Barcelona mantendrá su presión fiscal. Este ha sido el mensaje lanzado desde el gobierno municipal y validado por ERC y los comunes, después de que el PP haya presentado este viernes una proposición en sesión plenaria para reducir los tributos que abonarán los barceloneses de cara al próximo año. Los votos en contra de estas formaciones y la abstención de Junts han impedido la aprobación de esta iniciativa que ha contado con el voto favorable de Vox.
Ángeles Esteller, concejal del PP, ha reclamado la rebaja de diferentes tributos barceloneses, como el Impuesto Sobre Bienes Inmuebles (IBI) o el impuesto de circulación un 7% y un 3% respectivamente. La reducción de un 10% en la tasa del servicio de grúa, del 30% en la tasa de alcantarillado y la supresión de la tasa de residuos han sido otras de las medidas reclamadas por la regidora. “Tienen margen para recortar impuestos. Es una propuesta asumible por el Ayuntamiento si hay voluntad política”, ha asegurado Esteller.
Junts ha adoptado una postura equidistante con su abstención. La regidora Victòria Alsina ha expresado que se formación es favorable a "revisar la presión fiscal", pero han tachado la propuesta de "gesticulación".
Reducción de la presión fiscal
Jordi Valls, concejal de Economía, ha señalado que su grupo defiende un "modelo tributario diferente" al de los populares, y ha afirmado que "la presión fiscal se ha reducido progresivamente desde 2015" en Barcelona.
El edil republicano Jordi Castellana ha apoyado una subida de impuestos "al capital y la propiedad", mientras que Guille López, regidor de BComú, ha acusado a la formación popular de querer convertir el consistorio barcelonés en un "Ayuntamiento pequeño".