Maria Eugènia Gay: "Collboni incorpora independientes en su lista, Trias elige independentistas"
La número dos del PSC por Barcelona reclama más reconocimiento a los cuerpos de seguridad y señala que el Ayuntamiento "no puede ser la agencia de colocación de independentistas como pretende Trias"
23 abril, 2023 00:00Noticias relacionadas
Maria Eugènia Gay (Barcelona, 1975) habla con precisión. Piensa sus palabras. Pero se arranca con pasión cuando cree que está señalando algo obvio, porque no entiende que no pueda ser compartido. Es la número dos del socialista Jaume Collboni a la alcaldía de Barcelona. Fue decana del Colegio de Abogados de Catalunya, de 2017 a 2022, y, justo después, delegada del Gobierno de España en Barcelona. Es independiente, y hace gala de ello, para mostrar que la sociedad civil debe estar implicada en proyectos políticos para transformar la realidad. Acaba de recibir un homenaje en el Círculo Ecuestre por su trayectoria y su defensa de los cuerpos de seguridad. Sufrió en sus carnes la crítica despiadada de los independentistas, cuando, desde el Colegio de Abogados, afeó al entonces presidente del Parlament, Roger Torrent, un pronunciamiento independentista en un acto jurídico. Ahora se ha volcado en Barcelona, y tiene claro que Xavier Trias no puede volver a la alcaldía como si tal cosa, después de su etapa como alcalde. “Tuvo su oportunidad y dio pie al populismo de Colau”, señala. Para afirmar con contundencia las diferencias entre Collboni y Trias, como un mensaje dirigido a ciertos barrios acomodados de Barcelona: "Collboni incorpora independientes en su lista, Trias elige independentistas". No duda, en esta entrevista con Metrópoli, en destacar que Salvador Illa, como líder de la oposición, ofrece seguridad a toda la candidatura de Barcelona.
¿Cómo se ha incorporado en la lista del PSC a la alcaldía de Barcelona, desde la Delegación del Gobierno?
Jaume Collboni me propuso que podía formar parte de la lista, porque quería perfiles independientes, que formasen parte de la sociedad civil, barceloneses activos que hubieran tenido un papel relevante en el sector profesional. Y acepté, porque creo que Barcelona necesita dar un paso importante, para que se garantice la prosperidad, para que sea una ciudad ordenada, limpia, segura, internacionalizada, un polo de talento y de inversiones. Lo acepté con ilusión, para que Barcelona sea un referente internacional.
Si Jaume Collboni gobierna la ciudad, para usted le ha reservado el área de Presidencia. ¿Qué tiene pensado, qué desea gestionar en el Ayuntamiento?
Se trata del área de Presidencia, que debe tener una gran incidencia en la mejora de las políticas públicas. Esas políticas deben generar el efecto por el cual fueron adoptadas y en el pasado no se han medido. Un gobierno debe valorar las consecuencias de sus políticas y lo que se ha hecho es lo contrario: se han confrontado derechos y prioridades y eso lleva al desorden. Es importante ordenar la ciudad en el sentido más amplio. Y todo ello nos recuerda que el orden jurídico sirve para atender demandas, las leyes sirven para transformar nuestra ciudad. Los ayuntamientos también pueden promover normativa para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y eso se ha echado de menos en los últimos años.
¿Lo que usted apunta es a revisar medidas como la reserva del 30% para vivienda pública en las promociones?
Es que no ha funcionado. Hay un gran problema en Barcelona que es la vivienda, que ha sido un auténtico fracaso en el mandato de Ada Colau. Y eso que ella accedió al cargo con la promesa de proteger a las personas vulnerables, para facilitarles vivienda. Y se ha producido una confusión entre el derecho a la vivienda y la propiedad. El índice de tolerancia sobre determinados fenómenos en Barcelona es muy superior que en el conjunto de ciudades europeas. Y para nosotros, para Jaume Collboni, la vivienda sí será prioritaria, con proyectos como el de la Sagrera Bon Pastor, Marina Port Vermell y el 22@. Se trata de áreas para vivienda pública y empresas de nueva creación. Junto con la Ley de Vivienda del Gobierno de España. Hay que aumentar la oferta para que bajen los precios de alquiler, que están desorbitados. Colau sólo ha conseguido 53 nuevas viviendas con esa medida del 30%. Es un dato vergonzoso, producto de una medida ineficaz. Y no podemos olvidar, además, que quien tiene la competencia, que es la Generalitat, ha realizado cero viviendas públicas. En nuestro programa, con Collboni, hay medidas como la de facilitar 500 euros al mes para los jóvenes de menos de 35 años, fomentando que los particulares cedan su vivienda al Ayuntamiento, y que éste formalice el contrato con los jóvenes inscritos en una bolsa de demanda. Lo que tenemos ahora es un precio del alquiler que expulsa a los jóvenes de Barcelona. Hay que recuperar, por tanto, la colaboración público-privada, y esa práctica de cerrarse ante el sector privado se va a romper. Hay que hacerlo claramente diferente.
Uno de los fenómenos es el de la okupación. ¿Cómo se le pone remedio?
Se trabajó desde el Colegio de Abogados, para impulsar un instrumento jurídico que ayude a la ciudadanía, con la Ley de Enjuiciamiento Criminal, para poder expulsar una okupación en 48 horas si no se presentan títulos acreditativos de propiedad. Son medidas de la Fiscalía que no está desplegando sus efectos en Catalunya. Por eso necesitamos un cambio legislativo en el Congreso, para un desalojo rápido, porque el procedimiento ordinario puede durar dos y tres años.
¿Eso sucede si se trata de la primera vivienda?
Con la primera vivienda es mucho más rápido. Lo que pasa es que las okupaciones se están centrando en pisos en trámite de alquilar, o en segundas viviendas. Eso ha dado pie a mafias organizadas, con un índice elevado de criminalidad avanzada en Barcelona, con personas multirreincidentes. Pero se ha legislado sobre ello, con una iniciativa de Foment del Treball y del Ayuntamiento de Barcelona, con un cambio en el código penal. La pena de prisión puede ser de 18 meses, si hay reiteración de hurtos. Debemos ver los efectos, pero hasta ahora no se podía castigar este tipo de delincuencia. Lo realmente importante es que haya una gran colaboración entre las fuerzas de seguridad. Y fomentar, también, las relaciones institucionales en el seno del propio ayuntamiento.
¿Hay que modificar la ley?
Hay una instrucción de la Fiscalía, pero se debe producir una actuación más activa. Pero debemos reflexionar, en conjunto, por qué en Catalunya se concentra el 70% de los delitos relacionados con la okupación. Con Jaume Collboni y Albert Batlle colaboramos, en mi etapa en el Colegio de Abogados y luego en la Delegación del Gobierno para modificar la legislación y abordar la multirreincidencia. Como delegada, llevaba esas carpetas sobre seguridad, y un plan de choque para agilizar permisos de residencia y trabajo de extranjeros en Barcelona. Se consiguió reducir a tres meses la concesión de esos permisos.
¿Los delitos y la criminalidad van en aumento, o es más una percepción?
Los delitos están en la media de los años previos a la pandemia. Pero existe una percepción de inseguridad. Lo que ha sucedido, en todo caso, es que se han adoptado medidas, con 1.000 agentes nuevos de la Guardia Urbana. Albert Batlle cerrará el mandato, como responsable de Seguridad, con 3.500 agentes. Lo que ha pasado, también, y eso tiene que ver con la importancia de las instituciones, es que Salvador Illa condicionó la aprobación de los presupuestos de la Generalitat a la dotación de 600 agentes más de los Mossos d’Esquadra en Barcelona. La seguridad es una prioridad. Y yo entiendo que la colaboración debe ser intensa, entre los cuerpos de seguridad y las administraciones. Se han llevado a cabo actuaciones conjuntas contra las mafias de la prostitución, contra el tráfico de armas. Debemos arropar a las fuerzas de seguridad. Los poderes públicos deben confiar en ellos. En cambio, lo que hemos visto en los últimos años, cuando se ha atentado contra la seguridad, es que nadie defendió a los cuerpos de seguridad. Tras los incidentes de 2019, cuando Barcelona se estaba quemando, literalmente, ni la alcaldesa ni el Govern de la Generalitat se pronunciaron. Desde el Colegio de Abogados se hizo un comunicado defendiendo a los cuerpos de seguridad. No hay democracia, ni libertad ni estado de derecho sin seguridad.
¿Fue cómplice la alcaldesa Colau?
Colau no reforzó a los cuerpos de seguridad, tampoco lo hizo la Generalitat. El silencio jamás puede ser una respuesta ante situaciones como aquella. Los poderes públicos deben servir a los servidores públicos. Y yo he estado con ellos. Se merecen un reconocimiento. Pero el silencio, jamás.
¿Qué significa que usted, con un perfil más transversal, esté en la lista de Jaume Collboni, frente a la lista de Xavier Trias?
Hay una realidad y es que Collboni incorpora a independientes, Trias elige a independentistas. Collboni ofrece una Barcelona en la que la sociedad civil, los diferentes sectores de la ciudadanía se sienten representados, con un fin común, que Barcelona, como capital europea, trabaje en pro del crecimiento y la distribución y que respete las instituciones nacionales y europeas. Trias ha incorporado como número dos a un independentista. Poner Barcelona al servicio del independentismo seguirá parando la ciudad, que no ha progresado y ha estado estancada, sin dar respuesta a la ciudadanía. Si queremos que Barcelona mire al futuro, debemos contar con un partido que ofrezca estabilidad, para que vuelvan las empresas que se fueron, y no con un partido que genera confrontación y no apuesta por la convivencia, ni respeta la Constitución ni el estado de derecho.
¿Entonces?
Es que no se puede seguir engañando a la ciudadanía. Hay que trabajar por el progreso, por la creación de vivienda digna, por ofrecer oportunidades y por recuperar el orgullo, con políticas útiles. Dejemos ya de engañar con escenarios que atentan contra nuestra Constitución.
Xavier Trias fue alcalde. ¿Entiende que se guarde un buen recuerdo y que se defina como el único que va en contra de Ada Colau?
La Barcelona de 2015 no tiene nada que ver con la de 2023. Collboni ha estado activo todos estos años, los de la pandemia y la inflación, con medidas del Gobierno de España, en sintonía con Salvador Illa, con el objeto de ayudar a la recuperación de Catalunya. Trias tuvo una oportunidad para gobernar y dio pie al populismo de Colau. Los dos se han retroalimentado. El PSC hace doce años que no gobierna la ciudad. La decadencia de Barcelona es consecuencia de Trias y Colau. En cambio, la Barcelona de los alcaldes socialistas ha sido la viva imagen del orgullo de pertenecer a una gran ciudad, que consiguió ser la capital de Europa. Lo que no puede ser es que el Ayuntamiento se convierta en la agencia de colocación de independentistas, como pretende hacer Trias.
¿Hay una política de pactos establecida, más favorable hacia Junts per Catalunya o hacia los comunes?
La línea está clara. Pactaremos con los que estén a favor del progreso, a favor de la distribución de la riqueza y con los que respeten las instituciones nacionales y europeas. Hacer promesas y luego incumplirlas está a la orden del día. Así que sería un error hacerlas. Hay que centrarse en ganar las elecciones y que el PSC lidere un gobierno en el Ayuntamiento. Collboni es el único candidato realista. Todos los demás han dicho de todo. Trias dijo que no sería candidato si JxCat salía del Govern. Y ERC no quería pactar los presupuestos de la Generalitat con el PSC. Las dos cosas, en cambio, se han producido.
¿Se puede hablar de un candidato de la patronal respecto a Collboni o Trias?
De lo que se puede hablar es de un candidato que represente todos los intereses, y ese candidato es Jaume Collboni. Dialoga con todos. Y eso es lo que ha faltado. Debemos escuchar a la ciudadanía. Los poderes públicos deben ensamblar todos los intereses, no confrontarlos.
¿Es Salvador Illa la gran garantía para la propia candidatura de Jaume Collboni?
Sí, ofrece confianza, y eso es clave para el gobierno de Barcelona y toda el área metropolitana. Ofrece la confianza sobre las políticas que se puedan impulsar desde la Generalitat.