Falta de “cintura política”, una reacción “poco inteligente”. Son comentarios de veteranos socialistas que se unen a la crítica de Miquel Iceta, el ministro de Cultura, que calificó de “catetada” la votación en contra de los comunes y del PSC para promover una estatua del Quijote en la Barceloneta. La propuesta fue de Ciudadanos, y no salió adelante por los votos en contra de comunes, socialistas y ERC, mientras que JxCat se abstuvo y el PP, Barcelona pel Canvi y la concejal no adscrita, Marilén Barceló, votaron a favor. El hecho es que ni comunes ni PSC adujeron que el reconocimiento a la figura del Quijote ya existe en el propio consistorio: hay una sala de reuniones llamada Quixot, con dibujos del personaje de Cervantes que da a la Plaza Sant Miquel, detrás de la plaza Sant Jaume.

La crítica a la propuesta de Ciudadanos se basó en el “oportunismo”, y en la decisión “política” para incidir en una cuestión que, a juicio del equipo de gobierno, está superada, porque la ciudad tiene calles, parques o bibliotecas con el nombre de Cervantes. Pero entre esa idea y la de rechazar una posible estatua de El Quijote “hay un trecho que no se entiende”, señalan fuentes socialistas consultadas.

TURISMO DE CALIDAD

El caso es que entre los argumentos esgrimidos, por parte del concejal Jordi Martí, de los comunes, no se consideró mencionar la sala Quixot del propio Ayuntamiento de Barcelona. Es una sala con pinturas del artista Francesc Galí a las que el público no tiene acceso, porque se trata de un espacio de trabajo para los propios concejales. Toda la sala es un homenaje a la novela de Cervantes, y, en particular, a El Quijote de la Mancha.

Ada Colau y Jaume Collboni durante la investidura de la alcaldesa / EFE

El concejal de Ciudadanos, Paco Sierra, lamentó, tras decaer su propuesta, que Barcelona no haya rendido “el homenaje que merece” a uno de los escritores más conocidos de la literatura. Defendió Sierra que la estatura podría servir para “atraer un turismo de calidad. Después de la votación, el concejal se ofreció a regalar a Barcelona una escultura, pero siempre que se ubique en algún barrio de la ciudad.

En la petición de Ciudadanos, se señalaba también la posibilidad de colocar un monumento de Miguel Cervantes en el parque que lleva su nombre, en la Diagonal.

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