Las elecciones generales y la obtención del título de Liga por parte del Barça eclipsaron la noticia. Las crónicas costumbristas sobre la Feria de Abril en la capital catalana desaparecieron de la agenda mediática, colapsada por los análisis de rigor de estadistas políticos (pitonisos) sobre los resultados electorales. Así que si Inés Arrimadas no se viste de flamenca, con un traje de hace dos años customizado esta vez para que desaparecieran los tonos y detalles amarillos #llibertatpresospolítics y sustituirlos por un azul PP, y se acerca por allí el día previo a la fiesta de la democracia, la mayoría no nos enteramos que esta es la semana que podemos ir a beber rebujito, comer pescaíto frito y tocar las palmas al Fórum.
Y eso que ya el viernes, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, inauguraron la 48ª edición de la Feria de Abril de Barcelona, que arrancaba con el tradicional encendido del pórtico de la entrada del recinto. Pero claro, sus galas eran más sobrias que las de la candidata naranja por Barcelona al Congreso de los Diputados. Sólo la socialista tuvo un detalle al incluir en su estilismo un mantón. Colau y Aragonés son más desaboríos, qué le vamos a hacer... Aprovecho la ocasión para sugerir la posibilidad de que alguna vez algún representante político varón también pueda vestirse de corto en una cita como ésta, que parece que el folclore estilístico ha quedado relegado sólo a las féminas.
Este año, salvo la CUP y el PP (tampoco veía yo a Cayetana Álvarez de Toledo muy predispuesta a estos menesteres), todas las formaciones políticas parlamentarias (Cs, JxCat, ERC, PSC, BComú) tienen nuevamente caseta propia. Y aprovechando la ausencia de los populares (entiendo que tampoco tendrán muchas ganas de juerga después de los malos resultados), Vox también se ha colado. Ya ven, la Feria de Abril de Barcelona no entiende de colores. Gracias que todavía queda algo que nos aúna. ¡Viva la Feria de Abril!