La colocación de cojines berlineses en las calles de Barcelona ha sido objeto de polémica durante los últimos años. La capital catalana cuenta con cientos de elementos de esta clase cuya peligrosidad, especialmente para los motoristas, está más que demostrada.
Según datos municipales, la ciudad dispone actualmente de 834 reductores de velocidad de este tipo, una cifra que ha ido en aumento durante los últimos años pese a las reiteradas peticiones para su supresión por parte de expertos y grupos municipales de la oposición.
Incremento de cojines
Lejos de eliminar estos elementos de las calzadas barcelonesas, el anterior gobierno municipal multiplicó su presencia en la capital catalana con la instalación de 557 cojines berlineses adicionales en 2021, que se implementaron en vías con la velocidad limitada a 30 kilómetros por hora.
Los nuevos reductores se colocaron en las calles barcelonesas después de recibir un fuerte rechazo por parte de grupos de la oposición, que exigieron su reitrada sin éxito. Las peticiones se produjeros después de que, a finales de 2020, el gobierno municipal realizara una revisión para determinar si estos elementos suponían un riesgo para los conductores.
La exalcaldesa, Ada Colau, consideró que este sistema no resultaba peligroso para los motoristas. La edil de los comunes defendió su instalación al afirmar, en sesión plenaria, que “a 30 kilómetros por hora no son peligrosos”.
Accidente grave
El grave accidente sufrido por un motorista barcelonés tampoco fue motivo de alerta para el Ejecutivo de los comunes. Albert, un joven que circulaba con su vehículo por el paseo de Fabra i Puig, sufrió una dura lesión con uno de estos cojines.
Tal y como explicó el conductor a Metrópoli, el herido realizó un giro “a 10 kilómetros por hora" después de pasar un semáforo que se acababa de poner en verde, su moto patinó tras pasar sobre este elemento y tuvo que apoyar el pie para evitar una caída de graves consecuencias. Fue en ese momento cuando su rodilla se "destrozó totalmente por dentro".
Tras la realización de pruebas médicas, Albert tuvo que pasar por quirófano y mantener una rehabilitación que se extendió durante meses, al tiempo que inició los trámites para demandar a Colau como “responsable” del mantenimiento de estos reductores en Barcelona pese al riesgo que representan.
Alegales
Desde la plataforma Motoristes per Barcelona insisten en la necesidad de retirar los cojines berlineses de las calles de la ciudad, así como hacer lo propio con "cualquier elemento que ponga en riesgo" a estos conductores, como ya sucedió con las vallas tipo New Jersey.
El colectivo motociclista recuerda que estos reductores de velocidad son "alegales", ya que están homologados pero no se encuentran regularizados. Para que su mantenimiento fuera totalmente legal, explican, deberían estar reflejados en una ordenanza municipal, un requisito que no se cumple a día de hoy.
La entidad también incide en la importancia de tratar esta cuestión en el futuro "plan de la moto", que deberá estar centrado en la seguridad de los motoristas. Respecto a los riesgos asociados a los cojines, la plataforma afirma que "el material con el que están fabricados no es el más adecuado para los vehículos de dos ruedas", además de que aquellos que son de color negro resultan "prácticamente invisibles" para los motociclistas y que provocan "reducciones drásticas de velocidad que ocasionan accidentes por alcance".