La Arrabassada vuelve a ser la vía con mayor riesgo de accidente grave o mortal de la zona de Barcelona. Así se desprende de la 24ª edición del estudio de evaluación de carreteras presentado este martes por el RACC, y elaborado con la metodología internacional iRAP durante el trienio 2022-2024.
Por primera vez en cinco ediciones consecutivas, esta carretera ha caído del primer puesto, sustituida por la T-314, en el tramo entre Cambrils y Reus.
En la presentación, que ha contado con la presencia del presidente del RACC, Josep Mateu; el director del Área de Movilidad de la entidad, Cristian Bardají; el director del Servei Català de Trànsit, Ramon Lamiel; el director general de Infraestructuras de Movilidad de la Generalitat, David Prat; y el Gerente de Servicios de Infraestructuras Viarias y Movilidad de la Diputació de Barcelona, Valentí Aceña; se ha detallado que Barcelona es la segunda provincia catalana cuyas carreteras registran un riesgo de accidente “muy alto”, por detrás de Lleida.
Aun así, Barcelona es la demarcación con más tramos de mayor riesgo de accidente grave o mortal, con cinco ubicaciones, incluyendo la Arrabassada. El resto de vías son la BV-5224, de Manlleu a Torelló; la BV-5001, de Martorelles a Vilanova del Vallès; la B-502, de Vilassar de Mar a Argentona; y la C-31, que enlaza Sitges con Castelldefels.
Concentración de accidentes
Barcelona también es la provincia que cuenta con el tramo con mayor accidentalidad grave por kilómetro en la A-2, en enlace con la AP-2, así como en sus confluencias con la B-20, la B-10 y la C-32.
Este trayecto, correspondiente a la continuación de la ronda Litoral a su paso por el Baix Llobregat, se han registrado accidentes graves y mortales en un recorrido que cuenta con 6,6 kilómetros. En segundo lugar se encuentra la C-58, entre Barcelona y Cerdanyola del Vallès; y el podio lo cierra la C-31, entre El Prat de Llobregat y L'Hospitalet, con un recorrido de 7,4 kilómetros.
Entre los ocho tramos de vías catalanas con más accidentes, todos ellos en el área de Barcelona, también se encuentran las conexiones entre Sitges (C-246) y Esplugues (B-23), Barcelona (B-10) y Montgat (C-32), Cunit (C-31) y Sant Pere de Ribes (C-32), Sant Cugat y Barberá (B-30) y el nudo de la Trinitat.
Siniestralidad de motos
Respecto a los datos de mortalidad, Lamiel ha destacado que hay una tendencia a la baja con 167 fallecidos, algo que no era sencillo de cumplir porque la "movilidad y la incorporación de conductores ha aumentado significativamente" en los últimos años.
Especialmente, se ha querido hacer hincapié en los accidentes de moto y ciclomotor, en los que Barcelona también es la provincia que más siniestros ha tenido con estos vehículos.
Presentación del informe del RACC
En este sentido, las carreteras más afectadas son la C-31, del Prat a l'Hospitalet; la A-2, en enlace con la AP-2, así como en sus confluencias con la B-20, la B-10 y la C-32; y la C-32, de Sitges a Esplugues. Asimismo, el tramo de la B-20 entre Esplugues y el nudo de la Trinitat desaparece de estas estadísticas.
Vehículos pesados y ciclistas
Los tramos barceloneses que han concentrado más accidentes de vehículos pesados, que son la mayoría de los que más siniestros han contabilizado en Catalunya, han sido los trayectos entre la AP-7 y el enlace con C-60 y el tramo de la C-59 entre Mollet del Vallès y Palau de Plegamans.
En el caso de los ciclistas, los tramos entre Martorelles (B-500, BV-5006) y Vilanova del Vallès (BP-5002), y el enlace Mataró norte con C-32, son los que han sumado más accidentes.
Motos circulan por la carretera de la Arrabassada
Bandas sonoras
El estudio muestra que, durante el trienio de 2022 a 2024, han aumentado los accidentes graves y mortales en un 4,97% y el índice de riesgo en un 0,44%.
Para frenar esta situación, Prat ha anunciado que se están desplegando bandas sonoras por todas las carreteras, puesto que una de las hipótesis del origen de los accidentes es "la distracción de muchos conductores".
Estas bandas emiten un sonido cuando el vehículo se desvía de la carretera, y en 2024 ya se desplegaron 200 kilómetros, algo que irá en aumento para que dé sus frutos a la larga y se pueda llegar al objetivo de, máximo, tener 100 víctimas mortales en 2030, 67 menos que los últimos datos recogidos.
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