La grúa municipal es uno de los servicios del Ayuntamiento más impopulares. Numerosos barceloneses califican las actuaciones de este servicio de desproporcionadas y abusivas. Incluso algunos partidos de la oposición, como el PP, consideran que tiene un afán recaudatorio. Se llevó en 2016 más de 100.000 vehículos de las calles de Barcelona, concretamente 100.907, la mayor parte por haber cometido algún tipo de infracción en la ciudad.
Aunque la grúa forma parte del paisaje cotidiano de la ciudad y que su actividad sea frenética, la realidad es que cada año se retiran menos coches. Según datos de la empresa pública B:SM, que la gestiona en la ciudad, la tendencia va claramente a la baja desde el año 2013, cuando la grúa se llevó 107.966 vehículos. En 2014 se retiraron 104.841 transportes privados; en 2015, 102.067, y en 2016 los citados 100.907.
En 2016, la grúa hizo un total de 222.609 intervenciones, lo que incluye también actuaciones fallidas (como acudir a retirar un vehículo cuando éste ya se haya ido), accidentes, desenganches y traslado de coches abandonados, entre otros servicios. En este apartado, la tendencia va también claramente a la baja. De las 243.532 intervenciones de 2012 se pasó en 2016 a 222.609.
AFÁN RECAUDATORIO
La recaudación de los últimos años se ha reducido. Si en 2011, la grúa recaudó 16,9 millones de euros, lo que se traduce en 46.301 euros diarios, el año pasado el servició facturó 14,6 millones de euros, 40.000 euros diarios. En 2012, se llevó 15 millones de euros de los barceloneses; en 2013, 15,7; en 2014, 15,4, y en 2015, 14,9, explican fuentes del PP en el Ayuntamiento. El PP siempre ha considerado el precio “muy elevado” y afirma que hay “un afán recaudatorio”.
Entre las infracciones más habituales del 2016, que comportaron la retirada de un vehículo, figuran: estacionar en zonas reservadas (19.767 vehículos), aparcar en zonas carga y descarga (18.083) y dejar el coche donde estaba prohibido estacionar (16.265). Otros 6.656 vehículos fueron retirados por aparcar en un lugar prohibido por una señal, otros 4.509 acabaron en el depósito municipal por falta de comprobante horario y otros 4.194 por estacionar en la acera.
COCHES ABANDONADOS
Uno de los datos que más llama la atención de los informes de B:SM son los vehículos abandonados y que son retirados. En 2012 fueron 6.410; en 2013, 5.490; en 2014, 4.857, y en 2015, 2.508. La tendencia también va claramente a la baja.
El secretario general de la Asociación de Autónomos y Pymes de Transportistas de Cataluña, Adolfo Martínez, dice que sus asociados no suelen verse muy afectados por las retiradas, principalmente porque estos vehículos, generalmente furgonetas, están poco tiempo en las zonas de carga y descarga.
Sin embargo, Martínez sí que considera que en el centro de la ciudad –sobre todo en el Eixample-- la grúa municipal tendría que ser más ágil, a la vez que justa y proporcional en las actuaciones ya que las zonas de carga y descarga suelen estar ocupadas, lo que dificulta el trabajo de estos profesionales. “Si pregunta a cualquier transportista en la calle dirá que actúa poco”.
SUPERVISIÓN DE LA SÍNDICA
Recientemente, la síndica de greuges de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, ha cerrado una actuación de oficio sobre la grúa y ha recomendado la adopción de criterios de oportunidad, proporcionalidad y equidad en la retirada de vehículos. Vilà considera que, siempre que sea posible, se imponga la decisión más adecuada para el interés general y al mismo tiempo la menos onerosa para la persona responsable del vehículo, sin que la decisión adoptada suponga impunidad de la conducta infractora.
En la resolución, la síndica explica que la retirada de un vehículo por parte de la grúa municipal no es un acto sancionador, aunque para el conductor tenga consecuencias onerosas en tiempo y dinero. “Es un acto instrumental para corregir un hecho que altera el orden público viario. El importe de la tasa no es una sanción sino el coste que hay que satisfacer por el servicio provocado por la infracción”, afirma.
La tasa que se paga por la retirada de un coche de la vía pública es de 147,69 euros, mientras que las motocicletas cuestan 60,56 euros. Los precios de Barcelona, tildados por muchos ciudadanos de abusivos, son casi idénticos a los de Madrid. Allí, por la retirada de un coche se paga 147,55 euros, y por una moto, 60,40 euros.
Metrópoli Abierta ha intentado sin éxito obtener la opinión del Reial Automòbil Club de Catalunya (RACC). El RACC dice que no puede hacer una valoración del servicio municipal porque no ha hecho ningún estudio o análisis sobre él, ni ha tenido acceso a cifras que le permitan hacer una comparativa entre ciudades.
En cambio, el RACC sí que facilitó a la síndica el coste de un servicio de arrastre en Barcelona, a cargo de una privada, con dos operarios y un tiempo de respuesta de 10 minutos. El precio se sitúa en 72,64 euros.
SERVICIO DEFICITARIO
Según el informe de la síndica, la grúa municipal es deficitaria y con la recaudación se cubre el 85,4% de los costes. La síndica --después de analizar los diferentes servicios y actuaciones que hace la grúa, así como la singularidad de las intervenciones no solicitadas, intervenciones que no generan tasa, y la necesidad de disponer de otros complementos del servicio como depósitos, custodia y seguridad– ha concluido que el coste de la grúa municipal no es comparable a los que prestan los operadores privados a demanda de los automovilistas y que, en general, son más baratos.