Todo a punto. Los obstáculos se han salvado, aunque en JxCat siempre pueden surgir las sorpresas. Lo que reclamaba Xavier Trias a su partido se ha logrado, con la presión del grupo municipal en el Ayuntamiento de Barcelona y con la mano izquierda de Jordi Turull, que aplica lo que siempre vio en Convergència: el ejército debe obedecer y después habrá recompensas para todos los fieles. Primero, tener la federación de JxCat en Barcelona, a favor, con todo alineado. El otro factor, de hecho el más importante, era que JxCat no rompa con el Govern de Pere Aragonès en la Generalitat. Esa decisión, por lo pronto, se demora hasta fin de año, y quien señala esa fecha lo alarga, de hecho, hasta la celebración de las elecciones municipales en 2023.
Trias ya tiene decidido su desembarco, de nuevo, en la política municipal. Solo espera la fecha más adecuada, después de comprobar cómo su partido ha ido sorteando enormes retos y problemas internos. La dirección de Turull está siendo decisiva, porque aguanta toda la presión para no salir del Govern de Aragonès. Esa posibilidad se diluye, pese a la retórica exhibida en el debate de política general en el Parlament. JxCat se concentra en las resoluciones que el parlamento debatirá este viernes, y con las que quiere poner en contradicción a ERC. Pero de esa bronca a salir del Govern hay un trecho muy grande.
En ese aspecto, Trias está tranquilo. Necesita tener interlocutores en la Generalitat y, al mismo tiempo, disponer de una amplia capacidad de maniobra en el Ayuntamiento de Barcelona para establecer los acuerdos que crea necesarios. En esa estrategia era necesario que la federación de JxCat en Barcelona estuviera en manos amigas. Y, tras las elecciones internas, a través de un proceso de primarias, eso ha quedado claro: el candidato de Trias y Turull, y del equipo municipal en el consistorio, Joan Rodríguez, obtuvo el 70% de los votos, frente a Iván Condés, el candidato de Laura Borràs, que se quedó con el 27% de los sufragios. En la lista de Rodríguez han destacado nombres como Óscar Martínez, el hombre de confianza de Xavier Trias en las políticas de comunicación.
LA SUMA CON EL PSC
El factor decisivo, para Trias, es conseguir un equilibro con Turull para establecer una política de pactos propia en Barcelona. Sin otros candidatos a la vista que puedan garantizar un buen resultado, Trias se ha ganado esa posibilidad, con un claro objetivo: dejar a Ada Colau, la líder de los comunes, fuera de la alcaldía, y, al mismo tiempo, impedir que el candidato de ERC, Ernest Maragall, haga lo propio.
¿Qué quedaría entonces? Las fuentes consultadas de JxCat insisten en una jugada: que Trias sea alcalde con el apoyo del PSC, o el socialista Jaume Collboni con los votos de Xavier Trias, esperando que esa suma sea suficiente.
Sin embargo, queda el papel de Jordi Turull, que tiene una buena relación con Trias y que se debe a su propia retórica. Debe contener a los partidarios de romper con ERC, y a los que querrían mantener el proyecto independentista sin pactos contra natura. Turull ha criticado con dureza a los socialistas en los últimos años, y la rémora del voto a favor de la aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del PSOE, validado por el PSC, que anuló el poder de la Generalitat, sigue muy presente en el debate de la política catalana.
LA RESPONSABILIDAD DE TURULL
Romper esa dinámica, buscar acuerdos transversales, basados en políticas concretas de ciudad –desde la fiscalidad local al apoyo de grandes eventos internacionales, como la Copa América de Vela—es lo que quiere Trias. Y también Turull, con el objeto de dejar en la oposición a ERC. El problema para él es que lo deberá ‘vender’ a su parroquia.
Pero, por ahora, el camino se ha desbrozado para Trias.