Los vecinos de una plaza de Nou Barris vuelven a vivir un "infierno" en sus calles. Desde hace cuatro años, los ciudadanos que viven adyacentes al Centro de Primera Acogida (CPA) contemplan desde el temor una situación cada vez más "insostenible".
Durante este verano, se organizaron una serie de movilizaciones en protesta por la inseguridad que se había instalado en la zona. "Nos han destrozado el barrio", denunciaban los vecinos a Metrópoli.
Ahora, tras unos meses de calma tensa, la inseguridad se palpa con un nuevo repunte de violencia, robos y consumo de sustancias, en especial del "gas de la risa", la droga de moda que se ha disparado los últimos meses en Barcelona.
Centro de día
La primera piedra de todo este entramado se puso hace 15 años con la creación del CPA, aunque desde hace cuatro, "todo ha empeorado", según comentan los vecinos a este medio.
La clave es que, este recinto, decidió abrir un "centro de día", que es el origen de los altercados. Este espacio, a diferencia del CPA, no asiste a las personas que acuden a él ni les dan cobijo, únicamente ofrecen servicios de lavandería y funciona como un punto de encuentro.
"Después se tiran todo el día deambulando por el barrio, entran a la biblioteca, se ponen a dormir encima de los pupitres y molestan, sobre todo, a mujeres", explica un vecino indignado. "Esto se ha convertido en un caos", añade.
Contenedores calcinados en Nou Barris
Adicción al óxido nitroso
El óxido nitroso, comúnmente llamado "gas de la risa", es la sustancia de moda entre los visitantes del centro de día, algo que pone en riesgo a los que conviven alrededor.
"Esta zona está imposible, se puede ver casi a diario: personas campando a sus anchas, con drogas y alcohol, carritos llenos de chatarra, contrabando, peleas, intimidaciones, tirones de cadenas y contenedores quemados", afirma una vecina.
Un barrendero del distrito ratifica esto. "Cada día encontramos unas cuantas bombonas de óxido nitroso tiradas por la vía pública o apiladas en los árboles", confiesa.
Botes de "gas de la risa" apilados en la vía pública
Peligro de los menores
El centro de día, colindante a la biblioteca, a la Escuela Ágora y al Parque Central, es un quebradero de cabeza para muchos padres, y algunos días se han topado con la existencia de excrementos en la zona de juego.
"Yo tengo dos hijas, y una de ellas se encontró con una amiga las heces humanas al querer tirarse por el tobogán", manifiesta una madre.
Dos meses y medio después de este suceso, la madre asegura que el tobogán "no se ha arreglado", que como mucho "le han dado un manguerazo".
“En verano, hasta se llegaron a encontrar jeringas dentro del patio del colegio”, remata.
Excrementos en un tobogán del Parque Central de Nou Barris
"Caso omiso"
Desde la comunidad vecinal, trasladan que se les hace "caso omiso" cuando cuentan lo que están viviendo. "El regidor de Nou Barris, Xavier Marcé, nos concedió una reunión, incluso la propuso él, pero la idea que extrajimos de todo era que nos teníamos que acostumbrar", denuncian.
Aun así, recalcan que, después de las manifestaciones, la inseguridad bajó un poco más, se instaló una patrulla de policía y las fuentes se llenaron --ya que se vaciaron meses atrás porque malgastaban el agua--, pero esto "no es suficiente".
"Lo que conseguimos fue que se aplicara la ordenanza de no pernoctar en la vía pública, y es ahí cuando bajó el volumen de los asentamientos, pero ahora se han esparcido en distintos puntos", explican.
Detención en Nou Barris
Ofrecer atención social
No obstante, fuentes del Ayuntamiento confirman a Metrópoli que "diferentes servicios intervienen en la zona para hacer compatibles los distintos usos del espacio público".
Además, añaden que el objetivo es "garantizar un correcto funcionamiento del centro, ofreciendo atención social a las personas que la necesiten", pues muchas presentan "un perfil de alta complejidad y vulnerabilidad".
La plaza Karl Marx
En relación con esto último, los vecinos observan como los asentamientos han ido desplazándose, aunque continúan en Nou Barris.
El centro de día es el punto de encuentro donde se reúnen, y de ahí deambulan por la zona, pero muchos de ellos, por la noche, se acuestan en unas chabolas localizadas en la plaza Karl Marx, limitando con el distrito de Horta-Guinardó.
"Tenemos miedo de que los que hay en la futura estación de La Sagrera también se vengan aquí y haya tanta cantidad de gente como antes que había 30 o 40 asentamientos", relatan.
Contenedores ardiendo en Nou Barris
Autotoque de queda
Frente a la desprotección para pasear con tranquilidad por las calles, los vecinos han decidido instaurarse un "autotoque de queda", según explican a Metrópoli.
"Cuando se va la luz del día, si no es imprescindible, no se sale", informan. "Algunas calles se evitan, porque las zonas cada vez son más hostiles, y no necesariamente son las menos iluminadas o los callejones".
En este sentido, los ciudadanos que llevan "toda la vida" en el barrio contemplan como lo que conocían de su barrio se va quedando atrás, y como ahora, la "degradación constante" de la zona se hace más notoria.
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