Este jueves es un día clave en la huelga de El Prat. Los trabajadores de Eulen, empresa responsable de los controles de seguridad, se reúnen en asamblea desde las 11 de la mañana. Todo un día de explicaciones y debate para finalmente decidir si aceptan el acuerdo planteado por mediación o no. En caso de que digan que sí al extra salarial de 200 euros y la incorporación de un quinto vigilante en cada filtro de seguridad, entre otras, estarán diciendo que sí a desconvocar la huelga en el Aeropuerto. De lo contrario, se mantendrían los paros parciales del 11 y 13 de agosto y la huelga indefinida de 24 horas a partir del lunes 14.
En declaraciones a Metrópoli Abierta, el pasado martes el asesor del comité de huelga, Juan Carlos Giménez, dudaba de la aceptación del acuerdo por parte de la asamblea y tachaba de “insuficiente” e “inaceptable” los 200 euros propuestos por el departamento de Treball de la Generalitat en calidad de mediador. Una suma que la dirección sí está dispuesta a desembolsar, lejos de los 350 euros que reclama el comité de huelga.
EULEN APELA A LA PARTICIPACIÓN
Las dudas de que este jueves la asamblea acepte el acuerdo y desconvoque la huelga parcial que arrancó el pasado 4 de agosto también se intuyen enntre las filas de la dirección. Este miércoles, Eulen ha enviado un comunicado en el que alienta a los trabajadores a acudir a la asamblea y ejercer su derecho a voto. Y es que la compañía asegura sin rodeos que “lamentaría mucho que una minoría se impusiese a la mayoría de trabajadores, tal y como ocurrió en la votación de la convocatoria de huelga en la que -según publicaron los medios de comunicación- sólo un 25% de los empleados afectados votó sí a la misma”.
En las últimas dos semanas, el Aeropuerto de El Prat ha registrado colas históricas, con picos que han llegado a alcanzar las tres horas de espera para pasar el control de acceso tanto en la Terminal 1 como en la T2. Largas esperas que se han sucedido independientemente de sí había paros parciales o no, lo que ha llevado a acusar a los empleados de orquestrar una huelga de celo.
Colas en el Aeropuerto de Barcelona en una nueva jornada de huelga / Arnau Mas
EL PAPEL DE AENA
En todo este conflicto, el Govern ha mediado entre plantilla y dirección pero también con la directora del Aeropuerto de Barcelona, Sònia Corrochano. Una representación indirecta de Aena, quien de forma oficial no se ha sentado en la mesa de negociación, cosa que ha provocado el descontento del comité de huelga que pedía su presencia. “Es esencial porque al final es quien hace la licitación y quien pone el dinero”, explicaba González, quien a su vez sostenía que “por eso insistimos tanto en que Aena tendría que estar en esta negociación y tiene que ser la que lo tiene que cerrar”.
Pero el conflicto laboral también ha desencadenado un rifirafe político. Por un lado, integrantes de la Assamblea Nacional de Catalunya (ANC) acudió el pasado lunes al aeropuerto para reivindicar la independencia de Catalunya alegando que así se podrían “gestionar mejorar las infraestructuras”. A dos meses del referéndum del 1 de octubre, repartieron octavillas en catalán, castellano e inglés entre los pasajeros explicando su postura para que “el mundo sepa por qué diremos sí”, como explicaba el secretario nacional de la ANC, Enric Blanes.
HUELGA LABORAL, CONFLICTO POLÍTICO
El acto de la ANC llevó al el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a instar a “no ser mezquino” a quienes politizaban el conflicto para poco después insinuar que el aeródromo de Barcelona es el único que está registrando problemas pese a que Aena gestiona otros 26. Además, el jefe del Ejecutivo quiso destacar que “los problemas competenciales están perfectamente claros en la Constitución". Aunque lo cierto es que la competencia de los aeropuertos calificados de interés general son cosa del Estado, tal y como recoge la Constitución y se concreta en el Real Decreto 2591/1998.
Las palabras de Rajoy indignaron al conseller de Territori, Josep Rull, quien aseguró que “ni al Estado ni a Aena les importa” una situación a la que miran “desde lejos”. Este martes, Rull acusaba al presidente del Gobierno de "jactarse" con el conflicto laboral en El Prat.
Mientras tanto, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, pedía a la dirección de Eulen que hiciera un “esfuerzo adicional” para llegar “lo más rápido posible” a un acuerdo que ponga fin al caos que viven el aeródromo desde hace dos semanas. Una reclamación a la que se sumaba la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien a su vez criticó el "modelo hipercentralizado" de Aena en el aeropuerto barcelonés.
LA HUELGA DE ILUNIÓN, EN TIEMPO DE ESPERA
Y mientras todos hablan de la huelga de los vigilantes de los controles de seguridad, la segunda amenaza para El Prat se ha disipado, por ahora. El comité de huelga de Ilunión, la compañía que se encarga de la vigilancia de terminales y de acceso de la plantilla al aeropuerto, convocó paros a partir del 16 de agosto. Pero este miércoles le han dado una vuelta de tuerca a su llamamiento.
Comité y empresa han acordado aplazar los paros hasta el próximo 1 de septiembre. La empresa se ha comprometido a que los empleados sin complementos salarial reciban 100 euros mensuales con efecto retroactivo desde el 1 de agosto. Asimismo, algunos colectivos recibirán la misma cantidad como extra.