Los taxis no dan abasto para absorber la demanda del Mobile World Congress. Dos horas antes de que el evento cerrara las puertas en su primera jornada, el tiempo de espera para coger un taxi ascendía a 40 minutos. Y todavía faltaban muchos congresistas por salir de Fira Gran Via con la intención de desplazarse a sus hoteles, antes de salir a disfrutar de la noche barcelonesa.
La cola avanzaba a buen ritmo y los congresistas esperaban resignados, con buen humor la mayoría, aunque también hay voces discordantes, como la de dos madrileñas que echan de menos el servicio de Uber y Cabify, con el que acostumbran a desplazarse por la capital madrileña. Se muestran indignadas con el tiempo de espera, pero esperan pacientes la cola ante la falta de alternativas.
RESIGNADOS CON LA ESPERA
Otros congresistas, en cambio, se resignan y esperan con calma, contentos de encontrarse en Barcelona, con buen tiempo y en la mayor feria mundial de telefonía móvil. Un congresista hindú explica a Metrópoli Abierta que le gustaría poder usar el servicio de las VTC, porque aligeraría la cola, pero que no le importa esperar.
Otro asistente al MWC explica a Metrópoli Abierta que, aunque el cartel de tiempo de espera marca 40 minutos, en poco más de 20 ha conseguido subirse a un taxi para abandonar la Fira de l'Hospitalet. Los taxistas operan sin casi competencia ante la reciente salida de Barcelona de las principales empresas de VTC, Uber y Cabify, tras la aprobación de la nueva normativa que les obliga a ofrecer sus servicios con una precontratación superior a la hora.
EL METRO, MÁS RÁPIDO
En el metro, en cambio, el servicio funciona con normalidad en las dos líneas que conectan con la Fira Gran Via de l'Hospitalet, la L9 y la L10 Sud. El volumen de trenes que circulan es el mismo que cualquier otro día, por lo que para llegar a Barcelona, era la mejor opción. Otra cosa era moverse luego en metro dentro de la ciudad, pues las otras líneas no funcionaban con la misma frecuencia. A primera hora de la mañana se han producido aglomeraciones en los andenes de las principales estaciones de metro de Barcelona por la menor frecuencia de paso durante los paros de los trabajadores.