Rabia y dolor tras la muerte de dos perros, un yorkshire y un chihuahua, tras el brutal ataque de otros dos canes en Virrei Amat. Los hechos, tal y como han explicado a Metrópoli los dueños de los animales fallecidos, tuvieron lugar el día de San José, el pasado 19 de marzo en la plaza del mismo nombre.
Lo narran María José y Miguel, los dueños de Coco y Guanyi. Ambos murieron prácticamente al instante después de que dos perros grandes los mordieran brutalmente, "como si fueran peluches". Lejos de preocuparse o asumir las consecuencias, el dueño de los animales, que los llevaba sin bozal y atados con una correa larga, intentó escapar del lugar. Finalmente fue retenido por los vecinos que presenciaron el suceso, pero el hombre no ha recibido castigo alguno y tampoco ha perdido perdón a las víctimas.
Un paseo cotidiano
Lo ocurrido fue una pesadilla. Ese día, María José fue a visitar a su padre a Vilapicina para estar un rato con él con motivo de su santo: "Subí andando la calle con Coco, como hacía siempre. Sobre las 11:00 horas, mi padre y yo decidimos ir a tomar un café rápido porque yo entraba a trabajar a las 12:30 horas y no podía entretenerme mucho". A María José, de hecho, la conocen mucho por la zona, ya que trabaja en un supermercado cercano.
Cuando padre e hija enfilaron la calle de Felip II, se percataron de que había pasado algo en la plaza del Virrei Amat: "Había mucho barullo de gente, pero no se veía claro el qué". Ambos captaron frases sueltas de los allí presentes: "Escuchamos algo de un perro y sí que es cierto que vimos que una chica se iba llorando con su bebé en brazos". Sin embargo, no le dieron más importancia: pensaron que habría habido algún tipo de incidente en el que alguien se habría asustado y poco más. Así que siguieron su camino.
"Salieron de entre las motos"
Tan solo habían avanzado unos pocos metros más cuando, de repente, dos grandes perros les salieron al paso de entre unas motos aparcadas en la acera: "Pasó todo tan rápido. Se abalanzaron sobre Coco y le pegaron la dentada". María José llevaba al yorkshire atado, pero ni los golpes de su anciano padre contra los animales agresores ni los intentos de ella por desengancharlo de los atacantes sirvieron. A Coco lo mordieron mortalmente en el vientre.
En medio de la histeria del momento, María José llegó a ver que el dueño de los perros, al que define como un "monstruo de persona", se marchaba corriendo: "Salí detrás de él chillando como una loca". En ese momento, el resto de transeúntes del parque llamaron a la Guardia Urbana, que se presentó en el lugar: "No me dejaban acercarme a él", recuerda la mujer.
Guanyi, la primera víctima
Los afectados alcanzaron a llevar a Coco a una clínica veterinaria cercana, donde les comunicaron que no podían hacer nada por salvarle la vida. Pero aquello no terminaba ahí: "Delante del veterinario nos enteramos que hacía 10 minutos que esos perros habían matado a otro".
Se trataba de Guanyi, un chihuahua de 14 años al que su dueño, Miguel, protegió a duras penas: "Uno de los animales se intentó abalanzar sobre el mío y le llamé la atención al propietario, que además es mi vecino", explica la víctima. Sin embargo, los perros terminaron echándose encima de Guanyi. A Miguel le dio tiempo a aupar al perro, pero los agresores tuvieron la fuerza suficiente para tirarlos al suelo y "destrozar" al chihuahua.
Tres perros en tres pisos
Miguel conoce muy bien al irresponsable hombre, que en todo este tiempo ni siquiera se ha dignado a pedirle perdón. "Desde ese día no lo he vuelto a ver, pero sé que baja a los perros de madrugada, sobre la 01:00 horas". Algo que tiene prohibido: hace dos años, los mismos animales ya atacaron a otro can que, afortunadamente, sobrevivió al ataque tras pasar seis días ingresado en el veterinario. Al hombre se le prohibió sacar a pasear a los perros a la vez: debía hacerlo por separado y con bozal.
"Él y su familia viven en tres pisos del mismo edificio y en cada uno hay un perro", cuenta Miguel, que suma otro animal a los dos que protagonizaron la violenta escena en marzo.
"Es un monstruo"
El responsable de los ataques, por lo tanto, parece haber salido indemne de cada episodio: "La policía nos dijo que estaba denunciado por lo civil y por lo penal, pero el juicio puede tardar años". Al parecer, el Ayuntamiento de Barcelona le requisó las mascotas el mismo día del ataque a Coco y a Guanyi, pero ya se los han devuelto.
María José, la dueña de Coco, afirma rotundamente que el hombre es un monstruo: "Es el típico que va desafiante con los perros. Llegó a decir que si la incineración de los dos muertos era conjunta, que la pagaba él, pero que si era por separado, no".
Un perro "muy especial"
María José cuenta la terrible experiencia, todavía con un nudo en la garganta, para concienciar a los dueños irresponsables de animales: "Mi Coco ya no volverá, pero esto se podría haber evitado si esos perros hubiesen llevado puesto un bozal. Tienen que llevarlo". La mujer, apenada, recuerda con un gran amor a su yorkshire: "Era muy especial porque me lo regalaron mis hijos el día de Reyes, en mi cumpleaños. Mi marido falleció hace tres años y Coco nos trajo la alegría a una casa donde solo se respiraba tristeza".
Le ladraba a los perros grandes, creyéndose incluso más grande que ellos, pero ese día no lo hizo: "Era muy sociable. No es como que se enfrentó a los otros dos, él iba a mi paso, muy tranquilo y bien cogido". Una injusticia que podría repetirse: "Imagínate que les da por morder a un bebé o a un niño. Podría pasar".