Las carreteras catalanas han registrado este Viernes Santo retenciones que en total han alcanzado los 151 kilómetros, con 19 kilómetros de caravana en algún punto, y han sumado en las últimas horas dos conductores muertos en la segunda fase de la operación salida de Semana Santa, en la que 359.600 vehículos han abandonado el área metropolitana de Barcelona.
El Servei Català de Trànsit ha informado de que el número de vehículos que han dejado la conurbación de Barcelona entre las tres de la tarde del jueves y las dos del mediodía de este viernes representa el 97% de los previstos (370.000). Respecto a las operaciones salida previas a la pandemia, estas cifras de vehículos están por debajo y representan un 5,2% menos si se comparan con las de la Semana Santa de 2018 y un 7,4% menos si se hace lo mismo con las de 2017.
En esta segunda fase de la operación salida (la primera fue el pasado fin de semana) se han registrado dos muertes en las carreteras. Una anoche en la C-31, en Calafell (Tarragona), y otra esta mañana, en la C-26, en Balaguer (Lleida). Desde el inicio del periodo festivo, el viernes 8 de abril, cuatro personas han muerto en accidentes de circulación.
LOS PRINCIPALES PROBLEMAS, EN LA AP-7
Trànsit ha destacado que, en esta mañana, los principales problemas de circulación se han dado entre las 11:00 y las 13:00 horas, con un pico máximo de intensidad media de circulación a las 12:00, con 7.400 vehículos que salían del área metropolitana de Barcelona en un cuarto de hora. El pico de las retenciones ha sumado 151 kilómetros, lo mismo que en la Semana Santa de 2018 y por debajo del de 2017, que fue de 167 kilómetros en toda Cataluña.
En la AP-7, entre Santa Perpètua y La Roca, las retenciones han sido de hasta 14 kilómetros, provocadas, según Trànsit, por la confluencia de la C-33 y la autopista y la entrada de vehículos en esta desde la C-60, que comienza en Mataró. En esta misma autopista también se han registrado colas que sumaban seis kilómetros a la altura de Llinars. Igualmente, han habido nueve kilómetros de caravana en la C-32 a la altura de Mataró y tres kilómetros en Tordera.
También en la AP-7, pero en dirección sur, han habido colas de hasta 19 kilómetros entre El Papiol y Martorell y de 7 kilómetros entre Vandellòs y L'Hospitalet de L'Infant, en este caso por un accidente que ha obligado a cerrar un carril. También se han producido seis kilómetros de caravana en la carretera C-32, en Sitges, por lo que se ha tenido que regular el tráfico en los túneles del Garraf.
El Servei Català de Trànsit destaca que, en esta primera Semana Santa con los peajes de las autopistas liberados, se ha alcanzado en todos los tramos de la AP-7 un pico de 51,7 kilómetros de retenciones, lo mismo que en 2017 y algo superior que en 2018, cuando fue de 49,9.
DISTRIBUCIÓN EQUITATIVA ENTRE MAR Y MONTAÑA
En las carreteras que van hacia el Pirineo, las retenciones se han dado en la C-16, en Berga y Cercs; en la C-17, en Parets y Ripoll; en la N-145, en las Valls de Valira; y en la C-14, en Oliana y Organyà. Las vías de acceso a la Costa Brava han registrado retenciones en la C-35 y la C-65, en Llagostera; en la N-II, en Tordera; y en la GI-600, en Blanes. Para llegar a la Costa Dorada y el Delta del Ebro, han habido colas en la N-340, en El Vendrell y en L’Ametlla de Mar, y en la C-14, en la Riba. Con todo el volumen de tráfico demuestra que ha habido una distribución equitativa entre los destinos de montaña y playa.
Respecto al tráfico de ayer jueves, indica Trànsit, la mañana fue complicada, especialmente en la AP-7, lo que se interpreta como "un adelanto de la salida", mientras que por la tarde la circulación fue más fluida.