Ada Colau ha retomado el victimismo. La líder de los comunes ha asumido que el alcalde Jaume Collboni sigue ganando tiempo, y no concreta un posible pacto de izquierdas. Y su conclusión es que “hay presión de las élites para que no estemos en el gobierno con Collboni”.

La idea de Colau se mantiene: “Barcelona es una ciudad de izquierdas y los comunes dimos los votos para que Jaume Collboni fuera el alcalde, y apostamos por un tripartito de izquierdas, con ERC”. La ex alcaldesa ha señalado que los contactos con Collboni se mantienen, pero “no hay por ahora ninguna propuesta concreta, lo que llama la atención”. La líder de los comunes ha vuelto sobre sus propios pasos, al entender que “determinados intereses de la ciudad” no desean que ella misma esté en el gobierno municipal, y que los propios medios de comunicación no destacan que “la inseguridad ha aumentado en los últimos meses”, cuando en su etapa de gobierno “se destacaban en bucle algunos delitos durante semanas”.

La líder de los comunes, Ada Colau, se cruza con el alcalde, Jaume Collboni, durante el pleno de investidura EFE

Esa es su posición, justo cuando Collboni ha intensificado sus conversaciones con Esquerra Republicana para un acuerdo de gobierno, y cuando él mismo ha señalado que desea un “pacto de izquierdas” en Barcelona, aunque no ha dado ninguna señal clara de que quiera que en ese acuerdo se incluya a los comunes.

CONTRA ISRAEL

La incomodidad de Colau ha ido en aumento. En una entrevista en el programa Café d’idees, de La 2, la líder de los comunes ha defendido seguir en el consistorio, como concejal, y ha insistido en que pudo haber sido “ministra”, pero que ella no entró en la política “para ocupar cargos”. Ataviada con un pañuelo palestino, Colau ha cargado, aunque con menos intensidad que hace unos meses, contra el modelo de ciudad de Collboni, al entender que es ambivalente con cuestiones como los pisos turísticos o la pacificación de la ciudad.

Su tesis se mantiene. Hay intereses en la ciudad. Y ha citado a empresas, como Agbar, defendiendo que ahora sería necesario debatir otra vez sobre “la gestión pública del agua”, y ha cargado contra inmobiliarias y entidades financieras que se sintieron “afectadas” por su gestión en el mandato anterior.

Mientras pide gobernar con Collboni, Colau ha marcado distancias y ha pedido al alcalde que “no salude a las compañías israelís que acudan al Mobile World Congress”. Entiende Colau que no se puede rechazar a Rusia, y, en cambio, no hacer nada para perjudicar a Israel.