Una guerra de nervios, una vigilancia exhaustiva sobre los pasos del adversario político, que, de hecho, debería poder ser un socio de gobierno. En esa situación están el PSC y los comunes, que se buscan, pero no se encuentran. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha decidido marcar distancias con el partido de Colau, al entender que la ex alcaldesa muestra un exceso de ansiedad, con objetivos que no ven del todo claros. Por ello, lo que debía haber sido una reunión extensa, con una fotografía, incluso, acabó en nada, en una entrevista pospuesta en el Ayuntamiento, entre Collboni y Colau.
Los comunes señalaron que había sido Collboni quien, a última hora, decidió aplazar el encuentro. Lo que busca el partido de Colau es que se evidencie que el PSC, en realidad, no quiere un acuerdo con los comunes y que ya habría decidido gobernar con JxCat, ganando tiempo. Si eso sucediera, Colau está dispuesta a ejercer una dura oposición, y sumar argumentos durante el mandato municipal para seguir con su carrera política en el Ayuntamiento de Barcelona. La tesis de que siempre ha sido –como ha señalado en los últimos días—una política poco convencional, más activista que una gestora institucional, ganaría enteros frente a lo que entiende como una posible alianza entre el establishment, entre el PSC y JxCat.
Los socialistas están en otra cosa, aunque no descartan que Colau, en realidad, busque un lugar en la oposición donde castigar al alcalde Collboni, con quien no mantiene una buena relación personal. El equipo de Collboni rechazó que esa entrevista se hubiera aplazado, porque en “ningún momento” se había anunciado. Lo que había asegurado Collboni es que en las próximas semanas intensificará los contactos con los comunes y JxCat, y también con ERC, para explorar ya una coalición de gobierno. El límite será la primavera, es decir, a lo largo del mes de marzo y abril. En ese momento, Collboni cree que ya tendrá un gobierno de coalición que incluya la aprobación de los presupuestos de 2024.
COLAU VOTÓ A COLLBONI COMO ALCALDE
En esa guerra de nervios, en la que todos esperan que Collboni tome una decisión, el grupo de JxCat expresa unas enormes dudas. El equipo de Xavier Trias considera que el pacto del PSC con los comunes es lo “más factible”, y que la negociación que se ha establecido entre Junts y los socialistas sólo persigue, en realidad, que el pacto de Collboni con los comunes “sea más barato”.
El factor que puede ser decisivo es la aseveración de Collboni, que le ha repetido a Xavier Trias. “Colau me votó como alcalde, tú no”. Y quien le recuerda también a Collboni esa cuestión es el PSC de Barcelona, que, a pesar de las diferencias con los comunes, entiende que el electorado socialista se identifica más con los herederos de ICV en la ciudad.
En los últimos días, Collboni ha apostado por una política muy restrictiva con los pisos turísticos, cambiando una cierta tendencia aperturista, después de que hubiera defendido algunas excepciones en el centro de Barcelona para recuperar edificios históricos y reconvertirlos en hoteles con encanto. Esa posición coincide más con los comunes que con JxCat, y puede ser clave a lo largo del mandato municipal.
ERC ESPERA CON DISCRECIÓN
Sin embargo, Collboni también se ha plantado con una medida que para Colau era crucial: la reserva del 30% de vivienda pública en las promociones inmobiliarias. El alcalde socialista entiende que ese 30% no tiene por qué reservarse en un mismo edificio, y que la política “no ha funcionado” cuando se ha querido implementar.
Frente a esas dudas, y aunque no solventaría todo lo que necesita Collboni –una mayoría para aprobar ordenanzas y presupuestos—el PSC ha dirigido sus ojos hacia ERC, que mantiene un perfil discreto. Esa alianza con los republicanos –muy bien valorados por los socialistas en otros ámbitos, como la Diputación de Barcelona, donde “están a las cosas, a lo concreto”—podría permitir apoyos con comunes o con Junts en función de cada proyecto municipal.