El vehículo privado es el gran enemigo del equipo de Gobierno de Barcelona. Aprovechando la pandemia, comunes y PSC aceleran lo que llaman “la pacificación” de algunas vías. Consell de Cent, Vía Laietana, Valencia, Gran Via, Plaza Espanya, Vía Augusta, Avenida Diagonal, Rocafort y Girona, son algunos lugares elegidos para expulsar al coche, que se suman a otras calles como Manel Girona y Diputació, entre otras muchas. Dicen desde el consistorio que se trata de favorecer el uso de la bicicleta, el patinete eléctrico o la motocicleta.

Sin embargo, el plan municipal, de entrada, sólo colapsará la ciudad. Menos carriles y prácticamente los mismos coches, porque Barcelona es una ciudad que se mueve. En algunas zonas, la reducción de carriles será igual a bloqueo. Un ejemplo, la Gran Via, Consell de Cent y València son tres calles de salida de Barcelona. Porque, aunque la señora Colau y Cia no lo crean, miles de ciudadanos saldrán de la ciudad todos los días para ir a sus lugares de residencia. Si en Gran Vía se recortan carriles y se reduce Consell de Cent a un solo carril, además de actuaciones en algunos tramos de València, el resultado será colapso total. Por si no se acuerdan, tenemos el tapón de la Plaza de las Glòries, gracias a una gestión cuestionable del propio ayuntamiento que hace imposible un tráfico normal. 

Algo similar ocurrirá si se sigue bloqueando la Diagonal de Barcelona, y no digamos Vía Laietana, que solo con los vehículos de reparto se convertirá en un caos durante las horas punta. La entrada en el parking de la Plaza de la Catedral lo auguro con un solo calificativo: apoteósico. O la Gran Vía de entrada, dónde la reducción lateral lo ha convertido en una ratonera desde la Plaza Cerdà a Plaza de España.

Con su eslogan preferido ¿Coche? ¡Go home!, el gobierno de Barcelona pone coto al vehículo privado. Por cierto, la concejal Janet Sanz sigue manteniendo un silencio ensordecedor por el cierre de la fábrica de Nissan. No parece que el tema les preocupe a los miembros del gobierno municipal. Mientras Foment del Treball se ha puesto las pilas creando un grupo de trabajo para buscar soluciones -para estar preparados para cuando esté el ex presidente de SEAT, Luca de Meo, se haga con las riendas de la multinacional nipona el  uno de julio y entonces gestar una salida-, los consellers del ramo, Chakir El HomraniÀngels Chacón, han puesto el grito del cielo. Y el propio presidente Sánchez ha expuesto su preocupación por el cierre anunciado del centro de la Zona Franca, el consistorio ha preferido el silencio.

Cambiar el modelo de movilidad de la ciudad es prioritario, pero a veces se tiene la sensación que es una lucha sin cuartel contra el coche, y en muchas ocasiones descerebrada. Solo hace falta ver las rondas todas las mañanas. A las siete de la mañana, atasco. Por la tarde, más atasco. La movilidad debe ir acompañada de otras medidas no solo coercitivas contra el coche, deben aumentarse los vehículos eléctricos -o es que Colau sube a su casa cada día en bicicleta- porque la ciudad es una rompepiernas y no todos los barceloneses están en forma o tienen la edad para estarlo. Sobre todo, en el transporte público. ¿Por qué es movilidad eliminar el autobús que une el Poble Sec con el Hospital Clínic? Ahora para los abuelos del barrio, ir al hospital de referencia es un caos o, simplemente, un viaje interminable. ¿La señora alcaldesa sabe que la gente mayor no está preparada para ir en bici o patinete?

Y que a todo esto, el consistorio le llame pacificación, es una guasa y de mal gusto. Reinventar la ciudad tiene que ser consecuencia de un plan planificado, no basta con levantar banderas de propaganda barata. Luchar contra la contaminación no es cerrar al tráfico la calle Aragó los domingos, es bastante más, pero algunos viven en su mundo, con un coche híbrido de categoría que los lleva dónde quieren cuando quieren. Si no pregúntenselo a nuestra alcaldesa que farda de coche nuevo.