Si hay algún sector que ha sido machacado en los últimos años en Barcelona, éste ha sido el cultural. La capital catalana pasó de ser la ciudad de los estrenos de obras de teatro, de espectáculos musicales o de películas al ostracismo más absoluto. El nuevo equipo de gobierno municipal que encabeza Jaume Collboni ha comenzado a poner los cimientos de un relanzamiento cultural de la ciudad para intentar recuperar el esplendor de años pasados. El instrumento que utilizará para ello será la Oficina Ciudadana de la Cultura (OCCU), un espacio de atención, apoyo y acompañamiento que estará ubicada en el Palau de la Virreina, uno de los centros culturales de referencia.
El objetivo primordial de esta oficina es impulsar un programa de formaciones y actividades públicas, eliminar las carencias en el apoyo al tejido cultural y aplicar la medida de gobierno de Derechos Culturales, lo que dará apoyo “al sector cultural de la ciudad, que continúa padeciendo las consecuencias de la pandemia y del contexto económico actual”.
UN SECTOR VAPULEADO
Pese al ostracismo en que vive, el sector cultural de Barcelona tiene un peso significativo: unas 75.000 viven de este sector, lo que representa el 3,6% del PIB de la ciudad, según datos del propio Ayuntamiento. Pero también es cierto que la cultura ha sido la gran perjudicada en la última década. Para acabar de arreglar las cosas, la pandemia paralizó la mayoría de los proyectos en marcha. “El impacto económico de la pandemia en el sector cultural ha sido significativo, lo que ha llevado a un aumento del paro y una disminución de los ingresos. La OCCU puede ayudar a mitigar este impacto proporcionando información sobre recursos y oportunidades disponibles para los artistas”, dice un informe interno municipal.
Muchos de esos artistas se quedaron sin trabajo y sin recursos. “El fortalecimiento del sector cultural es esencial para desarrollar una ciudad y su comunidad”, dice el informe referenciado. La OCCU, que se ocupaba hasta ahora de la venta de entradas, será remodelado de pies a cabeza para impulsar de nuevo el sector. Se reconvertirá para informar y orientar sobre acontecimientos y proyectos culturales, así como para ayudar a los turistas a planificar su estancia. Pero también tendrá una vertiente mucho más importante: “Al dar apoyo a los artistas locales y fomentar la creación de nuevos proyectos culturales, se podría mejorar la oferta cultural de Barcelona y aumentar la participación de los ciudadanos en la vida cultural de la ciudad”.
ACOMPAÑAR A LOS ARTISTAS
Entre sus cometidos está “acompañar a los artistas en el proceso creativo”, ayudándolos “a superar obstáculos y desarrollar ideas y proyectos nuevos”. El informe aludido destaca que “la nueva OCCU es una iniciativa innovadora y necesaria para garantizar los derechos culturales de los artistas y ciudadanos de Barcelona. A través de servicios informativos transversales y orientación para los profesionales de la cultura, la OCCU contribuirá a crear un ecosistema cultural diverso y sostenible para la ciudad”. Para adecuarse a este nuevo cometido, se ha cambiado la naturaleza de la oficina: tanto su personal como el convenio colectivo ya no estarán dentro del sector de las promociones de venta y de huéspedes, sino que pasará a aplicarse el convenio del sector del ocio debido a que apuesta por nuevos proyectos culturales. Todo un cambio de paradigma.
Para relanzar este proyecto y asentar la OCCU como el instrumento de referencia de la oferta cultural de Barcelona, el Ayuntamiento ha contratado a la empresa Euro Tomb Barcelona, una compañía que tiene varios contratos con el consistorio barcelonés, especialmente en cuanto a prestación de servicios de azafatas. El contrato es por un año y costará a las arcas públicas 546.825 euros, pero podrá prorrogarse por periodos anuales durante tres años más. En total, pues, el proyecto para el lanzamiento de la OCCU es de cuatro años y el presupuesto global se eleva a 2.187.300 euros.
FORMACIÓN PARA ARTISTAS
La empresa adjudicataria tiene entre sus funciones organizar formaciones sectoriales sobre artes escénicas, música, artes visuales, arte digital, literatura, cine y audiovisuales, y cultura popular y tradicional. Sus sesiones, de pequeño formato, irán dirigidas a un máximo de 30 personas presencialmente, que pueden complementar sus experiencias luego con recursos online. Cada semana deberá haber una sesión de formación como mínimo de una o dos horas de duración y hasta un máximo de tres días. También hay sesiones formativas de reflexión y debate (para grupos de 10 a 15 personas) y sesiones sobre recursos culturales, que buscan ser un filtro para quienes no tengan una demanda concreta. Estas últimas sesiones se realizan en grupos de 10 a 15 personas cada 15 días.
Podrá haber también sesiones sobre temáticas más concretas si hay demanda y se articulan espacios, encuentros y sesiones para la articulación de agentes culturales y artísticos, proyectos para profesionalizar el sector y proyectos de cuestionamiento y reflexión sobre temas vinculados a la ciudad. En resumen, se trata de una nueva oficina que nada tiene que ver con la que ha venido funcionando hasta ahora y que se dedicaba a la venta de entradas. Esa función, no obstante, también pasará a estar dentro de las responsabilidades de la nueva OCCU.