Antonio Balmón, siempre prudente, está “harto” de “promesas de futuro”. El alcalde de Cornellà y vicepresidente ejecutivo del AMB (Área Metropolitana de Barcelona), quiere que se tenga en cuenta todo el trabajo que realiza el organismo supramunicipal, que se valore y se refuerce y se dejen de forma definitiva planes de futuro “que se ha visto que no han servido para nada”, en una alusión directa al proceso independentista. Balmón, en una conferencia en Foment del Treball, presentado por Ángel Simón, consejero delegado de Criteria, dentro de las jornadas Rethink BCN de la patronal catalana, ha insistido en que es necesario “consolidar y mejorar” las políticas que presta la AMB, antes de ampliarla con nuevos municipios.
Balmón ha dado un paso al frente para que la AMB sea consciente de su papel, y afronte políticas concretas, las que ya realiza, pero con mayor ambición. Ha pedido que el resto de administraciones “escuche” a la AMB, y que se ha sido, desde el organismo supramunicipal el actor que ha dado “respuestas” a cuestiones como las zonas de bajas emisiones, la gestión de los residuos y también la construcción de vivienda social.
En lo que ha querido incidir Balmón es en intensificar las políticas comunes para afrontar la inseguridad. Para el líder metropolitano no se trata tanto de una mayor presencia policial como “aprovechar todas las ventajas que ofrece la tecnología”, para anticiparse y mejorar la seguridad de los ciudadanos metropolitanos. Pero siempre con una actitud distinta: “No se trata de hacer ruido, sino de mejorar la protección, en la movilidad, en el día a día, del ciudadano”. ¿La clave? “El móvil ya no es un móvil, es mucho más, porque se puede disponer de aplicaciones para avisar, para pedir ayuda en un determinado momento, con la seguridad de que llegará la Guardia Urbana, la policía, para proteger al ciudadano”.
Balmón ha insistido en “el consenso”, con el modelo del AMB, que tiene en la cúpula ejecutiva a cuatro partidos, con el PSC –pese a tener mayoría absoluta—ERC, Junts per Catalunya y los comunes. Ese es el modelo, a juicio de Balmón, que ha destacado el papel de Damià Calvet, de JxCat, vicepresidente de la AMB y concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, presente en el acto en Foment.
El acento se debe poner, a juicio de Balmón, en la movilidad y en la vivienda, para llegar a políticas comunes “eficaces”. La idea es huir, también, de “prejuicios ideológicos” y afrontar el cambio climático y la contaminación con criterio. “La contaminación no es ninguna broma, pero se debe actuar sin prejuicios ideológicos”, ha señalado.
Todas las cuestiones se abordan en el AMB. Lo que señala Balmón es que se hable y se busque un consenso sobre todo. “La inmigración no tiene por qué asociarse con la delincuencia. La delincuencia la comenten personas, sin distinción. Se sitúa un trampantojo con la delincuencia y la inmigración que no tiene sentido. Me niego a que se haga esa asociación”, ha remachado Balmón.
La gestión del agua es otra de las grandes cuestiones. Balmón ha destacado el papel de Ángel Simón, al frente de Agbar, y ha admitido que hubo una gran “dureza ideológica” en la constitución de la empresa mixta que gestiona el agua en el área metropolitana, con una posición dura por parte de los comunes. Ha defendido, por tanto, la colaboración público-privada, con determinación. Balmón ha incidido en el trabajo de Agbar para regenerar y reutiliza agua: “Hasta el 25% del agua en el AMB se regenera”.
El trasvase de agua
El problema, sin embargo, que urge es la vivienda. Balmón ha señalado que busca “un gran acuerdo con todos los actores implicados sobre vivienda, enlazado con la movilidad”. Lo que pretende Balmón es que se implique también “el sector privado en la gestión de la movilidad”.
Pero hay un problema de fondo, a juicio de Balmón, que es la propia gestión de lo público, al ver una deficiencia en el Govern de la Generalitat. Con la sequía como transfondo, Balmón ha dejado caer que no se entenderá que el agua del Ebro “acabe en el mar y no se trasvase a Barcelona cuando la situación se complique más”.