Luxemburgo se ha convertido este sábado en el primer país del mundo que instaura la gratuidad del transporte público, una de las principales apuestas del actual Gobierno de este pequeño país europeo.
Esta medida tiene un coste de 41 millones de euros, según las estimaciones oficiales sobre los billetes que se dejarán de vender para autobuses, trenes o tranvías del país.
EXCEPCIONES
La única excepción contemplada a esta gratuidad es el tren de primera clase y también los viajes al extranjero. Eso sí, los luxemburgueses que trabajen fuera del país se beneficiarán de tarifas reducidas en los trayectos más frecuentes como las líneas de tren Nancy-Metz-Luxemburgo, Arlon-Luxemburgo o Tréveris-Luxemburgo.
Las autoridades han subrayado que esta medida permitirá además al personal concentrarse en tareas como la seguridad o prestar información adecuada a los usuarios.
MEJORAS EN EL TRANSPORTE PÚBLICO
En 2017, seis de cada diez personas de Luxemburgo iban al trabajo en vehículos privados. El objetivo, ahora, es que se reduzca al 46% fomentando el transporte público, la bicicleta o los coches compartidos. Para ello, el Gobierno se ha propuesto implantar mejoras de la red de transporte público, para que sea gratis y de calidad.
Una encuesta de la televisión luxemburgesa RTL apunta a que un 30% de los ciudadanos no renunciarán a sus coches de forma habitual pese a la gratuidad del transporte público.
Cabe recordar que Luxemburgo es un pequeño país que forma parte de la Unión Europea, con una población aproximada de medio millón de habitantes sobre un área de 2586 kilómetros cuadrados.