¿Deben ir de la mano Barcelona y Madrid? Es la pregunta que han intentado responder los alcaldes de ambas ciudades en un encuentro organizado por La Vanguardia. Madrid versus Barcelona o Barcelona versus Madrid. Es la eterna comparación entre las dos grandes metrópolis, aunque tanto Jaume Collboni como José Luis Martínez Almeida han coincidido al asegurar en la necesidad de ser ciudades amables para atraer y retener talento. ¿Cómo se consigue? Precisamente sobre este punto discrepan Collboni y Almeida, que ha asegurado que "Madrid ha ejecutado mejores políticas fiscales que Barcelona" en los últimos años.
A pesar de que los alcaldes han compartido sinergias, la competencia en ventajas fiscales de Madrid respecto a Barcelona ha evidenciado la discrepancia entre los proyectos de ambas ciudades. Mientras que Almeida ha sacado pecho de su política fiscal al asegurar que "hace 40 años Catalunya era la región con mejores cifras de Producto Interior Bruto (PIB) de España y en estos momentos es Madrid y aumentado la distancia", Collboni ha defendido que un sistema del bienestar pasa por tener "un sistema fiscal fuerte". "Es una mala idea que los marcos legales permitan la competitividad a la baja. Yo creo en los impuestos para financiar los servicios públicos", ha señalado el alcalde barcelonés.
La vivienda, principal problema de Barcelona y Madrid
Pero no todo pasa por reducir impuestos. Para alcanzar el reto que se proponen ambos alcaldes de ser "ciudades amables" se debe afrontar una de las problemáticas que comparten tanto Madrid como Barcelona: la vivienda. En 2028, Barcelona cerrará los 10.000 pisos turísticos actuales para intentar ponerlos en circulación en el mercado residencial, ya sea en alquiler o venta. Una medida que no comparte Almeida. El alcalde madrileño es "consciente" del problema que genera la vivienda turística, aunque "no contemplamos la prohibición, sino la regulación, con moratorias, sanciones a pisos ilegales y más inspecciones".
Falta oferta. ¿Pueden ir de la mano Barcelona y Madrid para intentar modificar la legislación o impulsar aspectos para incrementarla? Ambos alcaldes han señalado que la responsabilidad última es de las administraciones de las respectivas comunidades autónomas, y que los ayuntamientos deben "facilitar el suelo y la colaboración público-privada". "Más allá del ámbito regulatorio, debemos pedir a los responsables políticos que promuevan viviendas protegidas", ha asegurado Collboni, que ha puesto encima de la mesa el debate sobre la tardanza en los procesos. Una cuestión que ha recogido Almeida y ha añadido que deberían tener "la capacidad para agilizar los trámites para que las decisiones fuesen más breves".
Parte del problema del acceso a la vivienda es la llegada masiva de turistas que ha favorecido el aumento de los precios. Justamente, el pasado sábado 6 de julio se organizó en Barcelona una protesta contra la masificación turística, donde participaron 2.800 personas. Tanto Madrid como Barcelona son dos ciudades captoras de visitantes y sus alcaldes, lejos de promover la turismofobia, han asegurado que se debe gestionar. Para Almeida, es importante apostar por un turismo "con impacto positivo, tanto económico como social, para conciliación. Hemos conseguido que en 2023 haya una subida ligera de turistas respecto a 2019, pero un incremento muy superior en recaudación económica. En todo caso, no tenemos problemas con el turismo". Una frase que no puede compartir Collboni, aunque el alcalde barcelonés ha asegurado que "la ciudad se dirige hacia un turismo de calidad".
Algunos sectores de la sociedad achacan la llegada de turistas a la celebración de eventos internacionales, como la Copa América o la Fórmula 1. Este último también ha captado el interés de Madrid, que tendrá un Gran Premio a partir de 2026. Aunque los alcaldes han compartido proyectos de ciudad parecidos, flota en el ambiente una competencia para conseguir festivales --como el Primavera Sound-- o congresos. ¿Puede haber una complementariedad dentro de esta competencia? ¿Pueden ganar las dos ciudades? Se trata de una competición incluso necesaria para que ambas capitales crezcan, según Almeida. "Madrid crece, en parte, por competir con ciudades como Barcelona, porque nos exigiremos más. Contra mejor le vaya a Barcelona, mejor le irá a Madrid". Collboni ha sido más directo y ha señalado que "compartir y competir no son incompatibles".
Movilidad, el otro gran reto de las ciudades
La saturación no sólo se palpa en el número de visitantes. También en el tráfico. Ambas ciudades han salido mal en la foto de los niveles de contaminación, aunque en el último año los registros han notado una mejoría. Sin embargo, una vez más, en materia de movilidad Barcelona ha sido más restrictiva con el vehículo privado. Tanto Almeida como Collboni han señalado la necesidad de reducir la presencia de coches para ser más sostenibles. No obstante, lo que caracteriza a Madrid, según Almeida, es que ha ofrecido alternativas eficientes, ya sea en términos económicos como de tiempo. En cambio, Barcelona ha ido más rápido en este proceso de reducción del tráfico pero sin ofrecer buenas alternativas. "Madrid ha hecho una cosa que no deberíamos haberlo dejado de lado y es promover más el metro, que garantiza una movilidad sostenible", ha reconocido el alcalde de Barcelona. No obstante, Collboni no se ha quitado mérito al señalar que en la capital catalana hay 1.000 puntos de recarga eléctrica y 3.000 en vías de preinstalación para los coches electrificados.
La última vez que un alcalde madrileño visitó Barcelona fue en 2018. Han tenido que pasar seis años para volver a ver esta imagen. Una recuperación de las relaciones institucionales entre las dos grandes ciudades españolas que se ha materializado con una invitación de Collboni a Almeida para acompañarlo en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara en 2025, donde Barcelona será la ciudad invitada de honor.