Las inspecciones que se están realizando en los vagones del Metro de Barcelona han evidenciado la existencia de nuevos focos en los que se ha detectado fibra de amianto. Las pruebas que se han hecho en los trenes de las series 3.000 y 4.000, los que habitualmente circulan por las líneas 1 y 3, han puesto de manifiesto que el uso de amianto en los vagones fue más importante de lo que se ha creído hasta ahora.

De hecho, los análisis que se están llevando a cabo en los vagones sobre los que se sospecha que puedan tener amianto entre sus componentes, que pertenecen a las series 3.000, 4.000y 5.000, todavía no han concluido, por lo que habrá que esperar a que se llegue al final del proceso para conocer el alcance real de la presencia del amianto entre los componentes de los vagones.

Las últimas pruebas llevada a cabo han permitido detectar que el amianto también esta presente en unas arandelas de los convertidores estáticos de algunos de los trenes de las series 3.000 y 4.000, concretamente en unos que fueron fabricados por SEPSA.

También se ha encontrado amianto es una bobinas inductivas de los trenes que circular en la línea 4. Aunque en este caso, el producto que contiene las fibras de amianto se encuentra sumergido en aceite, por lo que, en teoría, no existe ningún riesgo de que se desprenda.

La aparición de este nuevo foco de amianto ha vuelto a poner de manifiesto que las quejas de los sindicatos por todo este asunto están justificadas y que la decisión de los responsables del TMB de no retirar de la circulación los convoyes afectados puede haber sido precipitada.

Los sindicatos exigen que la empresa ponga todos los medios a su alcance para minimizar los riesgos tanto de los trabajadores de la empresa como de los usuarios del Metro.

 

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