ERC se rompe en Barcelona: dimiten ocho miembros de la cúpula republicana de Camacho

La Federación de ERC en Barcelona afronta uno de los momentos más tensos de los últimos años después de que ocho miembros de su dirección hayan plegado de forma coordinada este viernes, 21 de noviembre, evidenciando una fractura profunda dentro del partido en la capital catalana.

Las renuncias, que afectan aproximadamente a la mitad de la ejecutiva barcelonesa, llegan sólo siete meses después de que Creu Camacho asumiera la presidencia de la federación en unas elecciones internas que ya reflejaron la pugna entre el sector tradicionalmente alineado con Oriol Junqueras y Elisenda Alamany y las corrientes renovadoras, representadas por Camacho. 

Los dimisionarios son: Quim Bosch, Miquel Colomé, Nilo Font, Esther Martín, Agnès Russiñol, Rosa Suriñach, Sheila Vidal y Max Zañartu.

“Deriva unilateral”

Los dimisionarios —entre ellos nombres destacados como la concejala Rosa Suriñach, el exconcejal Max Zañartu o Miquel Colomé, que había hecho tándem con Camacho en los comicios internos— han hecho público un comunicado conjunto en el que acusan a la presidenta de haber impuesto un rumbo propio al margen del resto de la dirección.

Según el texto, Camacho habría tomado "decisiones unilaterales" que, en algunos casos, "contradecían acuerdos ya adoptados" y que, en otros, se habrían ejecutado sin consultar a la permanente de la federación. "La presidencia ha optado por sacar adelante un proyecto propio, tomando decisiones de manera unilateral", lamentan en el texto.

Los firmantes denuncian que esta forma de gobernar “desprecia el papel de las bases” y "subordina" la estructura del partido a los intereses del grupo municipal.

Crisis tras el 'sorpasso'

La Federación de ERC en Barcelona, que en abril protagonizó una de las grandes sorpresas internas del partido al superar la candidatura avalada por Oriol Junqueras, vive ahora un terremoto político de primer orden. 

El ajustadísimo triunfo de Creu Camacho sobre Eva Baró fue interpretado entonces como un ‘sorpasso’ del sector crítico al núcleo dirigente de Junqueras y Alamany. Solo 14 votos dieron la presidencia a Camacho, en unas elecciones donde incluso hubo más papeletas en blanco que diferencia entre candidaturas.

Aquella victoria reconfiguró el poder republicano en la capital y abrió la puerta a un liderazgo alternativo que se presentaba como "fiel a sus valores, abierto, participativo y con la mirada puesta en las municipales de 2027".

Ahora, sin embargo, aquel proyecto ha chocado de lleno con la realidad: parte de los mismos responsables que impulsaron la nueva dirección han terminado abandonándola. 

El estallido interno ha coincidido con un pleno municipal cargado de tensión, en el que el gobierno de Jaume Collboni ha visto cómo el presupuesto del 2026 quedaba rechazado al no alcanzar un acuerdo con los comunes, pese al apoyo de los republicanos.

Sin embargo, las disputas internas de ERC han acabado ocupando el centro de atención dentro del mundo republicano, que intenta reconstruir su influencia en Barcelona tras los malos resultados electorales.

Hacia unas nuevas elecciones internas

Con la marcha de una parte sustancial de la dirección, ERC Barcelona está estatutariamente obligada a convocar un congreso extraordinario en un plazo máximo de un mes. La militancia tendrá que escoger una nueva ejecutiva que permita reponer puentes y reconducir el proyecto político en la ciudad.

El resultado de este proceso marcará el futuro inmediato del partido en Barcelona. Los firmantes del escrito de dimisión han asegurado que el proceso deberá "devolver la palabra a la militancia".