Uno de los barrios de Barcelona esconde uno de los rincones más originales para vivir. En plena zona exclusiva, en el barrio de Pedralbes, se esconde una pequeña barriada que parece haberse detenido en el tiempo.
Se trata de La Mercè, una zona compuesta por humildes casitas blancas de un solo piso, que sorprende por el fuerte contraste que ofrece frente a los imponentes edificios y mansiones que lo rodean.
Además, su origen también es algo desconocido, ya que se impulsó a principios del siglo XX como un proyecto de vivienda social.
Contraste natural
La Mercè nació para albergar a los trabajadores del servicio doméstico que atendían a las familias acomodadas de Pedralbes. A pesar del paso de los años, el barrio ha conservado intacta su fisonomía original, lo que le otorga un carácter casi rural en medio de la gran ciudad.
La gran belleza de esta ubicación son sus casas blancas, construidas de manera sencilla con pequeños patios y jardines que, aunque sean modestos, tienen un toque de naturaleza que contrasta con el rincón urbano que corona la zona más lujosa de la capital catalana.
Lo que más destaca es que los vecinos se han convertido en los "guardianes" de este lugar, y también han ayudado a que La Mercè se mantenga al margen de las grandes transformaciones urbanísticas.
Restricciones urbanísticas
Fuera del bullicio que comporta Barcelona, este espacio es un refugio para la tranquilidad, y La Mercè conserva su esencia, al margen de la zona cotizada en la que se encuentra.
Casitas blancas de un pueblo de la provincia de Barcelona
Esto se debe, en parte, a las restricciones urbanísticas que han evitado que los edificios históricos sean derribados o modificados de manera radical. Este compromiso con la preservación del patrimonio ha sido clave para mantener el encanto original de la barriada.
Indiferencia al lujo
A principios del siglo XX, la urbanización de Pedralbes fue planificada para albergar a las clases más acomodadas de Barcelona. Sin embargo, también había necesidad de viviendas para los trabajadores, y así nació La Mercè.
Las casas construidas fuera de un diseño complejo, estaban pensadas para la funcionalidad más que para el lujo. A día de hoy, muchas de estas viviendas se han reformado respetando su estructura original, y el barrio ha ganado un aire bohemio y sofisticado.
Aunque pequeño, La Mercè cuenta con una comunidad activa y unida, que ha logrado proteger su entorno de las grandes especulaciones inmobiliarias. Las calles, adornadas con macetas y pequeños árboles, están perfectamente cuidadas, lo que refuerza la sensación de estar en un pueblo dentro de la ciudad.
