Las entidades cívicas y los vecinos del barrio de Les Corts vuelven a las movilizaciones contra el proyecto del Arzobispado de construir una residencia en un inmueble propiedad de la Fundació Sant Josep Oriol, entre las calles Joan Güell con Galileu. Hace meses, los representantes de la Iglesia anunciaron que querían abrir allí una “residencia para investigadores”, con una altura de siete plantas y capacidad para 115 habitaciones. En el solar ya hay ubicada una residencia de sacerdotes y un convictorio (antiguo seminario), en un edificio que está protegido.
La nueva residencia de siete plantas se ubicaría en el lugar del convictorio. La empresa que gestionaba el proyecto, que ya tiene en funcionamiento otras residencias (pero de estudiantes) tiró la toalla ante la oposición de los vecinos. Ahora, el proyecto es dedicar el inmueble a residencia de ancianos, por lo que ya lo ha asumido una empresa especialista en la materia. Y los vecinos vuelven a echarse a la calle: están previstas protestas y manifestaciones si Ayuntamiento y Arzobispado no se sientan a negociar.
“Aquí se ha actuado con nocturnidad –explican fuentes vecinales a Metrópoli Abierta-. Desde el Arzobispado, prometieron que se sentarían a dialogar con nosotros y no lo han hecho. Y ahora quieren enviar al Ayuntamiento su nuevo plan para su aprobación sin haberlo negociado con las entidades sociales ni con los vecinos”.
La construcción de la residencia ya tenía los permisos del anterior gobierno municipal, presidido por Xavier Trias, pero faltaba la luz verde definitiva. Los vecinos se quejaban de que el destino final sería una residencia de estudiantes, de que aumentaban dos pisos la altura del inmueble y de que se destruiría un jardín que está protegido. Tras la mediación del Ayuntamiento, el Arzobispado se avino a rebajar el volumen, aunque para los vecinos esa rebaja es insuficiente. “Sólo media planta”, critican.
APOYO DE LAS ENTIDADES SOCIALES
Así las cosas, las entidades vecinales se han puesto del lado de los vecinos y han dirigido una dura carta al Ayuntamiento. “El plan especial promueve una nueva edificación que elimina parte de los jardines protegidos”, explica la misiva de varias entidades sociales, encabezada por la Coordinadora d’Associacions de Veïns i entitats de Les Corts.
Además, detalla que “las alturas previstas desvirtúan el equilibrio que habría de jugar un equipamiento haciendo de bisagra entre dos espacios con consideración de núcleo antiguo, el espacio de la plaza Comas y el espacio de la plaza de la Concòrdia. Consideramos que este nuevo edificio es un grave perjuicio urbanístico, ecológico y de movilidad para el barrio y sus vecinos”.
Reconocen las entidades que el Arzobispado modificó el proyecto original, “pero la realidad es que no ha respondido a ninguna de las peticiones de los vecinos”. Y acusan a sus propietarios de haber degradado el jardín y el edificio existente (ambos protegidos) a conciencia. Las entidades quieren supervisar detalladamente el proyecto porque señalan que “el barrio ha sufrido valiosos recortes de espacios verdes en el antiguo Instituto Frenopático y nuevamente podríamos perder un valor tan preciado, instituido en el PGM para compensar la contaminación en las ciudades”.
Una copia de esta misiva fue asumida también por la Federació d’Associacions de Veïns i Veïnes de Barcelona (FAVB) y enviada, asimismo, al consistorio.
PIDEN NEGOCIACIÓN
En julio de 2017, el consejo plenario del distrito aprobó dos proposiciones, de la CUP y de Ciudadanos, para formalizar una comisión de vecinos, partidos y Arzobispado para trabajar sobre el tema. Desde entonces, sin embargo, no se ha hecho nada: ni se creó comisión alguna ni hubo contactos entre las partes.
Fuentes de los vecinos consultadas por este diario señalan que hace un par de semanas fueron convocados a una reunión de trabajo sobre el proyecto pero su sorpresa fue que Ayuntamiento y Arzobispado les pusieron sobre la mesa, al alimón, el nuevo proyecto de . “Nosotros no estamos en contra del proyecto en sí. Estamos en contra de cómo se está planteando actualmente. Si nos lo permiten nuestra intención sería hablar con la Iglesia y poder llegar a un acuerdo que respete sus intereses y que no tenga unas connotaciones tan negativas en el ámbito urbanístico, ecológico y de movilidad para el barrio de Les Corts”.