El pleno de Barcelona ha aprobado este viernes una subida del recargo municipal del impuesto turístico hasta los cuatro euros, el máximo permitido actualmente. La proposición formulada por ERC, que ha contado con el voto favorable de Junts, PSC y BComú y el voto en contra de PP y Vox, también ha instado al Govern a modificar la legislación fiscal para flexibilizar este tope y poder superar los cuatro euros en el futuro.
Elisenda Alamany, líder de ERC en Barcelona, ha asegurado que la diferencia entre el impacto y los ingresos recibidos con este tributo suponen un diferencial negativo de "50 millones" que "los barceloneses subvencionan de su bolsillo", lo que justifica la propuesta republicana.
Ramon Tremosa, regidor de Junts, ha apuntado que "Barcelona es un caso de éxito turistico que se necesita gestionar bien", mientras que Janet Sanz, edil de BComú, ha compartido la medida y ha subrayado que el "turismo ha llegado a su límite".
Modelo turístico
Ángeles Esteller, concejal del PP, ha insistido en la necesidad de definir "qué modelo turístico queremos", y ha recordado que los populares apuestan por un "modelo de calidad, sostenible y que proyecte la ciudad nacional e internacionalmente".
Gonzalo de Oro, edil de Vox, ha considerado la subida como "puro afán recaudatorio" que "no reporta nada" a los alojamientos".
Gestión junto al sector turístico
Jordi Valls, teniente de alcalde de Economía, ha señalado que el turismo se tiene que "gestionar conjuntamente con el sector". El edil socialista también ha anunciado que, el pasado 12 de junio, el gobierno municipal realizó una "solicitud formal de informe al Consejo Tributario para incrementar la tasa turística a cuatro euros", una medida que se trasladará a la Comisión de Economía del próximo mes de julio.