Los comunes toman la batuta para ser la oposición dura en el Ayuntamiento de Barcelona. La estrategia no es la coherencia, sino el desgaste contra el poder.
Esta semana, Barcelona en Comú unió sus votos a Junts per Catalunya, el PP y Vox para evitar una modificación de crédito de 100 millones de euros necesarios para financiar el transporte metropolitano, los gastos de personal del Ayuntamiento y una partida de 13,7 millones para gasto social.
“Es una rabieta que proviene de la situación de los comunes. Sus expectativas electorales están bajas y necesitan recuperar protagonismo. La única manera que ven para conseguirlo es desgastando a Collboni, que está copando los nichos de voto que antes estaban en manos de los comunes. Por tanto, Collboni, que representa la izquierda mayoritaria barcelonesa, es su enemigo a batir”, critica una fuente socialista sobre el posicionamiento de los comunes.
Falta diálogo
Lo cierto es que la cúpula de Barcelona en Comú es renuente a negociar con el alcalde socialista, Jaume Collboni. “Una negociación implica renuncia. Y los comunes no están dispuestos a renunciar a nada. Sólo quieren que el Ayuntamiento haga lo que ellos dicen. Son poco flexibles, no tienen cintura. Y, además, son poco de fiar”, subrayan los socialistas.
Ada Colau, durante su etapa como alcaldesa
Según fuentes socialistas, sólo admiten negociar bajo sus condiciones y tratando de imponer de antemano las conclusiones de cualquier negociación. Además, se quejan de que utilizan datos falsos para dejar en mal lugar al equipo de gobierno municipal.
Los temas estrella
En medio de esta guerra, Colau ha abierto todos los frentes para desgastar a Collboni: turismo, vivienda y, ahora, aeropuerto. Colau necesita recobrar protagonismo para tener un aliciente que la anime a encabezar de nuevo la lista a las municipales.
La situación coincide con el debilitamiento del socialismo en general debido a los escándalos que azotan al Gobierno central (que, por otra parte, también tiene ministros de los comunes, que se ponen de perfil para no sufrir desgaste).
Y esa confluencia de circunstancias es un caldo de cultivo idóneo para que los comunes se crezcan y traten de sacar rédito mediático y de imagen.
Dos niveles de activismo
De ahí la frenética actividad de los comunes para poner sobre el tapete sus temas estrella y debatir sobre ellos. Las aceradas campañas de los comunes contra el PSC se realizan en dos niveles: a nivel de calle, movilizando a plataformas amigas, y a nivel interno, aleccionando a sus militantes y ofreciéndole datos ‘cocinados’ que en muchos casos, no se ajustan a la realidad, pero que dejan en mal lugar al gobierno municipal.
La líder de los comunes en Barcelona, Janet Sanz
Las últimas dentelladas de BeC son muy feroces: el partido de Colau acusa a Collboni de perdonar las sanciones a Airbnb por publicitar pisos turísticos ilegales. Los comunes recuerdan en comunicaciones a sus militantes que Colau cerró más de 7.000 pisos turísticos y que multó a Airbnb con más de 600.000 euros y que Collboni ahora hace lo contrario.
“Nosotros lo tenemos claro: menos avisos y reuniones a puerta cerrada con Airbnb y más mano dura con los que se saltan la ley y especulan con la vivienda”, reza la comunicación a su militancia.
150.000 vecinos desprotegidos
BeC acusa también a Collboni de querer abolir el 30% de vivienda protegida obligatoria pactando con Junts. “El gobierno de Jaume Collboni quiere cargarse el 30% de vivienda protegida, una medida clave para garantizar pisos asequibles en todos los barrios. Una herramienta que ha evitado que Barcelona se convierta en un parque de viviendas para ricos”, avisan los comunes.
Y añaden que “PSC y Junts quieren dejar fuera las rehabilitaciones y las propiedades verticales, justamente donde se acumulan los fondos buitres y la especulación. Si tiran adelante, más de 4.000 edificios quedarán desprotegidos y 150.000 vecinos y vecinas estarán en riesgo. No podemos permitir que Collboni entregue la ciudad al negocio inmobiliario. Firma para defender el 30%”.
Lo cierto es que las negociaciones del PSC con Junts no han finalizado y, además, los socialistas aseguran que los comunes mienten, porque no se quiere erradicar el 30%, sino adecuarlo a la realidad, establecer normas que, sin desvirtuarlo, puedan ser asumidas por los constructores porque “se ha demostrado que tal y como está hecha la norma, no hay resultados positivos”.
Parar el aeropuerto
En el caso de la intención de ampliar el aeropuerto, justamente cuando los comunes sumaban su voto a la derecha, la líder de BeC en el consistorio, Janet Sanz, se descolgaba anunciando que si en 2027 vuelve a la alcaldía, “pararemos la ampliación del aeropuerto”.
Manifestación en contra de la ampliación del aeropuerto en el Prat
El partido ha hecho llegar a la militancia declaraciones de Sanz. “El despacho de Collboni tiene una alfombra roja por la que los lobbies y los especuladores entran y salen con un trato de favor”, acusan.
Alianzas con organizaciones amigas
Ha distribuido también material sobre los perjuicios de la ampliación del aeropuerto: ampliarlo para recibir a 15 millones de turistas sería como construir 268 estadios olímpicos, celebrar 51 Primaveras Sounds, hacer circular 13.500 convoyes de metro saturados de viajeros o 150.000 autobuses llenos, poner 500 playas de la Barceloneta atestadas de gente…
Lo cierto es que los comunes saben lo que quieren y saben cómo utilizar las debilidades de sus rivales. De momento, ya han establecido contactos con las principales plataformas contrarias a la ampliación de El Prat para ‘armar ruido’ en la calle y dificultar en lo posible las intenciones del Gobierno central, el Gobierno de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona: a su lado ha arrastrado a Ecologistes en Acció, Zeroport, Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic, o XR Barcelona.
El objetivo es el mismo: crear dificultades a Collboni y desgastar su imagen