la geografía del entorno, los grandes desniveles y las fuertes pendientes de las calles hacen necesaria la ayuda de medios electromecánicos para poder desplazarse”. Tras la inauguración de estos medios de transporte en 2011, el desgaste por el uso y la exposición a la intemperie los ha ido deteriorando hasta provocar su reforma en profundidad. Finalmente, el pasado 1 de julio, las obras fueron adjudicadas a la compañía TK Elevadores España por 678.538 euros. En el contrato entra el proyecto de mejora, la ejecución de remodelación y el mantenimiento de los ascensores durante tres años.

Escaleras mecánicas en el distrito de Horta-Guinardó / EUROPA PRESS



PERTENECE AL GRUPO THYSSEN

Esta compañía pertenece al grupo Thyssen, uno de los más potentes fabricantes de ascensores del mundo y está presidida por Pedro Martín Barón. El grupo tiene 2.700 trabajadores en España y 70 delegaciones repartidas por toda la geografía, aunque opera también en más de 100 países, con una facturación superior a los 8.000 millones de euros.

Con el fin de no dejar sin servicio a los vecinos de la zona, las obras de remodelación se realizarán en varias fases “de forma secuencial, no pudiendo iniciar las tareas de instalación sobre el segundo ascensor antes de poner en marcha el primero”. Las obras durarán, aproximadamente, un año, contando que los primeros meses se dedicarán a realizar el proyecto

El objetivo es “mejorar la fiabilidad para garantizar un 97% de disponibilidad del servicio y eliminar deficiencias”. También se aumentarán las señales de telecontrol y los analizadores de redes. Prácticamente las deficiencias detectadas se extienden a todos los elementos que tienen las actuales instalaciones, desde las cabinas a los contrapesos, las puertas, las marquesinas, la accesibilidad, los frenos o los grupos tractores.

GRAVES DEFICIENCIAS

Según los informes municipales, las guías de la cabina y el contrapeso están ya deformados a causa de las dilataciones del metal y las soldaduras se rompen “de forma repetitiva”. Las bases de las guías y las sujeciones mecánicas de las guías son fijas y no permiten la dilatación en el sentido longitudinal, provocando desniveles y deformaciones, lo que afecta a la rodadura y, por tanto, al movimiento de la cabina y al contrapeso, produciendo al mismo tiempo mucho ruido.

Los grupos tractores de los ascensores también están muy estropeados: el sistema de freno está formado por tres bobinas electromecánicas que no tienen protección. Cuando llueve, los cables llevan agua que acaba afectando a las bobinas y ello “ocasiona frecuentes averías debido a las lluvias”. También funcionan deficientemente el limitador de velocidad y las puertas de planta “no cumplen con las exigencias de accesibilidad de un metro de ancho”. Además, las puertas son poco robustas y muy vulnerables a causar averías por golpes debidos al vandalismo. “Se han de sustituir todas las puertas de planta”, dice el informe municipal, así como la estructura que sujeta las puertas. Lo mismo ocurre con las puertas de la cabina. Tanto dentro de éstas como fuera, en los accesos, se dispondrá de cámaras de videovigilancia. Para proteger a los aparatos de las inclemencias, se instalarán marquesinas en todas las entradas y salidas.

Uno de los ascensores verticales del Guinardó / HUGO FERNÁNDEZ



ADAPTADOS A INVIDENTES

Los ascensores tienen también elementos oxidados que han de sanearse y mejorar al mismo tiempo la accesibilidad a los mecanismos de la construcción, así como a los elementos electrónicos. Se aprovechará también para instalar pavimento táctil para invidentes ante las puertas y un dispositivo sonoro homologado por la ONCE. Los pulsadores incorporarán escritura en braille y se emitirán avisos sonoros continuos sobre la apertura y cierre de puertas, las plantas en las que se encuentran o cualquier incidencia que pueda haber, dirigidas especialmente a las personas invidentes.

Se incorporarán, asimismo, botoneras estancas y antivandálicas, alarmas y avisos sonoros de distinta naturaleza. En cuanto a los ruidos y vibraciones, se aplicarán todos los elementos para minimizarlos y el material de las cabinas deberá estar tratado con productos antioxidantes con una garantía, como mínimo, de 15 años. La velocidad de las cabinas no será inferior a un metro por segundo y los aparatos tendrán un dispositivo que detecta la sobrecarga de peso.

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