Josep Bou Vila (Vic, 1955) fue la sorprendente apuesta de Pablo Casado para relevar al histórico Alberto Fernández Díaz como candidato del PP a la alcaldía de Barcelona en las elecciones de 2019. Bou salvó los muebles a los populares y obtuvo dos concejales -él y Óscar Ramírez-. Tres años después, Bou afronta el último año de mandato sin saber si repetirá como alcaldable. La pasada semana, el congreso nacional del PP nombró presidente a Alberto Núñez Feijóo. Bou todavía no ha hablado con él y, de momento, no tiene intención de dar ningún paso. En esta entrevista, el político asegura que está dispuesto a irse si no le quieren y no descarta presentarse con otros si alguien llama a su puerta. Antes de entrar en política, Bou ejercía de empresario. Entre otros negocios, tiene la cadena de panaderías Bou.
Acaba de pasar el congreso nacional del PP en el que ha sido elegido presidente Alberto Núñez Feijóo. Usted estuvo en Sevilla. ¿Ha podido aclarar alguna cosa de cara a su futuro a ser alcaldable de los populares en Barcelona?
Fui allí porque me invitaron. En mi casa se me enseñó a no ir a ningún sitio en el que no estás invitado. No lo tenía previsto, pero me dijeron que tenía que ir. Fui encantado a escuchar. Lo que escuché me gustó bastante. Se habló de la unidad. Los afiliados del partido habían pasado semanas muy malas, en una situación muy crítica. En consecuencia, lo que ocurrió allí es que el Partido Popular salió reforzado. Y más con la figura de Feijóo. He hablado varias veces con él. Es una persona muy tranquila, sosegada y prudente, con mucha templanza, que es lo que hace falta en política.
¿Pudo hablar con él y que le aclarase algo de su futuro?
No. Fue imposible. Las masas se mueven como se mueven. Había una cantidad enorme de afiliados. Con otros líderes sí que pude hablar, pero con él no.
¿Tiene intención de llamarlo los próximos días para hablar con él?
Tengo la intención de ver y escuchar. Y de momento no voy a hacer nada más. Esperaré a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. No voy a tomar ninguna iniciativa, sinceramente. Estoy donde estoy. Tengo un poder moral importante, que me lo dieron 37.000 barceloneses. Yo estaba puesto a dedo y ahora ya no lo estoy. Ahora estoy puesto por la democracia, por los barceloneses que me pusieron allí. Esa es una posición que tengo clara.
A usted le puso Pablo Casado. Ahora con su salida, ¿cree que tiene menos posibilidades de ser alcaldable o cree que tiene las mismas con Feijóo?
Aparentemente podría parecer que a Bou le han cortado el cordón umbilical. He dicho antes que fui al congreso invitado. Siempre voy a los sitios invitado. Entré en Empresaris de Catalunya porque mi presidente [Mariano Ganduxer] me llamó y me invitó. Y al cabo de poco me hicieron vicepresidente ejecutivo. Ganduxer murió y tuve que entrar [como presidente]. Pablo Casado me invitó a uno de sus actos. Como presidente de Empresaris de Catalunya iba a actos de partidos constitucionalistas a escucharlos. No me adelanto nunca. Tengo madera de empresario y estoy intranquilo por mis empresas. Las cosas han cambiado muchísimo. La compra de materias primas se ha elevado muchísimo y nosotros no lo podemos repercutir en los precios. Más que nunca hago falta en mis empresas. Pero sigo estando donde estoy porque me presenté por el PP. Josep Bou se presentó por el Partido Popular. No me presenté como Josep Bou. Tampoco lo podía hacer. No tenía ningún interés en meterme en política. Me presenté por el PP y sigo estando en el PP. Para mí es la primera opción. Siempre será la primera opción, pero evidentemente no es la única.
Sobre esas otras opciones de las que habla, si no fuera el alcaldable del PP ¿dejaría la política o se presentaría en Barcelona por otro partido o plataforma?
No sé lo que haría en esos momentos. Tengo un entorno con unas sinergias, con unas compañías, con un trabajo, con una agenda apretada. Si no se cuenta conmigo, lo que haría sería librarme de todo esto. Me iría, no sería una piedra en el camino. Nunca he pretendido ser más que lo que soy. Tuve un sueño cuando estaba en Empresaris de Catalunya. Y lo sigo teniendo. Y el sueño es que el constitucionalismo se uniera para hacer frente a aquellos que quieren hacer una Cataluña pequeña, dividida y enfrentada, y perjudicar económicamente. El mundo tiende a globalizarse. Si te divides, te perjudicas económicamente. Sigo pensando que es muy interesante. Si quieren contar conmigo, estaré allí, pero no soy de los que ponga mi nombre por delante de nada ni de nadie ni de ninguna sigla. Si me dicen que me tengo que ir, me iré. Me iré a mis empresas, pensaré, en un entorno de no presión y después veré qué hago. Y, por descontado, si después hago algo es porque alguien me habrá invitado. Yo no voy a golpear en ninguna puerta. Tiene mi palabra. No me dedico a esto. Si alguien me dice: 'Oye Bou, ¿qué te parece? ¿Nos puedes ayudar?', vería qué. Pero, en principio, me iría a trabajar, que me encanta.
Si no cuentan con usted, ¿no acabaría el mandato?
Vamos a ver cómo lo montaríamos. Entré bien, con la máxima dignidad. No me llevaré nada, pero mi honor y dignidad me los llevaré conmigo. Me iré bien. Y cuando crea conveniente y de la forma que crea conveniente hablaremos. Pero será en el caso de que sea así. Ahora mismo no tengo conocimiento ni información de nada. Nadie me ha dicho nada. Sobre lo que sale en la prensa, no tengo nada que decir. Uno dice una cosa, otro dice otra. Tienen libertad para hacerlo.
Comentaba usted esta unión del constitucionalismo, ¿cree que tiene que haber una alianza constitucionalista de cara a las municipales de Barcelona?
Es necesario. Esto de dividir a mí no me suena a servir sino a servirse. Lo digo con todo el respeto, yo me llevo bien con todos, también con Eva Parera. Pero vienen [en referencia a Valents, el partido de Parera] a unir el constitucionalismo separándolo, creando otra unidad más. Esto no tiene ni cabeza ni pies. Lo que hay que hacer es unirse. Y creo que viendo como está Ciudadanos, viendo que Valents lo que pretende es ir a contracorriente, creo que el paraguas tiene que ser el PP. Puede serlo, con la persona que ellos designen. ¿Por qué? Porque es un partido de gobierno. En Cataluña, el PP ha adolecido de la falta de apoyos. Su espacio natural, el de la burguesía catalana, fue entregado a Jordi Pujol. Allí estaban todos: Cañellas, Senillosa y Sentís. El PP quedó sin espacio. El PSC tiene su espacio natural, que es el centro izquierda. A nosotros nos cuesta mucho más porque el mundo nacionalista, antes catalanista, lo ha ocupado. Pero el PP tiene muchas cosas que decir y se pueden decir cuando hay una representación y esta representación es fuerte. Nosotros solo somos dos. Lo importante es que esa unión pudiera alcanzar una porción no menor.
Ahora son suman ocho regidores entre todos los partidos consititucionalistas de centroderecha.
Yo creo que la unidad nos permitiría sacar más concejales. Sería un revulsivo, pero no está en mi mano. Soy un mero espectador.
¿Esta posible alianza tendría que incluir también a Vox?
Para mí esta alianza tendría que incluir a todos los partidos constitucionalistas, también el PSC, todos. En Cataluña lo que ocurre y no tendría que ocurrir es que se ponen en duda las instituciones y el acatamiento de la ley en un Estado de Derecho. Y eso no puede ser. Hay que hablar de lo que interesa, que es la economía y de la distribución de la riqueza, de la educación, entre otros temas. En Cataluña tenemos algo añadido, el nacionalismo, el maldito nacionalismo que trajo, en el segundo tercio del siglo XX, unos enfrentamientos fratricidas en Europa. El nacionalismo es la guerra. Creo que lo dijo Miterrand. Yo no voy tan lejos, pero hemos de combatir esas ideas totalitarias. Todos somos catalanes. Tenemos que darnos la mano, ir juntos. Entonces conseguiremos una Cataluña rica i plena.
¿Ha recibido usted alguna oferta para ir a Vox o se ha ofrecido usted a ellos?
Ya le he dicho que no he llamado a ninguna puerta.
¿Le han sondeado?
En su momento sí que hablamos, pero ahora llevamos un tiempo que no. Ellos ya tienen candidato [Juan Garriga]. No hay que ir más lejos.
Tras el congreso nacional de Sevilla, la nueva ejecutiva ha incluido a Óscar Ramírez, el otro concejal del PP en el Ayuntamiento, con el que ha tenido ciertas diferencias. ¿Cree que esto le puede perjudicar de cara a repetir como alcaldable?
Por mí, no. Es cierto que al principio con Óscar hubieron situaciones difíciles. Si tengo que hacer un mea culpa, lo hago. No tengo ningún problema. Yo soy independiente, tengo un poder dentro de un partido, él es afiliado. No era fácil. Cuando era presidente de la provincia, estaba por debajo mío [en el Ayuntamiento], pero era mi presidente. Era una cosa anómala. Se arregló. Y, en estos momentos, hay muy buena relación. Vamos haciendo camino, vamos de la mano en estos momentos. ¿Qué va a ocurrir a partir de ahora? No lo sé. Tampoco sé si este cargo tiene trascendencia. A mí lo que me interesa es el grupo municipal. Soy el presidente del grupo municipal y quiero que esto funcione. Tengo ganas y voluntad de presentarme otra vez y sacar un buen resultado. Eso para mí es básico. Pero comprenderá que no está en mi mano. Y no es una queja, simplemente no está en mi mano.