El gobierno de Ada Colau mantiene su presión contra los vehículos motorizados en Barcelona. Coches, furgonetas, motos, autobuses y autocares, entre otros, conviven con más problemas que armonía en la capital catalana. La lucha contra la contaminación es cosa de todos.

Las medidas disuasorias son convenientes, pero la mejor solución para combatir la polución pasa por un buen transporte público. Y en Barcelona es muy mejorable.

ROBOS EN EL METRO

El metro es el transporte público más utilizado y los usuarios sufren, cada día, muchas incomodidades. Lo peor son los robos. Y la sensación de inseguridad se dispara los fines de semana. Sobre todo, por las noches. Para combatir esta lacra ya han surgido las primeras patrullas urbanas, que no cuentan con el visto bueno de las autoridades ni de los cuerpos de seguridad.

En los últimos años, los usuarios han padecido muchas jornadas de huelga. Primero, por las reivindicaciones laborales de los trabajadores de TMB. Después, por la crisis del amianto. La nueva presidenta, Rosa Alarcón, tenía claro que el gran culpable era su consejero delegado. Enric Cañas ya ha sido destituido. Su gestión, prepotente, ha sido polémica y errática. Barcelona necesita mejores gestores y, sobre todo, personas que conozcan las necesidades de la ciudad.