La exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no pasa por uno de sus mejores momentos. Su estrella se va apagando poco a poco y el protagonismo se le escapa entre los dedos. El golpe de los malos resultados en las elecciones europeas, donde había apostado todo al cabello ganador de su protegido, Jaume Asens, ha sido una cruel realidad que la ha devuelto a la tierra desde la nube donde había morado los últimos años. El golpe que se llevó en esa campaña electoral fue debido a que Catalunya es la única comunidad de España donde Podemos ganó a la coalición de Sumar (donde se integran los comunes) y eso le ha hecho perder enteros ante los suyos y ante la opinión pública. No era para menos: Asens perdió 186.000 votos en esos comicios, una gran parte de los cuales fueron a parar a los capazos de Podemos, reconvertidos en los grandes enemigos de los comunes.
En ese caldo de cultivo, el sector que proviene de la antigua ICV ha aprovechado para arrinconar aún más a la líder barcelonesa. El pasado fin de semana, los de ICV, con Janet Sanz a la cabeza, le hicieron morder el polvo de nuevo y le doblaron el pulso en la reunión del Consejo Nacional de Catalunya en Comú (CeC).
Asens, a los verdes
La discusión en el órgano de dirección versaba sobre el grupo en el que deberá encuadrarse Jaume Asens en el Parlamento Europeo. Colau lo tenía claro: en The Left, el de las izquierdas europeas, que tiene un perfil extremista y batallador, rayano con los sectores antisistema. Pero los de ICV no están por la labor y apostaron por el grupo de Los Verdes. No valió el criterio de Colau, porque le hicieron hincar la rodilla. La posición de Colau obtuvo 57 votos, frente a los 104 de los de ICV, por la que apostaban Janet Sanz, David Cid o el ministro Ernest Urtasun. Un batacazo en toda regla.
La derrota de Colau en su partido tiene más relevancia de la que parece. Hay un detalle que denota que lo de Ada Colau en Catalunya en Comú es algo más que un revolcón normal y corriente: Estrella Galán, la candidata de Sumar y cabeza de lista por encima de Jaume Asens, sí se va a integrar en el grupo The Left por decisión de Yolanda Díaz, la lideresa de Sumar. Lo que Díaz consiguió en Madrid no lo pudo lograr Colau en Barcelona, lo que demuestra que la exalcaldesa ya no es la todopoderosa de Catalunya. ICV la ha desautorizado ante la militancia con un repaso en toda regla. Consciente de su minoría, Colau optó por abstenerse en la votación, mientras que sus cada vez más exiguas tropas votaban a favor de sus tesis. Pero no deja de ser sintomático que, tras la derrota, la exalcaldesa se dedicó a acudir a actos relacionados con las elecciones francesas, desapareciendo prácticamente de las redes sociales durante días. La procesión va por dentro, pero se nota por fuera.
Un misil contra Colau
La decisión del consejo nacional de CeC debilita la posición de Colau. Fue un misil en su línea de flotación, porque, además, hay otra derivada: su estrategia de los últimos meses es centrarse en temas internacionales y, especialmente, en las protestas por el conflicto de Gaza, condenando contundentemente al Estado israelí y defendiendo a Palestina. Su intención es convertirse en una de las abanderadas del apoyo cerrado a las tesis palestinas a nivel internacional, además de posicionarse críticamente contra el conflicto de Ucrania sin delimitar bien sus preferencias.
Pero el grupo parlamentario de los Verdes es más refractario a las tesis propalestinas que defienden Colau y Asens. A diferencia de The Left, los Verdes se mantienen más neutrales e incluso críticos contra los atentados terroristas del mundo islámico, ante los que la nueva izquierda española se pone de perfil. Los compañeros del grupo europeo ya no le reirán las gracias al abogado y exteniente de alcalde de Barcelona como se lo podrían haber hecho en el otro grupo parlamentario, al que Yolanda Díaz ha enviado a su candidata.
Atrincherada con bajo perfil
En otras palabras: los comunes ya no son lo que eran y el sector ICV ha resurgido con inusitada fuerza dentro de la nueva izquierda catalana. Mientras Janet Sanz y los suyos recuperan casillas en el tablero, Colau se va atrincherando, rodeada de un núcleo duro mientras mantiene un bajísimo perfil público. La pérdida de esta votación influirá en el futuro de Colau. De momento, le ha supuesto un varapalo importantísimo, aunque aún dispone de un margen de maniobra suficiente y de Barcelona en Comú, un partido más local y pequeño que CeC, pero en el que mantiene una mayoría cualificada.
Fuentes del círculo cercano a la líder señalan a Metrópoli que el peso que BeC tiene en CeC no llegó para parar el golpe, ya que ICV hizo valer su peso territorial, es decir, de las comarcas catalanas, ante lo que los delegados de Barcelona ciudad, donde Colau tiene su núcleo de poder no pudieron hacer nada. “De todos modos, su liderazgo no es discutido por nadie. Janet Sanz tiene un peso específico en el movimiento, es verdad, y está muy bien considerada entre los activistas de ICV, pero ni es su intención sacarla de su liderazgo ni quiere disputarle nada. En una guerra interna, todos saldríamos perdiendo. Colau ya ha dicho que seguirá dedicándose a la política desde Barcelona y aquí tiene cosas que aportar, además de disponer de un determinado nicho de votantes que le son absolutamente fieles”, explican las fuentes. Por tanto, Colau seguirá, aunque cada día más atrincherada.