Los patinetes eléctricos y otros VMP (vehículos de movilidad personal) llegaron a nuestras vidas como otras tantas cosas: sin preaviso. Y –como siempre– hasta que no ha sucedido una desgracia, no han saltado las alarmas. En este caso, la muerte de una anciana atropellada por un patinete en Esplugues de Llobregat ha hecho que las administraciones se planteen impulsar una nueva regulación. La noticia ha salido a la luz justo cuando la Navidad asoma la cabeza por la puerta: y, según apuntan los pronósticos, los patinetes serán el regalo estrella de los Reyes Magos.

Barcelona ya tiene una normativa que “prohíbe la circulación de vehículos de movilidad personal por la calzada, a más de 25 km/hora, a menores de 16 años o sin casco”. Aunque según la concejala de Movilidad, Mercedes Vidal, “hace falta una paraguas estatal”. La Dirección General de Tráfico anunció el jueves que está trabajando en un real decreto para impedir que los patinetes eléctricos circulen por la acera y para establecer una velocidad máxima de 25 km/h.

UNA SITUACIÓN QUE VIENE DE LEJOS

Pero los ciclistas hace tiempo que denuncian la situación. “El Ayuntamiento de Barcelona se ha precipitado cediendo la incompleta e ineficiente red de carriles bici a los VMP”, cuenta Albert Garcia, de la agrupación Amics de la Bici, en una conversación con Metrópoli Abierta. Según él es “un grave error” sobre todo por la situación de vulnerabilidad de los ciclistas que no se sienten seguros circulando con este tipo de vehículo motorizado.

Por eso, según consideran desde la agrupación, los VMP que puedan circular a más de 30 km/h “deberían considerarse vehículos de alta velocidad” y no compartir espacio con ellos porque, además, los carriles no están preparados “por su escasa anchura”. “No permiten una convivencia segura”, añaden.

LOS PATINETES SIGUEN DE MODA

Por otro lado, conversamos con Jaume Llurba, un vecino que se desplaza en patinete por Barcelona desde hace más de un año. Tal como explica a este medio, antes utilizaba la bici, pero se pasó al patinete porque le parece “más práctico y manejable”. En este último año ha visto cómo el patinete se ponía de moda y cómo el conflicto iba creciendo exponencialmente.

“Esto acabará mal”, confiesa. Según comenta basándose en su experiencia, los conductores de este tipo de vehículo “desconocen la normativa” y, además, “faltan el respeto tanto a los mismos conductores de patinetes así como a los ciclistas y otros”. Es por eso que espera una solución por parte del consistorio.

EN 2019 SE AGRAVA LA SITUACIÓN

El próximo 1 de enero finaliza la moratoria a la prohibición de circular por las aceras de Barcelona de menos de cinco metros que se estableció en el marco de la modificación de la Ordenanza de Circulación de Peatones y Vehículos (OCVV), en mayo de 2015. Por eso aún se permite circular a las bicicletas por aceras de más de 4,75 metros y 3 metros de espacio libre. Sin embargo, la situación en enero cambiará drásticamente.

Una bicicleta circulando por la acera / HUGO FERNÁNDEZ



“Los técnicos del Ayuntamiento no viven la realidad”, comentan los ciclistas apesadumbrados. “Fomentar el uso de patinetes no es la solución porque, además, no son vehículos activos y con ellos no haces ejercicio”, valora Albert Garcia. La realidad es que cada vez se venden menos bicicletas y más patinetes. Según señala, el fracaso reside en que la bicicleta no se ha promocionado bien en Barcelona. Por eso la gente opta por “lo fácil y lo cómodo”: el patinete.

Cabe recordar que el Ayuntamiento de Barcelona ha cuadriplicado las multas a los patinetes eléctricos este 2018. Entre enero y octubre de este año, la Guàrdia Urbana ha impuesto 1.468 sanciones. Los importes oscilan entre los 100 y los 500 euros, según la gravedad de la infracción. En este caso, la mayor parte de las multas las han recibido las empresas que se dedican al alquiler de este tipo de vehículos. Sin embargo, el problema de convivencia sigue lejos de solucionarse.