La regidora de Mobilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Rosa Alarcón, descarta la puesta en marcha de un peaje urbano en la ciudad. "No es el momento de implantarlo", ha dicho Alarcón. De esta manera, la edil socialista ha respondido a la propuesta de la asociación Barcelona Global, partidaria del pago para "regular el acceso a Barcelona y financiar el transporte colectivo",  explicó el consejero delegado de Barcelona Global, Mateu Hernández.

Alarcón es más partidaria de "consolidar" la Zona de Bajas Emisiones, que prohíbe la circulación de los coches más contaminantes y multa desde el pasado día 15 de septiembre, y de activar otras medidas que no impliquen un cobro. La regidora no quiere que los ciudadanos tengan la sensación de que solo se busca que paguen. "Y menos en tiempo de crisis", subraya Alarcón.

REGULAR LOS FLUJOS DE MOVILIDAD 

La idea de Barcelona Global es la creación de un peaje urbano de entrada a la ciudad o en el estacionamiento, como el que tienen Londres (Reino Unido) y Copenhague (Dinamarca). La iniciativa coincide con la progresiva desaparición de los peajes de las autopistas catalanas. A diferencias de éstos, "que se crearon para financiar las infraestructuras", recordó Mateu, los peajes urbanos deben servir para regular los flujos de movilidad.

El peaje urbano es una de las 15 medidas de un informe presentado por Barcelona Global y elaborado por 60 expertos en coordinación con Anteverti, Saba, Fundación Repsol, RACC, SEAT, Abertis Autopistas, Renfe y Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya(FGC). El presidente del RACC, Josep Mateu, es partidario de la instalación, pero a largo plazo. "Ahora los ciudadanos ya están gravados por otros peajes".  

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